Un artículo de Josu Mashi Girón,
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
Técnico Supervisor de País Vasco en la Fundación Siel Bleu España

Salgo de mi última sesión de actividad física en una residencia. Camino lento para recordar mejor los momentos del día. Mientras estábamos en sesión, Juan estaba cantando como el mejor, y lograba con su vigorosa voz que Manuel, que suele estar dormido, comenzara a tararear la misma canción. Se sumaba el coro femenino del fondo y una de las auxiliares que estaba de paso nos apoyaba con palmadas.

Durante la clase fui capaz de observar muchos detalles: la que no podía caminar sin ayuda, comenzaba a hacerlo; el que no conseguía levantarse sólo, lo hacía mejor; la que no le daba al bolo, en esta sesión lo conseguía; el que estaba muy dormido, al menos se mantuvo observando cómo jugaban los demás, y se alegraba cuando conseguía tumbar el bolo. Durante esta sesión de ejercicio pude observar como este grupo cambiaba su estado ánimo y lograban tener una actitud más positiva.

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La actividad física constituye una de las funciones cognitivas más importantes involucradas en el mantenimiento de las actividades de la vida diaria y del funcionamiento independiente

La actividad física constituye una de las funciones cognitivas más importantes involucradas en el mantenimiento de las actividades de la vida diaria y del funcionamiento independiente. Según un estudio publicado por NCBI un entrenamiento físico específico tiene un efecto positivo en la parte cognitiva y resistencia física de una persona en residencia. De acuerdo a este estudio, después de 3 meses de entrenamiento, los participantes pudieron caminar 31,2 m más en 6 minutos que los participantes que no recibieron entrenamiento. Este resultado es considerado clínicamente relevante.

¿Deberíamos considerar a la actividad física como un fármaco que pueda prescribirse?

En una formación llevada a cabo en la residencia Virgen de la Vega de Bizkaia de la mano de Ruben Muñiz, presidente de la Fundación Maria Wolff, éste mencionó la importancia de cambiar el paradigma de atención del usuario, de un tratamiento de detección de síntomas a un tratamiento de detección de síndromes. Si se detecta el síndrome y se trata adecuadamente, muchos síntomas mitigarían y no se necesitaría un fármaco específico para atender a cada uno de estos síntomas. En residencias se podría eliminar sobre todo la aplicación de psicofármacos. Pero para suplir el efecto de los psicofármacos, debemos ofrecer actividades alternativas.

Aquí es donde toman importancia las terapias no farmacológicas. Las terapias no farmacológicas son herramientas que facilitan a los residentes experiencias que les hacen sentir, disfrutar, recordar, pensar creativamente, activar su musculatura y sus articulaciones, empatizar con otras personas, cantar, saborear, bailar… ¡lo que pida el cuerpo!. Estas actividades brindan diversos efectos profilácticos, y no tienen efectos nocivos secundarios.

La Actividad Física Adaptada es considerada una terapia no farmacológica que más allá de mantener y mejorar las capacidades funcionales de los residentes, favorece las relaciones sociales entre ellos; creando un entorno más amigable. La actividad física a cualquier edad se asocia con una mejora del bienestar psicológico; con esta herramienta se logra reducir del estrés, la ansiedad y la depresión. Los efectos del ejercicio sobre la función cognitiva, parecen estar asociados con una mayor expresión de las neurotrofinas. Las neurotrofinas están involucradas en diferentes enfermedades como la epilepsia, Alzheimer, Parkinson y la depresión. El factor neurotrófico puede mejorar la supervivencia, y se ha demostrado que el ejercicio voluntario aumenta.

La importancia del trabajo multidisciplinar para que las actividades no farmacológicas alcancen su máximo potencial

En conversación con Javier Castro, director de la Residencia Virgen de la Vega y Elexalde en Galdakao, recalca la importancia del trabajo multidisciplinar entre auxiliares, familiares, grupo de cuidados clínicos, técnicos de las actividades y dirección para que las terapias no farmacológicas alcancen el máximo potencial. Sin la labor de alguno de los polos de atención del usuario, las terapias no se aprovecharían completamente. Además, Javier incide en la capacidad que debe tener el técnico que lleva a cabo las sesiones para que éstas desencadenen su principio activo positivo para los usuarios.

Como entrenador de actividad física adaptada he ido comprendiendo el valor de nuestra labor en el entorno geriátrico. Nuestro trabajo tiene una parte técnica, que comprende conocimientos de entrenamiento y entendimiento de las enfermedades más comunes en la tercera y cuarta edad, pero al mismo tiempo, conlleva una gran parte emocional y artística. La capacidad que tenemos para gestionar nuestro tiempo y nuestras herramientas para conseguir lo que cada día solicitan nuestros residentes, es lo que nos hace especiales y terapéuticos.

Sin motivación, no hay acción. Sin acción, no hay mejora ni cambio. Los entrenadores físicos somos una pieza más en el engranaje social de familiares, médicos y auxiliares, que puede favorecer el compromiso de los residentes para que se mantengan activos y más saludables.

La vida está llena de detalles, y los residentes la conocen mejor que nosotros porque han vivido todas sus fases. En esta etapa les ha tocado salir de sus hogares y convivir con personas que no han elegido. Cuando tras una sesión sentimos que los usuarios alcanzan una mejora funcional y de autoestima, refuerzan su identidad, y sobre todo, disfrutan de compartir ese momento, entonces nos volvemos a casa plenos y conformes. Paradójicamente y de algún modo, debo también agradecerles a todos ellos, ya que, en muchos días, mi terapia no farmacológica, son ellos.

Bibliografía:

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Olazarán, J., Reisberg, B., Clare, L., Cruz, I., Casanova, J., Del ser, T., … Muñiz, R. (2010). Eficacia de las terapias no farmacológicas en la enfermedad de Alzheimer : una revisión sistemática. Dementia and Geriatric Cognitive Disorders, 178, 161–178. https://doi.org/10.1159/000321458

Olazarán, J., Valle, D., Serra, J. A., Cano, P., & Muñiz, R. (2013). Psychotropic Medications and Falls in Nursing Homes: A CrossSectional Study. Journal of the American Medical Directors Association, 14(3), 213–217. https://doi.org/10.1016/j.jamda.2012.10.020