El confinamiento vivido en los últimos meses provocado por la COVID-19 ha tenido impacto en el estado de la piel de las personas mayores, debido a que es más frágil a causa de cambios estructurales y funcionales a lo que se añade la presión y humedad, especialmente la de las zonas íntimas, debido principalmente a las restricciones de movilidad y al mantenimiento de posturas estáticas que ejercen presión sobre estas zonas y provoca úlceras y heridas.

Por ello es importante concienciar sobre la importancia de los cuidados de su piel para mejorar la calidad de vida de las personas de edad avanzada, tal y como indican desde la firma Essity, especializada en higiene personal. En este sentido, tal y como comenta la Dra. Paloma Borregón Nofuentes, responsable de la unidad de Dermatología en Iván Malagón Clinic en Madrid, “el confinamiento es una etapa dura para cualquier persona, pero más difícil aún para las personas mayores por la restricción a la movilidad. Los problemas en la piel de las zonas íntimas se agravan”.

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Es importante proteger y cuidar la piel de las personas mayores puesto que, con el paso de los años, pierde firmeza y se vuelve más frágil

Y es que, al permanecer mayor tiempo sentados y sin salir del domicilio o residencia, pierden su rutina y, a veces, descuidan su higiene personal, lo que empeora aún más la situación de los pacientes con incontinencia urinaria. La Dra. advierte que “uno de los efectos del sedentarismo es la prolongación de la humedad de la zona íntima durante más tiempo porque permanecen con el producto absorbente todo el día. Por otro lado, al permanecer más tiempo sentados o en la cama, estos productos ejercen una presión continua en estas zonas, lo que favorece la aparición de heridas y úlceras”.

Esta situación que ha puesto en evidencia la importancia de proteger y cuidar la piel de las personas mayores puesto que, con el paso de los años, esta se resiente, pierde firmeza y se vuelve más frágil, lo que provoca que cualquier herida se repare con mayor dificultad. Estos cambios también se evidencian en la piel de las zonas íntimas. En concreto, en las zonas donde se colocan los productos absorbentes, el tejido graso es más fino, lo que provoca la aparición de úlceras.

Vencer el tabú, una asignatura pendiente para las personas de edad   Las mujeres son las que perciben estos cambios de su piel desde una edad más temprana. “Generalmente, estos cambios se agravan más a partir de los 80 años, pero en las mujeres la menopausia marca el inicio, con la aparición de sequedad y picores en las zonas genitales”, advierte la Dra. Borregón.  

Cuando la persona es independientes y goz de buena salud, cuida de su higiene diaria de forma autónoma. Pero es habitual que las personas mayores no consiguan tener los cuidados de la higiene necesarios de forma autónoma, dependiendo así de sus cuidadores. Estas situaciones pueden desembocar fácilmente en el deterioro de la piel provocando irritaciones, picores o infecciones, advierten desde Essity.

Los tres principios más importantes para mantener la salud natural de la piel son: secar bien la piel, limpiarla y protegerla. Para ello es importante el uso de tejidos suaves y ropa de algodón, utilizar jabones suaves que no hagan espuma, evitar los baños largos y el uso de esponja, ya que se trata de una zona con piel frágil.

Además de estas prácticas, es clave la labor de los profesionales sanitarios y de sus cuidadores porque las personas de edad avanzada muestran rechazo a consultar o mostrar cualquier señal atípica que perciban en la piel de sus zonas íntimas. Y tal y como indica la Dra. Borregón, a esto se suma que estos pacientes no son conscientes de la importancia de protegerla. “Igual que la incontinencia urinaria creen que es algo que tiene que suceder porque son mayores, los problemas derivados de la falta de cuidado de la piel íntima también lo asocian a la edad, pero no son conscientes de la importancia de la prevención y los cuidados, destaca la especialistas de Iván Malagón Clinic.

Por ello, se recomienda utilizar cremas barreras entre la piel y los productos absorbentes para evitar la irritación de estas zonas, cambiar los dispositivos e hidratar la piel. Además, es fundamental ayudar a que los pacientes varíen su postura con frecuencia para evitar una presión prolongada y constante en estas zonas.