Entrevista a José Augusto García Navarro,
presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG)
Seis meses después de asumir la Presidencia de la SEGG, ¿cómo valora la situación de la geriatría y gerontología en España?
Desde mi punto de vista estamos en un momento muy positivo. Cada vez hay un mayor número de profesionales dedicados a la geriatría y la gerontología, profesionales con una preparación y proyección nacional e internacional cada vez más notable y con actuaciones cada vez más amplias, tanto a nivel de servicios sanitarios como sociales.
Ahora bien, no hay que olvidar que queda aún mucho camino por recorrer tanto en geriatría como en gerontología.
Ahora estamos como un avión que está despegando: vamos más rápido y en trayectoria ascendente, pero hay que seguir acelerando a tope, porque estamos mejor que hace unos años, pero aún hay que seguir subiendo. Y en estos momentos no podemos dejar de acelerar, no podemos dudar de nuestro gran aporte a la sociedad y tenemos que tener el grado suficiente de confianza y unión para alcanzar altura suficiente y velocidad de crucero.
¿Cuáles son, en su opinión, los puntos fuertes y cuáles sus necesidades?
Los geriatras y gerontólogos siempre han sido, desde el inicio de la especialidad en nuestro país, unas personas entusiastas y dedicadas intensamente a su profesión. Aún hoy lo siguen siendo.
Estos profesionales siempre han entendido que hay que trabajar en equipo con otras profesiones para alcanzar los objetivos. La asignatura del trabajo interdisciplinar que ahora están empezando a introducir otras especialidades médicas y otros campos del conocimiento en general, es algo habitual para los geriatras y gerontólogos de este país.
Además, cada vez es mejor la preparación académica y la formación de nuestros especialistas en geriatría y gerontología.
En resumen, nuestro principal activo son los profesionales que se dedican a la geriatría y la gerontología. Profesionales entusiastas, entregados, que saben que el equipo es lo que importa y con cada vez mejor formación. Y, afortunadamente, cada vez hay más.
Respecto a las necesidades podríamos hacer una larga lista, pero yo destacaría unas cuantas. En primer lugar, la necesidad de ampliar la docencia de geriatría en el grado de medicina y que esta docencia la den especialistas en geriatría. Creo también necesaria ampliarla en otras disciplinas como enfermería, fisioterapia, terapia ocupacional, etc. Y también ampliar los conocimientos sobre el envejecimiento en otras disciplinas no médicas. Hay que potenciar la incorporación de geriatras y gerontólogos a programas serios de investigación básica y aplicada.
Y también es necesario formar e introducir a los profesionales en puestos de decisión y planificación sanitaria y social. La especialidad ya se debe notar desde el primer momento a la hora de asignar recursos en un centro de atención primaria, en una universidad, en un hospital o en una residencia de ancianos… Y es evidente que hay que seguir incrementando los servicios de geriatría hasta llegar a todos los hospitales y zonas geográficas y mejorar la financiación y la calidad asistencial de nuestros servicios sociales.
Los retos demográficos, la influencia de la tecnología, la esperanza de vida de un grupo de población tan numeroso e influyente y problemas como las pensiones han situado a las Personas Mayores en un foco muy importante ¿Cuáles son las prioridades de la SEGG y de la geriatría en general que van a centrar el trabajo de la sociedad y que quieren transmitir a la opinión pública?
Nosotros queremos que se traslade a la sociedad una imagen positiva del envejecimiento. De forma simple hacerse mayor es sumar años, y hoy día tenemos cada vez a un mayor número de personas mayores que son activas física, mental y socialmente. Para estas personas, que son la gran mayoría del colectivo de personas mayores, nos preocupa y queremos estar presentes desde la SEGG en el debate de las pensiones, del envejecimiento activo, del papel de estas personas en la sociedad y su participación en el tejido productivo y de la necesidad de establecer un nuevo pacto intergeneracional.
También hay que ser consciente que al final de la vida muchas de estas personas sufrirán enfermedades y dependencia. Y éstas son personas complejas para los sistemas clásicos de cuidados sanitarios y sociales. Aquí es necesario sí o sí, disponer de servicios de geriatría en cada territorio (actuando en los hospitales y también en domicilio, codo a codo con otros especialistas médicos y con los equipo de atención primaria), de diversificar y potenciar la cartera de servicios sociales, es decir flexibilizar hacia modelos centrados en la persona nuestras residencias, centros de día y servicios domiciliarios.
