Los neurorradiólogos intervencionistas advierten que, con motivo de la pandemia de COVID-19 y el miedo a un posible contagio, las personas con síntomas de ictus no acuden a los hospitales o lo hacen cuando es demasiado tarde, pese a que, en el caso de no detectarse a tiempo, sufrir un accidente cerebrovascular puede causar daños irreversibles…
Tal y como apunta el doctor Pedro Vega, responsable de la Unidad de Neurorradiología Intervencionista del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), «desde que se ha decretado el estado de alarma, el número de consultas por ictus isquémico agudo ha disminuido de manera drástica, hasta un 50%. Esto puede ser debido a tres motivos: el colapso de los servicios de emergencias extrahospitalarias, el temor de los pacientes a contagiarse de COVID 19 al acudir a los hospitales y los factores relacionados con el cambio del estilo de vida que supone el confinamiento. En el caso de Asturias, en ningún momento se ha colapsado el sistema sanitario, por lo que probablemente influyen más los otros dos factores».
Este especialista pide la colaboración de todos los profesionales sanitarios para tranquilizar a la población y trasladar el mensaje de que las Urgencias de los hospitales donde se recibe a los pacientes con sospecha de ictus están aisladas de las unidades de pacientes con COVID-19. En este sentido destaca que «generalmente se generan circuitos ‘limpios’ y ‘sucios’ para separar las zonas donde se ubica y trata a los pacientes COVID positivos. Esto no solo sucede en el Servicio de Urgencias sino en todo el hospital, incluidas las unidades de cuidados intensivos (UCI) y las unidades de hospitalización y quirófanos. También se reservan equipos de radiología para tal fin. De esta forma, se evita que los pacientes COVID negativos que consultan por otros motivos utilicen los mismos espacios que los pacientes COVID positivos».
Cómo actuar ante los primeros síntomas del ictus
En España se detectan cada año 120.000 casos de ictus. El accidente cerebrovascular es el principal motivo de discapacidad en el adulto y la primera causa de muerte en mujeres y la tercera en hombres, con un total de 40.000 fallecimientos anuales en nuestro país. Por ello, los especialistas recuerdan que, a pesar del contexto actual, es primordial que la población sepa reconocer los síntomas del ictus y acuda a urgencias lo antes posible para evitar situaciones de discapacidad severa y mortalidad.
El Dr. Vega hace hincapié en cómo detectar los síntomas del ictus y cómo actuar. «Los más fácilmente detectables son la parálisis facial de origen central, los trastornos del lenguaje (expresión y comprensión) y la pérdida de fuerza del brazo y/o pierna de un lado del cuerpo. Por eso, en las campañas de detección precoz del ictus, se suele insistir en que el paciente sonría (detección de parálisis facial), que conteste a alguna pregunta concreta y diga qué es un objeto que se señala (detección de trastornos del lenguaje), y que levante y mantenga durante un tiempo los brazos y/o las piernas (detección de la pérdida de fuerza de las extremidades). Las vías de diagnóstico y tratamiento de los pacientes con ictus isquémico agudo continúan funcionando con normalidad por lo que, a pesar de la pandemia, deben contactar con el 112 si aparecen síntomas sugestivos de ictus», indica el responsable de la Unidad de Neurorradiología Intervencionista del HUCA.
También insiste en la importancia de ganar tiempo para prevenir las secuelas del ictus, ya que «tiempo es cerebro. Gran parte del tejido cerebral isquémico permanece sin dañarse durante una cierta cantidad variable de tiempo gracias al flujo arterial indirecto (colateralidad). Cuanto antes llegue el paciente a su hospital de referencia y reciba el tratamiento adecuado, se incrementan las posibilidades de que el tejido cerebral no se dañe de forma irreversible y, por lo tanto, de que el paciente se recupere bien clínicamente, sin secuelas«.
Por este motivo, todos los esfuerzos están volcados en que el estrés al que está sometido el sistema sanitario no afecte a las unidades de atención al ictus. El Dr. Vega señala que en los hospitales de referencia para el abordaje de los accidentes cerebrovasculares continúan desarrollándose las terapias habituales. «El tratamiento más eficaz para este tipo de pacientes es la trombectomía mecánica que realizamos los neurorradiólogos intervencionistas. Consiste en la extracción del trombo causante de la oclusión arterial a través de un cateterismo, tras la punción de la arteria femoral, utilizando unos dispositivos especialmente diseñados para tal fin», concluye el experto.
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