La dificultad para tragar o disfagia, un trastorno relativamente frecuente, conlleva que una persona requiera más tiempo y más esfuerzo para conseguir dirigir los alimentos desde la boca al estómago. Aproximadamente el 20% de la población presenta disfagia, como destaca la Dra. Paloma Pinacho Martínez, del Servicio de Otorrinolaringología (ORL) del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
Esta experta advierte que la principal consecuencia de la disfagia es que se genera un problema de seguridad y de eficacia de la deglución para las personas que la sufren. Y existen algunos colectivos de pacientes con especial riesgo para padecerla, como son los ancianos, los pacientes con cánceres de cabeza y cuello (laringe, faringe, oral…), los enfermos ingresados y las personas con enfermedades neurodegerativas (especialmente neuromusculares).
La Dra. Pinacho señala que los síntomas pueden ser muy variados y pueden coexistir, dependiendo de la causa de la disfagia, destacando por ser los más comunes:
- Babeo
- Sensación de “atasco” de los alimentos
- Residuo bucal
- Estornudos, fetidez, regurgitación nasal
- Sensación de cuerpo extraño en la garganta, carraspera
- Vómitos
- Regurgitación
- Mal aliento
- Tos
- Voz húmeda
- Atragantamiento y cianosis
- Pérdida de peso
A pesar de su alta prevalencia, la disfagia está infradiagnosticada. Aproximadamente el 90% de la población que la sufre no está diagnosticada ni correctamente tratada, según datos de la European Society for Swallowing Disorders (ESSD), en muchos casos debido a que los pacientes presentan alteraciones cognitivas y no pueden responder a los procesos de evaluación funcional.
Para un correcto diagnóstico la especialista del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Nuestra Señora del Rosario indica que es necesario un completo interrogatorio en la consulta, así como una exploración otorrinolaringológica detallada, incluyendo la exploración fribroscópica de la faringe y la laringe. “En cuanto a las pruebas complementarias, en ocasiones puede ser necesaria una radiografía de tórax (si se sospecha neumonía aspirativa asociada), tránsito esofagogastroduodenal o manometría esofágica”, aclara la doctora.
Las pruebas de elección para el diagnóstico son la videofluoroscopia y la videoendoscopia de la deglución. “La videoendoscopia de la deglución evita la irradiación y es más accesible, ya que se realiza en la consulta de Otorrinolaringología, explorando la faringe y la laringe con un endoscopio flexible mientras se ingieren líquidos y sólidos de distintas texturas”, señala la Dra. Pinacho.
Por lo que respecta al tratamiento de la disfagia, tal como apunta la otorrinolaringóloga debe ser multidisciplinar y puede ser conservador o quirúrgico. “El método conservador consiste en la modificación de la dieta hacia texturas y volúmenes de alimentos que puedan ser manejados por el paciente con seguridad y también en un tratamiento rehabilitador, enseñando a los pacientes posturas, maniobras y ejercicios que mejoren la eficacia y la seguridad”. No obstante, en algunos casos seleccionados puede estar indicado el tratamiento quirúrgico, indica la Dra. Pinacho Martínez, que participará en la próxima jornada del ciclo divulgativo ‘Martes de Salud‘, dedicado a las patologías ORL. Tendrá lugar el día 25 de febrero, a las 18 horas, en la sala de conferencias del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
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