La fragilidad es una de las mayores amenazas para el gasto sanitario pues los pacientes frágiles, aunque representan el 10% de todas las personas mayores, gastan el 40% del total de los recursos, tal y como se pone de relieve los resultados ADVANTAGE JA, la primera estrategia europea sobre envejecimiento saludable, una iniciativa, liderada por España, y en la que ha participado el Ministerio de Sanidad y diversas comunidades autónomas.
Según un estudio reciente, el coste durante tres meses de tratar a un paciente mayor sin fragilidad es de 642 euros, mientras que el gasto se quintuplica al tratar la fragilidad ya avanzada, con la presencia de 4 o 5 síntomas, ascendiendo hasta los 3.659 euros. Asimismo, los expertos advierten que, con una población cada vez más envejecida, el coste de no diagnosticar y frenar la fragilidad será inasumible para los sistemas sanitarios. En particular, España puede convertirse en el país más envejecido del mundo para 2050, con un 40% de población por encima de los 60 años, por lo que recomiendan actuaciones públicas para un envejecimiento saludable.
Una de las principales medidas que solicita ADVANTAGE JA es el diagnóstico de fragilidad a todos los mayores de 70 años, mediante pruebas basadas en evidencia científica, seguidas de una valoración multidimensional o Valoración Geriátrica Integral (VGI), evaluación que “sólo es realizada en algunos centros sanitarios españoles, a pesar de que debería efectuarse en todos los lugares donde son atendidas personas mayores, desde hospitales hasta centros de salud y residencias”, advierte la doctora Cristina Alonso, coordinadora adjunta de ADVANTAGE JA.
Y es que una de cada diez personas mayores presenta síntomas de la fragilidad, como falta de energía, pérdida de peso, lentitud y limitaciones de movimiento, pero la mayoría desconoce su riesgo de dependencia. Sin embargo, los expertos alertan en el documento que tampoco los profesionales sanitarios suelen actuar ante estos síntomas “ya que existe falta de formación en este ámbito y se tratan, con frecuencia, como signos asociados al envejecimiento”, comenta la doctora Alonso. El resultado del infradiagnóstico es una limitación de la autonomía personal y una mayor morbimortalidad.
La fragilidad se puede frenar e incluso revertir
La buena noticia, según las conclusiones de ADVANTAGE JA, es que la fragilidad, si se diagnostica, puede ser frenada o incluso revertida. Para eso, “es importante indicar un tratamiento individualizado que tenga en cuenta el manejo de los eventos agudos y las enfermedades crónicas centrados en la capacidad funcional, así como la prescripción de ejercicio físico y una nutrición adecuada. En el caso de los pacientes polimedicados es necesario, además, “un especial control para intentar evitar los efectos secundarios y las interacciones”, indica la doctora Alonso.
ADVANTAGE JA asegura en sus conclusiones que “las personas mayores tienen derecho a una atención de calidad, especializada y adaptada a sus necesidades”, y aconsejan seguir un estilo de vida saludable, basado en la dieta mediterránea, abundante actividad física y la evitación del alcohol y el tabaco. Por último, los expertos participantes en este proyecto reclaman más recursos financieros, tanto públicos como privados, en investigación sobre las causas de la fragilidad, su detección y diagnóstico, “acordes con la prioridad de salud que supone”.