En una sociedad en continuo cambio es necesario reflexionar sobre los retos y oportunidades que ofrece la Bioética como disciplina global en relación con la ancianidad, especialmente en lo que respecta al cuidado que las personas mayores reciben en los centros residenciales, tal y como se expuso en una jornada organizada por Ballesol y la Cátedra de Bióetica de la Universidad Pontificia Comillas.
Este encuentro estuvo orientado a compartir y transmitir los aspectos éticos derivados de la formación, investigación, planteamientos médicos y avances sociales relacionados con la atención que reciben las personas mayores. En la misma participó Agustín Domingo, Director de la UIMP Valencia, que centró su ponencia, “El arte de cuidar”, en reconocer que “necesitamos organizar los cuidados pensando que no es una técnica, sino que tiene mucho de arte”. Una visión realista sobre una bioética del cuidado muy relacionada con el futuro de nuestras sociedades, “y que quedará determinada por cuidar los unos de los otros”.
Por su parte, Antonio Martínez Maroto, Doctor en Derecho y Gerontólogo, aprovechó su intervención para visibilizar los distintos modelos de envejecimiento activo existentes en la actualidad, destacando que “las personas mayores son menos pasivas, no permiten que se las trate de determinada manera” y reconociendo una certeza: “que tener más edad es una circunstancia que adorna a las personas, no siendo esencial”. Concluyó recalcando que el envejecimiento activo se puede hacer siempre y a cualquier edad, sin olvidar que “la mejor edad es la que tú tienes”.
La problemática del maltrato a las personas mayores, los factores que lo provocan, las maneras de prevenir, diagnosticar y atender los abusos en la ancianidad también fueron objeto de debate en esta jornada de la mano de María Jesús del Yerro, Psiquiatra y Vocal de la Comisión de Deontología del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM). Entre los factores que pueden provocar los malos tratos, esta experta destacó “aquellos que pueden tener que ver con el propio anciano, con las personas que les cuidan, con la institución en la que se producen y factores que tienen que ver con toda la sociedad y los diseños que hacemos de leyes y otros ordenamientos”. En un horizonte de controversia, discriminación y aumento de estas situaciones, Del Yerro advirtió que el maltrato hacia las personas de edad avanzada “es una realidad que está infradiagnosticada y con un cierto pesimismo en el sentido de pensar que no hay recursos ni herramientas”.
“Cuidar la dignidad” fue el tema desarrollado por Rafael Amo, Director de la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas, en una ponencia en la que exploró el decálogo del modelo del psiquiatra Harvey Chochinov basado en la actitud, comportamiento, compasión y diálogo. Desde el plano más práctico señaló que “el residente va a saber que es digno porque yo voy a trabajar con dignidad. Si no conozco a quien trato no puedo tratarlo con compasión”, y recordó que debemos de tratar a los demás como desearíamos que nos trataran.
Javier de la Torre, profesor de Bioética y Teología Moral en la Universidad Pontificia Comillas, comenzó su intervención preguntándose que problemas éticos y morales podemos encontrarnos al final de la vida, para, a continuación abordar la cuestión de la Eutanasia, asegurando que es mucho más que un debate incorporado en la sociedad. Por eso planteó la cuestión de mejorar los cuidados paliativos o aprobar una ley de Eutanasia. “Buenos cuidados paliativos disminuyen las peticiones…” adelantó para asegurar que “no hay formación en cuidados paliativos ni en tratamientos del dolor. Necesitamos que estos sean de calidad, mejores médicos, más alternativas”. Y todo ello desde la premisa de que “es necesario disponer de residencias de calidad donde morir con dignidad”.
La intervención de María Ángeles Ceballos, Doctora Responsable del registro de IIPP de la Comunidad de Madrid, se centró en el cumplimiento de unas instrucciones previas sobre unos derechos y garantías de las personas en el proceso de morir. Aprovechó su ponencia para explicar la utilidad de este documento, “destinado a dejar expresada la voluntad de una persona ante la posibilidad, lejana o próxima, de padecer una enfermedad discapacitante, terminal o degenerativa o desarrollar una demencia”, entre otros supuestos. Para los profesionales que se encuentren ante estos supuestos aconsejó que, “si el paciente está en el proceso de morir y en situación de incapacidad, el equipo asistencial deberá consultar el Registro de Instrucciones Previas dejando constancia en la historia clínica”.
La última intervención de la Jornada celebrada por Ballesol y la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas, corrió a cargo de
Sacramento Pinazo, Doctora en Psicología y Licenciada en Pedagogía, que puso de relieve la importancia de los cuidados intergeneracionales. Y es que el aumento de la esperanza de vida hará que aumenten los cuidados y la necesidad del autocuidado.
En este sentido, se están generando una serie de desafíos que hay que abordar, destacando que “los adultos mayores necesitan sentirse necesitados conforme avanzan en edad”, y en este aspecto es importante juntar generaciones, ya que «los programas intergeneracionales son una vía, un modelo para el envejecimiento activo«. Esta experta enumeró algunos de los condicionantes que determinan la calidad de la relación intergeneracional, como son la frecuencia del contacto abuelos y nietos, la relación cercana, la percepción del abuelo/a como cuidador y maestro, fuente de adquisición de conocimientos, destrezas y habilidades.