Con el curso escolar suspendido tras el decreto del estado de alarma y el obligatorio confinamiento, esta crisis sanitaria ha reflejado, más aun, los problemas de conciliación de muchos padres y madres trabajadores, y el importante papel que juegan las abuelas y abuelos para muchas familias, tal y como destacan desde la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP).
Y es que durante el estado de alarma y el obligatorio confinamiento para evitar los contagios por el coronavirus, los abuelos que se quedaban diariamente a cargo de los nietos y nietas no han podido ser una opción, dado que las personas mayores son población de riesgo. Esto ha supuesto que muchas familias se han quedado sin su pilar fundamental de conciliación y cuidado familiar, antes cubierto gracias a la buena predisposición, voluntad y entusiasmos de los abuelos y abuelas a la hora de hacerse cargo de sus nietas y nietos.
En este sentido, desde UDP señalan que «no está de más recordar a nuestros representantes políticos la importancia y la urgencia de adoptar políticas y medidas de conciliación entre la vida laboral y familiar para que el cuidado no recaiga de manera sistemática en las personas más veteranas de la familia». En este sentido, uno de los últimos informes sobre familia, publicado por el Barómetro de MayoresUDP para una clara mayoría de las personas de más de 65 años consultadas (el 83,4%), la ayuda que prestan a sus hijos e hijas en sus tareas del hogar, especialmente en el cuidado de nietas y nietos, sería mucho menos necesaria si los permisos de maternidad y paternidad fuesen más prolongados y frecuentes.
La mayoría de personas mayores encuestadas en este estudio consideraron que ayudar a sus hijas e hijos «contribuye a mantenerse activos y sanos» (86,4%), pero también, aunque en menor medida, creen que es una carga que contribuye al deterioro de la salud de las abuelas y abuelos (62%).
Por ello, desde UDP se recalca que son muchas personas, sobre todo las mujeres que son abuelas, las que más sienten el síndrome del «abuelo o abuela esclava» , personas que ven cómo sus intereses y preocupaciones personales se encuentran en un segundo plano, priorizando y asistiendo las urgencias familiares. «Sin duda, tienen derecho a poseer deseos, necesidades, horarios y vida privada. Además de la familia, que enriquece sus vidas, ellos y ellas tienen aficiones, intereses y dedicaciones que les permiten vivir un envejecimiento activo y socialmente participativo», señalan desde esta asociación.
En la ‘nueva normalidad’ de nuevo, e inevitablemente, muchos abuelos y abuelas se convertirán de nuevo en un pilar económico fundamental para sus familias, ayudando a los hijos e hijas a afrontar el sostenimiento económico que está provocando y que va a provocar la crisis de la COVID-19. En estos momentos, como en tantos otros, el reconocimiento del papel que juegan las personas mayores, los abuelos y los abuelas en nuestras sociedades es fundamental, reclama la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España.
«Frente a los retos que nos ha planteado la crisis sanitaria del coronavirus, hemos visto florecer muchas iniciativas solidarias y de ayuda mutua entre generaciones, que han surgido como respuesta para no dejar a nadie atrás, en unos meses donde el confinamiento en nuestros hogares y residencias ha agravado si cabe más, las situaciones de vulnerabilidad, aislamiento y soledad de muchas personas mayores y/o en situación de dependencia», señala esta entidad.
En este sentido, son muchas las abuelas y abuelos que han podido seguir disfrutando de la compañía de sus nietos y nietas, a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Charlas, videoconferencias y juegos a través de WhatsApp y otras herramientas que han acompañado en estos días de confinamiento para unir a los abuelos, abuelas, nietos y nietas en momentos difíciles y de incertidumbre, según las personas mayores encuestadas por el Voluntariado de UDP sobre cómo han pasado el estado de alarma las personas mayores.
UDP reclama a la sociedad en general para tomar conciencia de la necesidad de erradicar el edadismo (discriminación por razón de edad), apostando por la intergeneracionalidad, por la cooperación entre generaciones y por promover una sociedad para todas las edades, inclusiva, diversa e igualitaria, y erradicar el paternalismo y la infantilización de las personas mayores en distintos ámbitos, y poner en valor las aportaciones que las personas mayores realizan a la sociedad.