Con la finalidad de brindar un reconocimiento a las personas fallecidas en las residencias de mayores y a los profesionales de estos centros asistenciales durante la pandemia, la Asociación Navarra de Entidades Asistenciales (ANEA), la Asociación de Amigos de la Colegiata de Roncesvalles y el Consejo Navarro del Movimiento Europeo han organizado un homenaje a las víctimas de la COVID-19, acto en el que la compañía Amavir ha estado presente.
Celebrado en la Real Colegiata de Roncesvalles, este encuentro sirvió para reconocer la gran labor que han desarrollado las residencias de mayores durante la pandemia. Además, supone poner en valor el impacto que ha tenido la COVID-19 en los centros residenciales de la Comunidad Foral, donde se ha producido el contagio de más de 1.200 personas residentes y de más de 700 trabajadores y trabajadoras.
Al acto asistió, en representación de Amavir, el director de la residencia Amavir Ibañeta, Gorka Álvarez. Además, el encargado de hablar en representación del colectivo de los trabajadores de residencias fue David Bayona, animador sociocultural de Amavir Argaray, quien a través de sus palabras agradeció a los organizadores la oportunidad que le brindaron de “hablar en nombre de todos los profesionales de los servicios de atención a las personas mayores”. David señaló que no hay que olvidar que “esta enfermedad sigue entre nosotros, así que lo primero que quiero hacer es un llamamiento a la sociedad para que sigan las recomendaciones sanitarias. Por ustedes, pero también y, sobre todo, por las personas mayores”.
En su discurso quiso subrayar que nadie estaba preparado para esta pandemia y que los profesionales de las residencias tuvieron que afrontarla como pudieron. «Trabajamos horas y horas sin descanso, sin fines de semana, sin festivos, alejados de nuestras familias, con medios muy limitados, sin conocimiento científico suficiente sobre la enfermedad, con decisiones que cambiaban cada poco tiempo, con un sistema sanitario colapsado… Fue un horrible sueño del que queríamos despertar a toda costa. Hemos llorado mucho y nos hemos sentido a veces muy solos y desprotegidos«.
En su intervención defendió la reputación de todos los que trabajan en este sector. “Por favor, no nos culpen a los trabajadores o a las residencias de lo ocurrido. No pongan en duda nuestra profesionalidad y nuestra dedicación. Quiero agradecer a los mayores y a sus familias, que han sido para nosotros un soporte fundamental, por darnos su paciencia y su confianza. Y también quiero agradecer a mis compañeros, que sé que estamos agotados por lo vivido y temerosos ante lo que podemos volver a vivir; pero sé con toda certeza que, como siempre, seguiremos al pie del cañón”.
David Bayona terminó sus palabras apelando a que las residencias de mayores no son hospitales y que su función no es curar sino cuidar, procurando que los mayores convivan, se relacionen, que compartan actividades. «En nuestro caso, trabajamos precisamente para romper las distancias sociales, esas que ahora, paradójicamente, son tan necesarias«. Por eso quiso cerrar su discurso de esta forma: «Queremos que esto acabe cuanto antes. Queremos recuperar los abrazos, las tertulias, las partidas de cartas o parchís, las sesiones de bingo y las excursiones, las bulliciosas visitas de los nietos y nietas en nuestros centros. Queremos que las residencias vuelvan a ser esos lugares de vida que siempre hemos querido que sean, en definitiva un hogar para nuestros mayores«.
El evento también contó con la participación de Carmen Maeztu, consejera de Derechos Sociales del Gobierno de Navarra; Juan Ramón Corpas, presidente de la Asociación de Amigos de la Colegiata de Roncesvalles y del Consejo Navarro del Movimiento Europeo; y Rafael Sánchez-Ostiz, presidente de la Asociación Navarra de Entidades Asistenciales (ANEA).