La tecnología nos ayudará en el control, seguimiento y detección de alarmas, provisión de nuevos servicios, etc. pero no hay que olvidar que es un medio. Y que no podrá reemplazar a las personas que se dediquen a cuidar (cada uno desde su profesión) a nuestros mayores.
¿Se prevé plantear peticiones concretas a la Administración?
Ya estamos en ello. Hemos solicitado poder tener contacto con el nuevo gobierno en los campos que afectan a la geriatría y la gerontología. Y con diferentes gobiernos regionales. Ya hemos establecido contacto con el, hasta ahora, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales y Consumo. Y con algunas consejerías de sanidad de comunidades autónomas. Queremos que tengan en cuenta a la SEGG en el reto global del envejecimiento que afronta nuestro país, en la mejora e incremento de los servicios sociales y en la potenciación y despliegue de la especialidad de geriatría en el sistema sanitario.
Para las comunidades donde no existe la geriatría, que son País Vasco y Andalucía, queremos que exista. No se puede seguir discriminando de forma positiva y consciente a las personas mayores con enfermedad compleja de dos regiones de nuestro país que suman 10,6 millones de habitantes (un 23 % de la población española).Y también queremos mejorar la enseñanza de la geriatría en el grado de las profesiones que se dedican a las personas mayores.
¿El lema de “Envejecer, ¿un desafío?” del próximo Congreso Nacional de la SEGG va a permitir abordar el envejecimiento en muy diferentes vertientes. Puede resumir algunos de los ejes de actuación necesarios para conseguir un envejecimiento en positivo?
Todos los geriatras y gerontólogos saben que es necesario potenciar el trabajo transversal para que el envejecimiento se introduzca en todas las políticas públicas y en la planificación y estrategia de las empresas privadas.
Uno de las grandes tendencias que todos los especialistas de todos los campos (banca, construcción, medio ambiente, consumo, tecnología, salud, etc.) marcan es la influencia del envejecimiento de la población en sus estrategias (lo que llaman genéricamente “megatrends”).
Conseguiremos un envejecimiento en positivo si impregnamos de saber gerontológico el diseño de nuestras casas y de nuestros barrios, si potenciamos una alimentación saludable, si incrementamos los programas de ejercicio físico, si diseñamos programas que favorezcan la integración social en nuestro barrios y si ayudamos a los diferentes sectores a adaptar sus productos a las personas mayores, desde un teléfono a un electrodoméstico o un vehículo.
Y, por supuesto, cuando aparezca la enfermedad y la dependencia, especialmente en situaciones de elevada complejidad hay que ofrecer atención geriátrica especializada. Hablemos alto y claro: a la persona mayor con enfermedad compleja lo tiene que tratar un geriatra. Igual que hemos conseguido que ningún niño esté sin pediatra, tendremos que conseguir que a la persona mayor con enfermedad compleja lo valore y haga su seguimiento un geriatra.
De todo esto hablaremos en el Congreso de Madrid al que invito a participar a todas las personas de la SEGG y también a las que tengan interés en la geriatría y gerontología, aunque no sean socios.
En algún momento han mostrado su preocupación por la imagen negativa del envejecimiento ¿van a trabajar para potenciar todo lo positivo que aportan las personas mayores?
Sí. De forma decidida. No podemos consentir en la SEGG que se trate de forma negativa o despectiva a las personas mayores. Este cambio en positivo implica la transmisión de una imagen diferente en contenido y en formas.
Como hechos concretos le citaré dos muy recientes que estamos trabajando desde la SEGG: hemos revisado las imágenes que se proyectan en nuestra documentación y en nuestra página web, y lo seguiremos haciendo en el futuro. Y también estamos elaborando un manual de estilo para que todas nuestras publicaciones se adecúen a unas normas de tratamiento respetuoso con las personas mayores. Estamos potenciando nuestra presencia en medios de comunicación para transmitir esta imagen.
No podemos olvidar que somos una sociedad científica que está en el momento adecuado y en el sitio adecuado: en una sociedad, la española, que es de las más longevas del mundo y en un momento donde el envejecimiento ya empieza a preocupar a nuestras administraciones.
Depende de todos nosotros, como socios de la SEGG, transmitir esta necesidad de prestar más y mejores servicios y, también, de dar una nueva imagen. Y lo vamos a conseguir si entre todos sumamos. No me cabe duda.