Aquellas personas que han tenido una fractura previa incrementan el riego de padecer una fractura por fragilidad hasta en un 86%. Gran parte de ellas se podrían evitarse desde las Unidades de Coordinación de Fracturas, ya que contribuyen a que el 70% de los pacientes con fracturas mantengan el tratamiento de prevención.
Las fracturas por fragilidad son aquellas roturas de huesos ocasionadas por un traumatismo de bajo impacto, es decir, podría ser por una simple caída, quedarían excluidas aquellas provocadas por un accidente. Estas fracturas se producen por la propia “fragilidad” de los huesos que terminan rompiéndose ante un pequeño golpe.
La identificación y el tratamiento de la osteoporosis en los pacientes de alto riesgo, por lo general son inadecuados, mientras que en las Unidades de Coordinación de Fracturas más del 95% de los pacientes son diagnosticados, tratados y/o remitidos adecuadamente para la atención de la osteoporosis. Sin estas unidades menos del 25% de los pacientes son diagnosticados, tratados o remitidos para la atención de esta enfermedad ósea. Así se puso de manifiesto en el I Simposio de Osteoporosis y Artrosis, organizado por la Sociedad Española de Reumatología, celebrado en A Coruña, y en el que ha participado la biofarmacéutica UCB.
En España hay alrededor de 50 Unidades de Coordinación de Fracturas, un número que, “a pesar de su incremento, no es suficiente, dado que las fracturas son un tema sanitario de primer orden, y sobre todo las fracturas de cadera”, tal como subraya el doctor Josep Manel Cancio Trujillo, médico adjunto en el Centro Sanitario El Carme, en Badalona, y uno de los participantes en el simposio que habló sobre el ‘Rol de las Unidades de Fractura por Fragilidad’. Según el doctor Cancio, “está demostrado que estas unidades ayudan a que el 70% de los pacientes con fracturas mantengan el tratamiento de prevención secundaria de las fracturas por fragilidad al año, casi el doble de lo que ocurre en la práctica estándar, por lo que su puesta en marcha en todo el territorio debería ser más que meditada desde la Administración”, explica.
A pesar de los beneficios demostrados de la prevención secundaria, en la actualidad menos del 20% de los pacientes reciben tratamiento después de sufrir una fractura por fragilidad, lo que sumado a la baja tasa de adherencia al tratamiento por parte de los pacientes (inferior al 50%), conlleva que una muy baja proporción de la población con alto riesgo de fractura esté realmente protegida frente a nuevas fracturas. “Por ello, es necesaria la implantación de un abordaje sistemático de la prevención secundaria de fracturas para detener el círculo vicioso de la fractura por fragilidad”, indica este especialista.
El doctor Cancio presentó el funcionamiento de la Unidad de Fractura del centro en el que ejerce su labor profesional y terminó destacando que estas unidades son coste-efectivas en el tratamiento de la prevención de nuevas fracturas, además de implementar un manejo multidisciplinar de la osteoporosis y sus consecuencias. “Para conseguir los buenos resultados de una Unidad de Coordinación de Fracturas, se requiere un coordinador dedicado y la plena cooperación de cirujanos ortopédicos y residentes, técnicos ortopédicos, profesionales de la salud afines (enfermeras, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, y trabajadores sociales), entre otros”, explica el doctor.
Las fracturas más graves son las de cadera por su alta morbimortalidad
Para poner en contexto el número de fracturas que hay en España y el coste sociosanitario que suponen para el sistema sanitario, participó el doctor Josep Blanch i Rubió, jefe de Sección de Reumatología del Hospital Universitario del Mar de Barcelona, con su ponencia titulada ‘Carga socio-sanitaria de la Fractura por Fragilidad’.
En España hay 3 millones de personas afectas por la osteoporosis, cuya principal consecuencia son las fracturas por fragilidad de las que, cada año, se registran unas 330.000. “Las fracturas más graves son las de cadera ya que provocan una elevada morbimortalidad. Se calcula que todas las fracturas por fragilidad ocasionan una pérdida de más de 100.000 años de vida ajustados por calidad de vida (AVAc) al año”, explica el doctor Blanch.
Este especialista destaca también que “las fracturas además suponen unos costes enormes para el sistema sanitario: alrededor de 4.200 millones de euros anuales. A pesar de tener fármacos eficaces y que han demostrado una ratio de coste-efectividad positiva, existe un infratratamiento de esta patología, por lo que es necesario implementar políticas sanitarias que aborden de una vez, este problema», alertando que “si no ponemos remedio, el futuro que nos espera será peor, debido al envejecimiento poblacional. Se calcula que, en el año 2030, los costes por este tipo de fracturas por fragilidad alcanzarán los 5.500 millones de euros anuales”, concluye.
Por todo ello, desde la Sociedad Española de Investigación Ósea (SEIOMM) se está facilitando la creación de nuevas Unidades de Fractura por Fragilidad (Fracture Liaison Services -FLS-, denominadas en inglés) a nivel nacional en el marco del Proyecto FLS Excellence. Este proyecto pretende identificar aquellas Unidades que puedan ser referentes en información y formación, para facilitar los pasos a seguir en la creación de nuevas Unidades adaptadas a las características de su entorno para mejorar abordaje de los pacientes con fracturas.
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