Existe una relación directa entre la COVID-19 y las patologías previas, que condicionan la gravedad del desarrollo de esta enfermedad, tal y como pone de relieve el ‘Estudio Sanitas COVID-19’ que esta compañía ha realizado con los datos agregados de sus clientes ingresados en centros hospitalarios por coronavirus durante el mes de marzo.
Aunque también hay casos de personas sin patologías previas o causas conocidas, de los datos analizados por Sanitas se desprende una correlación entre enfermedades cardiacas, respiratorias y oncológicas y la gravedad del ataque de COVID-19. Los historiales médicos previos de los clientes de la aseguradora también han permitido establecer una relación entre los efectos del coronavirus y las afecciones previas más comunes.
En concreto, los asegurados de más de 60 años que han realizado algún servicio médico relacionado con prótesis internas en los últimos 12 meses, como lo es la implantación de un ‘stent’ por una afección cardiaca, tienen un 400% más de opciones de terminar ingresados por COVID-19 que los asegurados de Sanitas en general.
De la misma manera, los resultados reflejan que los pacientes de Sanitas de entre 30 y 60 años que han sido ingresados en los últimos 12 meses por una afección relacionada con el proceso de un radiodiagnóstico, es decir, personas con tratamiento por una enfermedad oncológica, aumentan de forma exponencial (se multiplican por más de diez veces) las posibilidades de ser ingresados en un centro hospitalario por coronavirus. A destacar también la relación entre tratamientos como las cirugías y terapias respiratorias y la gravedad del proceso por COVID-19, ya que, en ambos casos, se multiplican por cinco los ingresos.
Para realizar este informe, se han analizado datos de 675 pacientes de Sanitas afectados por coronavirus, los cuales, han recibido atención en hospitales de diferentes zonas del territorio nacional. Los resultados que se han obtenido de la muestra estudiada corroboran, en la mayoría de los apartados analizados, algunas de las conclusiones de otros estudios publicados recientemente por las instituciones y autoridades sanitarias en cuanto al perfil de personas de riesgo y principales síntomas y consecuencias derivadas de COVID-19.
Edad
Según recoge el estudio de Sanitas, la franja de edad afectada de forma más grave por el coronavirus es la comprendida entre los 66 y los 75 años, que acumula más de un 25% de los ingresos en hospitales a nivel nacional, mientras que el siguiente tramo de edad con más ingresos corresponde al de más de 75 años, que acumula entre un 15% y un 25% de los casos.
Género
El informe señala, asimismo, que el virus tiene un mayor impacto en hombres: la infección es más grave en ellos y así se contempla en los datos de hospitalizaciones e ingresos en UCI. A pesar de que, del total de asegurados de Sanitas, más de un 50% son mujeres, de entre los pacientes ingresados por coronavirus en hospitales en el mes de marzo seis de cada diez son hombres. Este mayor número de ingresos hospitalarios en varones coincide en todas las zonas del país que se han analizado durante el mes de marzo.
Ingreso en UCI
Con respecto a los ingresos en UCI, el porcentaje de pacientes atendidos que se derivaron a estas unidades no superó el 30%, aunque existen ligeras variaciones entre territorios. Las unidades de cuidados intensivos recibieron un 15% de pacientes de media, sobre el total de asegurados ingresados nivel nacional.
Patologías previas
Para el segmento de ingresados de más de 60 años en hospitales propios de Sanitas, las patologías previas siguientes pueden incidir en la gravedad de la enfermedad: prótesis internas-stent (multiplica el riesgo por más de 4), oncología radioterápica, es decir, personas que padecen algún tipo de cáncer, (más que duplica), cirugía cardiovascular (triplica) y hematología y hemoterapia (más que cuadruplica el riesgo).
El objetivo de este estudio es contribuir a describir el impacto de la enfermedad en nuestro país y extraer conclusiones con vistas a investigar cómo actúa el virus y cuáles son los grupos de personas con mayor riesgo de sufrir problemas de salud graves derivados del mismo, de manera que se puedan tomar decisiones para prevención, tratamiento y necesidad de recursos asistenciales.