Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de La Matanza (UNLaM) y del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires (IUHI) trata de detectar los problemas que afrontan los adultos mayores en relación a la salud mental y el acceso al sistema de salud durante el confinamiento.
“El proyecto surgió para detectar las necesidades relacionadas a la salud mental de los adultos mayores aislados en este tiempo. Buscamos identificar las principales redes de contención con las que cuentan, como así también las estrategias para afrontar las dificultades emergentes”, explica la docente e investigadora de la UNLaM Karin Kopitowski a la Agencia CTyS-UNLaM.
El primer eje que abordaron es el de la salud mental. “Los participantes del estudio manifestaron temor al contagio de sí mismos y de sus seres queridos, angustia, ansiedad, enojo, mucha incertidumbre y hartazgo o tedio, todos vinculados a la instauración y extensión de la cuarentena en el contexto de la pandemia”, señala Kopitowski, que es también Jefa del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires.
“La tecnología fue un actor fundamental en el mantenimiento de los vínculos familiares y otras necesidades afectivas. Identificamos que las personas en situación de mayor vulnerabilidad son las que viven solas, en ambientes pequeños y cerrados, con redes vinculares frágiles, o con limitado manejo de las tecnologías”, destaca la investigadora.
En este sentido, Juan Franco, médico especialista en medicina familiar, señala que “la gran mayoría manifestó una gran necesidad de recuperar el vínculo con sus seres queridos y, en este punto, el acceso a la tecnología modifica mucho la forma en la que esa persona atraviesa la cuarentena”,
Docente de la UNLaM y del IUHI, este especialistas recalca que “la situación no es igual para aquellos adultos que ya utilizaban distintos dispositivos tecnológicos que para aquellos que tuvieron que aprender durante el aislamiento para poder ver mediante una pantalla a su nieto”.
En un segundo eje, los investigadores evaluaron la relación de los adultos mayores con el sistema de salud y consultaron sobre la asistencia a controles crónicos o emergentes de su salud, como así también sobre el accionar ante casos donde la gente sospechó que tenía coronavirus.
“Sobre todo, notamos que el vínculo con el sistema de salud dependía mucho de cómo era esa relación antes de la cuarentena. Por ejemplo, aquellos que contaban con un médico de cabecera, recibieron contención y asistencia por varios medios, pero, aquellos que tenían un vínculo más fragmentado, comenzaban a buscar amigos o familiares que pudieran asistirlos si se quedaban sin recetas para medicamentos crónicos”, indica Juan Franco. El investigador también destaca que “incluso aquellos que tenían acceso fluido al sistema de salud, mostraron mucho miedo a contagiarse en esa visita al médico, al punto de, en medio de una emergencia, buscar todas las opciones posibles para evitar el hospital y recurrir a atención domiciliaria o a otros recursos alternativos”.
Con esta información, el grupo de investigación comenzará a pensar en los recursos que podrían construir para colaborar. “Buscamos identificar barreras y facilitadores para la implementación efectiva del aislamiento preventivo, pero, además, la idea es diseñar recursos de acción participativa que permitan un espacio de contención e información telefónica e intercambiar experiencias vinculadas a actividades de recreación y aprendizaje”, destaca Kopitowski.
Además del desarrollo de la investigación, el equipo de investigadores del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) y del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires (IUHI) aprovechó este contacto con las personas mayores para brindarles contención e información.
El estudio, de carácter cualitativo y exploratorio, fue realizado vía telefónica entre los meses de abril y julio del 2020. En total, se efectuaron entrevistas semiestructuradas a 39 adultos mayores que viven solos y residen en CABA o en el Gran Buenos Aires. Los participantes en este estudio fueron elegidos con un muestreo no probabilístico de bola de nieve. El equipo además está compuesto además por los estudiantes de medicina Julieta Salas (UNLAM), Rodrigo Valverdi (UNLAM), Pedro Pisula (IUHI), Candela Loza (IUHI), Germán Báez (IUHI), Vilda Discacciati (Hospital Italiano de Buenos Aires), Mariano Granero (Hospital Italiano de Buenos Aires) y Ximena Pizzorno.
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Como gerocultor durante la pandemia he podido observar, el nivel de hartazgo de nuestros mayores, al extenderse tanto el tiempo de no poder salir del centro residencial.
Con las actividades lúdicas se consigue que todo sea mas ameno según mi opinión se han convertido en una herramienta esencial en estos momentos.
Me alegra mucho que se este estudiando este tema.