Con el objetivo de analizar el impacto a largo plazo de la COVID-19 sobre el estado nutricional, la fuerza y la masa muscular, la calidad de vida y el estado funcional de los pacientes, un total de 17 hospitales públicos de Madrid, que representan más de la mitad del total de centros hospitalarios públicos de la región, han iniciado un ambicioso estudio.
Este estudio incluye a más de 200 pacientes que han requerido ingreso en unidades de cuidados intensivos de la Comunidad de Madrid y está impulsado por la Sociedad de Endocrinología, Nutrición y Diabetes de la Comunidad de Madrid (SENDIMAD) y con el apoyo de Nutricia, la división de nutrición especializada de Danone. Adicionalmente, la investigación pretende analizar el uso de recursos sanitarios de estos pacientes en los 12 meses siguientes al alta hospitalaria. La duración prevista es de un año y permitirá evaluar el estado nutricional de 207 pacientes infectados por el SARS-CoV-2 que necesitaron un ingreso en UCI entre el 1 de marzo y 30 de junio 2020.
Madrid ha sido una de las comunidades más afectadas por la pandemia de coronavirus a nivel global. Este impacto ha tenido su mayor reflejo en los hospitales de la Comunidad, donde se ha confirmado la gran afectación que la COVID-19 tiene sobre los pacientes ingresados, la cual va más allá de la afectación pulmonar. En concreto, el coronavirus afecta a nivel muscular, neurológico, digestivo, renal, cardiovascular y nutricional, entre otras afecciones. Con relación a esta última, en los pasados meses se ha observado que un 75% de los pacientes COVID-19 presentan riesgo nutricional.
Tal y como comenta Patricia Oliva, Directora General de Danone Specialized Nutrition,“la enfermedad COVID-19 tiene gran presencia en Madrid, que es la comunidad autónoma con más contagiados en España. Somos conscientes de la situación asistencial tan complicada en esta zona y, por este motivo, colaboramos con la comunidad médica y científica para desarrollar estudios que permitan profundizar en las secuelas de esta pandemia en los pacientes. El objetivo es ayudarles en su recuperación y disponer de información a futuro”.
En este sentido, la Dra. Julia Álvarez, Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, destaca que “los especialistas implicados en este estudio creemos que esta investigación permitirá poner en valor la necesidad de trabajar sobre la esfera nutricional de estos pacientes, ahora centrada en la sintomatología respiratoria y vascular, y optimizar así la funcionalidad de la misma. Además, esperamos poder activar también el interés de la Administración pública, poniendo en valor el papel de las Unidades de Nutrición Clínica y Dietética que velan íntegramente por la salud nutricional de nuestros pacientes en cualquier situación clínica y trabajan incansablemente en Unidades Funcionales interactuando con otros servicios, como rehabilitación, para el cuidado de la recuperación muscular y funcional de estos y tantos pacientes que lo necesitan”.
Por su parte, la Dra. Emilia Cancer, coordinadora del Grupo de Nutrición de SENDIMAD, incide en que “ante este escenario, el estudio nos va a permitir, no solo conocer el estado nutricional y funcional o la calidad de vida de los pacientes que han precisado ingreso en UCI, sino definir aquellos aspectos condicionantes de una mayor desnutrición y determinar el impacto de los factores nutricionales en su evolución. Además, nos puede ayudar a establecer herramientas que nos permitan mejorar la atención nutricional y, con ella, la recuperación tanto clínica, como funcional de nuestros pacientes. En definitiva, con esta iniciativa pretendemos aportar información que permita elaborar guías de actuación nutricional más específicas para los pacientes con infección por COVID 19, que en algunos casos puede tener un impacto muy severo en su estado nutricional y capacidad funcional”.
La desnutrición empeora el pronóstico de pacientes que han padecido coronavirus
Y es que la experiencia clínica acumulada en los últimos meses demuestra que la desnutrición está muy presente en los pacientes que han padecido el coronavirus y encuentra su origen en distintas causas. En primer lugar, la COVID-19 y los tratamientos para paliarla producen, tanto alteraciones en el gusto y olfato, como síntomas digestivos que conducen a una disminución de la ingesta y a la pérdida de peso. A ello hay que añadirle que la inflamación generada por la propia enfermedad favorece la pérdida de masa muscular y de peso. Por último, hay que tener en cuenta la situación de aislamiento a la que se enfrentan los pacientes, la cual favorece que el paciente ingiera menos alimentos.
Los facultativos señalan que los pacientes con una mayor carga de desnutrición (personas mayores o aquellas con enfermedades crónicas) han tenido un peor pronóstico de la enfermedad. Incluso en aquellas personas sin patologías previas que ingresaron en UCI o en planta durante un tiempo prolongado, se ha visto que la situación de ingreso ha favorecido que tengan desnutrición relacionada con la enfermedad y pérdida de masa muscular (sarcopenia).
“En nuestra experiencia asistencial reciente, hemos podido observar que la mayoría de los pacientes ingresados en UCI con COVID-19 presentaban riesgo nutricional. Son pacientes con escasa comorbilidad y con un claro perfil metabólico. La mayoría tenían sobrepeso u obesidad, HTA, dislipemia y, en menor medida, diabetes. En este sentido, la desnutrición relacionada con la enfermedad va a influir de forma negativa en la recuperación de estos pacientes, disminuyendo su capacidad funcional, fuerza muscular y calidad de vida. Además, es de prever que aumentará el gasto en utilización de recursos sanitarios, respecto a las personas sin desnutrición”, comenta la Dra. Cristina de la Cuerda, médico adjunto de la Unidad de Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Ante la situación de riesgo nutricional a la que se enfrentan los pacientes COVID-19, los especialistas resaltan que hay que cuidar la alimentación, si es posible mediante una dieta oral bien balanceada con una adecuada ingesta proteica. En muchos casos es necesario la implantación suplementación nutricional durante unos meses tras el alta. Adicionalmente, destacan que hay que vigilar la presencia de disfagia, que puede ocurrir hasta en un 50% de los casos, y diseñar un programa adecuado de rehabilitación muscular y funcional con ejercicios guiados por especialistas en este campo.
Los 17 hospitales involucrados en este proyecto de investigación son: el Hospital Universitario de la Paz, el Hospital 12 de Octubre, el Hospital Clínico San Carlos, el Hospital de la Princesa, el Hospital Universitario Puerta de Hierro, el Hospital Universitario Gregorio Marañón, el Hospital Universitario Infanta Sofía, el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, el Hospital Universitario de Torrejón, el Hospital Universitario de Fuenlabrada, el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, el Hospital Universitario de Móstoles, el Hospital Severo Ochoa, la Fundación Hospital Alcorcón, el Hospital Universitario de Getafe, el Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro y el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. Se trata de una importante alianza en investigación clínica ante estos momentos de pandemia.
Nutricia anunció hace unos días su participación en otro estudio junto con el Hospital de Mataró, cuyo principal objetivo es el de conocer la prevalencia de disfagia orofaríngea (DO), de riesgo nutricional, así como las necesidades de tratamiento compensatorio y de las complicaciones a los 3 y 6 meses de seguimiento de los pacientes ingresados por COVID-19 en un Hospital General. Contará con una muestra de más de 200 pacientes post COVID-19. Además, el estudio pretende evaluar si los pacientes con disfagia y riesgo nutricional tienen peor pronóstico (reingresos hospitalarios, visitas a urgencias, infecciones respiratorias, …) que aquellos sin estas condiciones.