Una vez cerrado la consulta abierta por la Comisión Europea sobre el balance de la Estrategia Europea de Discapacidad 2010-2020 para extraer conclusiones sobre el período 2020-2030, desde Lares se apunta que, aunque los ocho ejes de la actual Estrategia Europea de Discapacidad son importantes, se deben implementar acciones concretas y medibles, más allá de la definición de principios, que mejoren la situación de las personas en situación de discapacidad en Europa.
En este sentido, desde la Federación Europea de Empleadores Sociales (FESE), a la que Lares pertenece, se defiende el papel esencial que desempeñan los servicios de apoyo y asistencia para personas en situación de discapacidad, especialmente si se aplican los requerimientos de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (UNCRPD).
Tal y como se indica desde Lares, este nuevo enfoque requiere una mayor cooperación entre los servicios y administraciones y más diálogo entre el servicio social desarrollado en el hogar y en centros residenciales y de día. Sin embargo, desde la crisis de 2007-2008, todos estos servicios, que dependen en gran medida de la financiación pública, se han visto sumidos en dificultades.
A juicio de Lares y de los proveedores de servicios europeos, estas dificultades han tenido un impacto negativo en los trabajadores del sector, especialmente en el ámbito de la discapacidad y la dependencia. Juan Vela, Presidente de Lares, advierte que “los trabajos en este sector se han vuelto menos atractivos por esta primera razón, pero también debido a la mayor carga de trabajo que deben asumir los profesionales”.
En este sentido, para Lares y la FESE la futura estrategia europea puede ser un medio para abordar los diversos obstáculos de acceso a los derechos de las personas en situación de discapacidad, ya sean reglamentarios, administrativos o financieros. Asimismo, Juan Vela destaca que “esta estrategia debe evitar mediante directivas y normas los procesos de concentración de proveedores en un grupo reducido a fin de no pone en riesgo la atención de las personas”. Además, para el Presidente de Lares, “esta estrategia debe revisar los catálogos de servicios de discapacidad dando más fuerza a los servicios de capacitación socio laboral frente a los centros ocupacionales, que frecuentemente impiden el avance en autonomía de las personas”.
Lares defiende que la humanización y la inclusión deben objetivos principales y debe existir un consenso sobre cómo generarla, pues existen posiciones muy enfrentadas y, en ocasiones, muy contradictorias, dentro de las organizaciones del Tercer Sector y la sociedad civil en general. Así, por ejemplo, en España muchas entidades prefieren seguir contando con un servicio más clínico en centros o, en ocasiones, se muestran contrarias a que, por ejemplo, un hijo con Síndrome de Down pueda seguir viviendo con sus padres, si así lo desea, en una residencia de mayores.
Y es que “las necesidades de apoyo están creciendo y se están diversificando y en Europa cada vez hay más preocupación por la discapacidad de personas mayores que al final se convierte en dependencia, una realidad que las entidades del ámbito de la discapacidad no han tenido hasta ahora como prioritaria”, señala el Presidente de Lares, resaltando que, “hay otro tipo de entidades, como Lares o las agrupaciones de ciudadanos, que han trabajado para atender y dar visibilidad a las necesidades y derechos de las personas mayores en situación de dependencia y a quienes, sin tener ese reconocimiento, requieren de atención residencial”. A juicio de Lares, sería una pena que, partiendo de este análisis, las entidades sociales de la sociedad civil se organicen ante estos cambios pensando solamente en sus intereses de financiación.