Hasta el final de este mes de julio, y desde el pasado día 16 de julio, fecha oficial para recordar a las víctimas del COVID-19, en todas las residencias de LARES se están desarrollando Actos de Homenaje a las personas que han fallecido en los centros, con o sin diagnóstico de coronavirus, o por otras patologías.
Tal y como apuntan desde esta Federación, se trata de «un gesto lleno de cariño y respeto para quienes han compartido vidas, durante muchos años, y que han visto su punto y final, durante los cinco meses más duros de la historia reciente de la Humanidad. Un tiempo que, también, ha servido para demostrar el porqué de la existencia de una forma de cuidar como la que tiene por seña de identidad LARES».
El Acto que se está desarrollando en cada centro de LARES consiste en una ceremonia con todos los residentes, familiares, profesionales e, incluso, Autoridades, al aire libre, respetando las distancia de seguridad, para dar lectura a todos los nombres y apellidos de quienes fallecieron desde el pasado 1 de marzo. También, se reza una oración, y se guarda un minuto de silencio en memoria de quienes ya no están. Y en algunos casos, se ha plantado un árbol como símbolo del eterno recuerdo.
Un evento con la más alta consideración y agradecimiento, para quienes han vivido en los centros LARES, compartiendo alegrías y, también, sinsabores. Una convivencia, con un objetivo común, como una segunda familia, que ha integrado y sigue integrando a los 54.000 residentes y a los 35.000 profesionales de la federación sin ánimo de lucro.
«La familia LARES es unidad de compromiso y vocación de servicio que cuida con pasión y compasión, y otorga, siempre, un trato digno y humanizante, incluso, en las peores circunstancias imaginables», señalan desde esta entidad. Y es que, tal y como se despide el comunicado que precede al minuto de silencio y oración, “«siempre estaréis en nuestro recuerdo y nunca seréis invisibles«.
De esta manera, se ha honrado ya los fallecidos en los centros Lares de El Palacio, La Residencia Amor de Dios, Nuestra Casa La Grande y Fundacion Raudense de Roa de Duero, en Castilla y León. También, en los centros de ACESCAM, LARES en Castilla La Mancha, especialmente, en la Residencia de Nuestra Señora del Carmen de Socuéllamos; o el Hogar de Nazaret de Plasencia o San Martín de Porres de Miajadas en Extremadura; o Nuestra Señora de Fátima de la Región de Murcia. Y así, de esta manera, se hará a lo largo de los próximos días por toda España.
Se trata, en definitiva, de un sentimiento de recuerdo, de cariño, y de reivindicación para seguir pidiendo atención y ayuda para las residencias de mayores, el sector de la población más golpeado durante la pandemia y, ahora, también, el de mayor riesgo con los posibles rebrotes.
Mayor colaboración público/privada con la Economía Social
En este sentido, desde LARES y CEPES (Confederación Empresarial Española de la Economía Social) se reclama al Gobierno de España que el modelo futuro de atención pase, para su éxito, por una colaboración público/privada con la Economía Social y preferencia en la atención de las entidades que cuentan con ese marcado carácter social en su origen y funcionamiento.
Ambas Instituciones, en su conjunto, englobamos a más de 43.000 empresas y entidades de Economía Social, muchas de ellas muy presentes en servicios sociales relacionados con la calidad de vida y el desarrollo humano sostenible y, especialmente, vinculados a la atención de personas mayores y en situación de dependencia.
La Economía Social representa el 59,3% de la oferta en los servicios sociales sin alojamiento para mayores; el 54,5% de los servicios en las residencias de mayores con discapacidad intelectual y enfermedad mental y el 20% en las residencias de mayores en general.
LARES y CEPES advierten de lo urgente y necesario que es regular la participación de fondos de inversión en los servicios sociales ya que, a su juicio, los riesgos que supone la actual situación, son muy altos:
- Las pensiones o ahorros acumulados durante muchos años, por personas de alta edad, quedan sujetos a los vaivenes estratégicos y macroeconómicos de los fondos de inversión. La posible quiebra es una realidad, como ha sucedido en otros sectores.
- En caso de problemas, los Estados deberán rescatar esa atención residencial, con cargo a los presupuestos generales.
En este sentido, LARES y CEPES recalcan que las Entidades sin ánimo de lucro y de Economía Social representadas por estas asociaciones dan respuesta a las necesidades de servicios sociales que no pueden atender las propias Administraciones por tener presupuestos insuficientes o requieren que se priorice la eficiencia social sobre la económica. Solo en residencias de mayores, esta acción social representa más de 228 millones de euros, al año, que las Administraciones Públicas han podido disponer para otras necesidades.
En la complicada situación actual, estas entidades piden fondos de emergencia y apoyo para las empresas y entidades de Economía Social que trabajan en este sector y que ven en riesgo su viabilidad económica o la posibilidad cierta de seguir prestando servicios solidarios en apoyo de sus Comunidades y Administraciones. Reivindican, también, que no puede haber modelo de futuro en centros residenciales para personas mayores sin contar con los propios beneficiarios de esos servicios. y defienden que las Administraciones Públicas deben garantizar la universalidad y gratuidad de la Sanidad para todos los españoles, sea cual sea su domicilio, y su edad.
Por todo ello, exigimos que se ponga freno al pago encubierto de las prestaciones sanitarias a las personas más frágiles, ya sea mediante la exigencia de personal sanitario para la atención obligatoria en plazas privadas, o mediante la asignación de copagos a los servicios sanitarios prestados en plazas públicas.