Aunque el hecho de tener osteoporosis no aumenta el riesgo de tener coronavirus, su presencia contribuye a incrementar las comorbilidades en personas con COVID-19 y les confiere una mayor susceptibilidad a sufrir una fractura por fragilidad, tal y como se puso de manifiesto durante un encuentro online organizado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Este hecho, junto a la evidencia de que más del 80% de las personas que han documentado la presencia de COVID-19 en España son mayores de 70 años y presentan generalmente comorbilidades, hacen aún más necesario en estos momentos una evaluación y seguimiento especialmente exhaustivo en Atención Primaria de las personas que tienen una osteoporosis diagnosticada, advirtieron los especialistas que participaron en este webinar de SEMERGENVIVO, los doctores Rafael Micó, secretario general de SEMERGEN, Carlos Gómez Alonso, médico de la Unidad del Metabolismo Óseo del Hospital Universitario Central de Asturias, y Cristina Carbonell, médico de Familia y miembro del Grupo de Trabajo de Aparato Locomotor de SEMERGEN.
La mitad de los pacientes abandonan el tratamiento durante el primer año
Durante esta reunión virtual se planteó cómo manejar al paciente con riesgo de fractura por fragilidad en el contexto actual de pandemia por coronavirus; en concreto, como señaló el Dr. Micó, “se ha revisado cómo ha afectado la COVID-19 a los pacientes con fracturas previas, se ha evaluado la situación actual de ingresos por fracturas, se han descrito los déficits y mejoras que deben introducirse en la continuidad de los cuidados y la prevención de nuevas caídas en este grupo de población y se ha puesto también el acento en la adherencia al tratamiento”.
Y es que, como subrayó el Dr. Rafael Micó, médico de Familia en el Centro Fontanars dels Alforins del Departamento Salud Xátiva-Ontinyent (Valencia), “uno de los principales problemas a los que se enfrentan los pacientes osteoporóticos es el cumplimiento terapéutico, ya que alrededor de un 50% abandonan el tratamiento antes de terminar el primer año”.
Por ello, según la Dra. Cristina Carbonell, directora de EAP Via Roma (Barcelona), recalcó «la importancia de cumplir con el tratamiento prescrito en pacientes con osteoporosis sigue siendo clave, y más aún en estos momentos”; y es que, “cuando se abandona el tratamiento se pierde gran parte del beneficio obtenido”. A su juicio, “un adecuado seguimiento telefónico o a domicilio del paciente ayuda a minimizar este problema, así como a evitar nuevas fracturas”.
Y es que resulta clave identificar y tratar lo antes posible un paciente que ha sufrido una fractura, “para disminuir el riesgo que sufra nuevas fracturas, con la morbilidad-mortalidad que lleva asociada y merma de la calidad de vida”, afirmó la Dra. Carbonell.
Ventajas frente a la COVID-19 del paciente osteoporótico tratado
Pero, además, se puso de relieve que los pacientes con osteoporosis que reciben tratamiento para hacer frente a esta enfermedad y evitar sus complicaciones (las caídas y fracturas óseas) parecen mostrar una respuesta diferenciada respecto a la población general frente a la COVID-19. Como expuso el Dr. Carlos Gómez, “los pacientes con osteoporosis en tratamiento médico pueden tener ciertas ventajas respecto a los no tratados”.
En concreto, se ha demostrado que la vitamina D modula el sistema inmune. Según citó el Dr. Gómez, “hay un estudio ecológico por países que sugiere una mayor mortalidad por COVID en función de sus niveles de vitamina D, así como otros que documentan generalmente valores de vitamina D más bajos en pacientes con COVID”. Actualmente, hay en marcha numerosos ensayos clínicos para testar esta hipótesis.
Junto a esto, se cuenta actualmente con varios estudios que demuestran una mejor supervivencia en la UCI, sea cual sea el motivo de ingreso, en los pacientes con tratamientos previos con bisfosfonatos. Además, estudios experimentales en animales muestran que el ácido zoledrónico puede aumentar la esperanza de vida en estos casos. Por su parte, denosumab, debido a su efecto sobre células monocito-macrófagos y como inhibidor de diferenciación osteoclástica, podría modular la respuesta hiperinmune observada en la COVID-19.
