El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) apremia para atajar el problema de la soledad no deseada que sufren más intensamente las personas con discapacidad o mayores, dado que ocasiona un “castigo social” y una “miseria relacional” que “merma la dimensión comunitaria de la que precisa todo ser humano”.
En estos términos se manifestó el presidente del CERMI Estatal, Luis Cayo Pérez Bueno, durante el webinar ‘La soledad no deseada, la más insidiosa forma de exclusión’, organizado por Fundación ONCE y moderado por el periodista Juan Antonio Ledesma, y cuya apertura corrió a cargo de la secretaria general de Fundación ONCE, Teresa Palahí.
En su intervencióPalahí recordó que un estudio de Fundación ONCE pone de relieve que más de la mitad de la ciudadanía española admite haber experimentado en algún momento cierta sensación de soledad, y que una de cada diez personas asegura haberse sentido sola con mucha frecuencia.
Lamentó, además, que la soledad sea un problema que afecta de manera agravada a las personas mayores o con discapacidad, dado que afrontan dificultades añadidas como la falta de accesibilidad de viviendas para poder salir libremente de sus casas. “Esta situación se agudiza cuando la discapacidad es sobrevenida”, indicó.
En su ponencia, el presidente del CERMI reclamó a las administraciones públicas un mayor esfuerzo para “acercarse, atacar y acabar con el problema de la soledad”, aunque subrayó el papel que tienen las organizaciones sociales y del sector de la discapacidad en la lucha contra esta problemática, que “debe estar en un lugar cada vez más preferencial” en su agenda. “Yo no quiero pensar solo que harán los gobiernos, porque no espero demasiado de los poderes públicos, pero desde las organizaciones sociales sí podemos hacer bastante como impulsoras del cambio social”, resaltó Pérez Bueno.
La falta de accesibilidad incrementa el aislamiento social
El responsable del CERMI desgranó los principales elementos que, en su opinión, influyen para incrementar el “aislamiento social” que sufren muchas personas con discapacidad, “sin necesidad de que exista un cartel que diga expresamente a la persona con discapacidad que no es bienvenida”. Entre estos factores destacó las carencias en materia de accesibilidad física, sensorial y cognitiva de múltiples entornos y servicios.
Otra razón que incrementa el riesgo de sufrir soledad no deseada, según detalló, es que “muchas decisiones de nuestras vidas no dependen de nosotros, sino que están residenciadas en otras personas. En ocasiones, tenemos poco o nulo poder sobre nosotros mismos y dependemos de entornos familiares, elementos del entorno, administrativos o judiciales, entre otros”.
Así, pidió reforzar la apuesta por la autonomía personal y los apoyos necesarios para la toma de decisiones cuando sea necesario, porque “hay muchas personas con discapacidad que no están empoderadas vital y existencialmente y su vida está atravesada de dependencias y supeditaciones, lo que supone un caldo de cultivo que asfixia”.
El presidente del CERMI denunció también el menor nivel de renta de la mayoría de personas con discapacidad en comparación con el resto de la población, al tiempo que afrontan más gastos derivados de su discapacidad, lo que dificulta que puedan acceder al ocio, al deporte o a la cultura, “entornos en los que se pueden conocer a otras personas”.
Además, Luis Cayo Pérez Bueno advirtió que muchas personas con discapacidad asumen conceptos de sí mismas de menosprecio, porque “lo que hemos hecho es interiorizar lo que de un modo burdo, aunque cada vez más tácito, proyecta la sociedad. Lo que está instalado en el imaginario colectivo que, además, no necesita expresarse, porque ahora sería políticamente incorrecto”.
De este modo, explicó que “las personas con discapacidad se sienten como sujetos de menor valor, menos atractivos y lúcidos para la relación interpersonal, para esa mínima estima que hace falta para salir al círculo social”. En este sentido, incidió en la importancia de promover iniciativas que sirvan para que las personas con discapacidad puedan adquirir y reforzar habilidades sociales.
Pérez Bueno insistió en la urgencia de luchar contra todos los factores esbozados y en la importancia de promover estudios e investigaciones que contribuyan a ahondar en el conocimiento existente sobre la soledad en general, y la que sufren las personas con discapacidad y de edad avanzada, en particular. “No hemos nacido para nuestra propia persona, ni para complacernos o agotarnos en la relación con uno mismo, sino que hemos venido a este mundo para desligarnos y relacionarnos con los demás y para cocrear”, concluyó Pérez Bueno.