Un aspecto esencial a garantizar en estos casos, como advirtió el Dr. Carlos Gómez, es la continuidad terapéutica, “especialmente con aquellos fármacos que no se acumulan en el hueso y cuyo efecto es reversible a corto plazo”.
Consejos a seguir para afrontar las consecuencias del confinamiento
Y es que mantener el tratamiento osteoporótico prescrito resulta fundamental, más aún cuando “se espera un rebrote de fracturas tras el confinamiento, por aumento de caídas secundarias a la atrofia muscular y la inestabilidad”, prevé el Dr. Carlos Gómez, quien sugiere que “las fracturas por fragilidad seguramente han disminuido durante el confinamiento, posiblemente por menor actividad/riesgo de caídas”.
En concreto, para afrontar las posibles consecuencias del confinamiento en pacientes con osteoporosis, se insiste en la implementación de medidas básicas de prevención. “La atrofia muscular y la rigidez articular debe prevenirse siempre, y especialmente durante el confinamiento, con ejercicios sencillos, baile…”, indicó el Dr. Carlos Gómez, quien aconseja que, “aparte de los ejercicios preventivos, pueden evitarse caídas con el uso de calzado adecuado, una ayuda (bastón/paraguas), gafas apropiadas o el control exhaustivo del empleo de medicación sedante en horas de actividad”. A modo de ejemplo concreto, este experto ha informado que “es más eficiente para recuperar hueso y músculo, y tiene menor riesgo de caídas, subir que bajar escaleras, aunque sea muy despacio”.
En cuanto a otras medidas esenciales a implementar, el este webinar de SEMERGEN se subrayó la necesidad de hacer prevención primaria para evitar la enfermedad, prevención secundaria para evitar la fractura y prevención terciaria para evitar las consecuencias de la invalidez producida por la fractura. Y es que, según se destacó, “los efectos de esta enfermedad no sólo afectan a la calidad de vida sino que, también, incrementan el coste asistencial tanto directo como indirecto», han coincidido en señalar los participantes en esta reunión.
Realizar ejercicio físico, no fumar, moderar el consumo de sal y consumir un aporte adecuado de calcio y vitamina D, evitar las caídas y tener buena adherencia al tratamiento son algunas de las recomendaciones para prevenir la osteoporosis. “La pandemia de coronavirus no es excusa para relajar ninguna de estas medidas; al revés, debería ser un aliciente para implementarlas aún con mayor rigor y de manera más estricta”, según el Dr. Micó. Además, y sin incumplir las restricciones actuales de distanciamiento social, se deben fomentar las interrelaciones personales después de una fractura por fragilidad (algo probablemente más fácil de lograr en un medio rural que urbano.
Osteoporosis, una enfermedad crónica de elevada prevalencia
La osteoporosis es una enfermedad crónica de elevada prevalencia y que supone un alto coste económico y social en nuestro país. Es una enfermedad silenciosa caracterizada por la pérdida de densidad ósea y cambios en la microestructura de los huesos. En España unos 3 millones de personas sufren esta patología, siendo las mujeres las más afectadas.
“Clínicamente la osteoporosis es asintomática hasta que aparecen sus principales complicaciones, que son las fracturas óseas”, advirtió la Dra. Carbonell; por ello, según esta experta, “en su fase inicial es importante identificar factores de riesgo que permitan indicar una densitometría y proceder al diagnóstico y tratamiento correspondientes”.
Numerosos estudios confirman que la presencia de osteoporosis eleva sustancialmente el riesgo de fracturas. Según indicó el Dr. Rafael Micó, “en ello intervienen dos factores: la caída y una menor cantidad y calidad del hueso, por lo que es necesario intervenir sobre ambas cuestiones, desarrollar medidas para evitar la aparición de fracturas y añadir soluciones terapéuticas para incrementar la masa ósea”.
El contenido completo de este webinar está disponible en envivo.semergen.es, junto con las sesiones previas también focalizadas en el coronavirus y sus efectos en distintos grupos de pacientes o colectivos sociales.