La crisis generada por la pandemia de COVID-19 está provocando un aumento de los casos de depresión y otros trastornos mentales especialmente en grupos vulnerables, como las personas mayores, las que sufren trastornos mentales previos, los jóvenes o las mujeres.
Se calcula que actualmente la depresión afecta a más de 2 millones de personas en España, una cifra que podría aumentar en los próximos meses, ya que la situación de pandemia actual se convierte en un factor de riesgo que hace más vulnerables a muchas personas a sufrir trastornos depresivos.
Las personas que durante la pandemia de la COVID-19 han estado ingresadas, los familiares de los fallecidos que no han podido despedirse, el personal sanitario que ha estado en primera línea y quienes padecen trastornos mentales son grupos poblacionales con mayor riesgo de manifestar problemas psicológicos. También los niños y adolescentes, las personas mayores y las mujeres son otros de los grupos a los que convendrá prestar más atención.
Y es que, tal y como explica el Dr. Víctor Pérez-Solá, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar y coordinador del Programa de Depresión y Prevención del Suicidio de Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) “ante una situación desconocida y que se escapa de nuestro control, se produce un aumento de la ansiedad, el estrés, el abuso de substancias y la sintomatología depresiva”. Según la Organización Mundial de la Salud, ya hay informes que indican que, igual que sucedió en anteriores pandemias, la crisis de la COVID-19 está provocando un incremento de los síntomas de depresión y otros trastornos mentales en varios países afectados por el virus.
En este contexto, para mejorar el conocimiento sobre la depresión y concienciar sobre la necesidad de acudir a un especialista antes los primeros síntomas, la farmacéutica Lundbeck España ha puesto en marcha la III edición de la campaña #DeLaDepresiónSeSale, en el marco de su proyecto Rethink Depression, que este año cuenta con la colaboración de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Asociación La Barandilla y la Asociación “Después del Suicidio- Asociación de Supervivientes (DSAS).
En el marco de esta iniciativa tuvo lugar un “Diálogo de Escucha Activa”, un encuentro en el que Lundbeck reunió a Cecília Borrás, psicóloga y presidenta de Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes (DSAS), y al Dr. Víctor Pérez-Solá, para hablar sobre la salud mental en tiempos de pandemia, mostrar qué es la depresión y poner especial énfasis en que se trata de una enfermedad que se puede tratar y curar.
La depresión es una enfermedad compleja y multidimensional que afecta a más de 2 millones de personas en España y que se ha convertido en el trastorno mental más frecuente. Sin embargo, a pesar de ser una enfermedad tan prevalente, aún existe un estigma sobre las personas que la sufren, lo que dificulta en muchas ocasiones que acudan a su médico ante los primeros síntomas. De hecho, algunos estudios apuntan que aproximadamente el 35% de los adultos con depresión no reciben ningún tratamiento.
“La mayoría de las personas que acuden a un especialista ya han sufrido episodios depresivos antes de acudir a su médico y recibir un diagnóstico, lo que puede retrasar el efecto del tratamiento”, explica el Dr. Víctor Pérez-Solá. Por tanto, el diagnóstico precoz del primer episodio depresivo es clave para un abordaje completo de los síntomas y un mejor pronóstico de la enfermedad. “Quien sufre depresión habitualmente cree que va a padecerla toda su vida, pero lo cierto es que, con el tratamiento adecuado, 2 de cada 3 enfermos vuelven a llevar una vida normal cuando se recuperar, aunque puedan tener recaídas«, Eindica el Dr. Pérez-Solá.
El miedo a hablar de la enfermedad hace que los enfermos no acudan al médico
Pese a que un 86% de los españoles afirma que la depresión es una enfermedad, la mayoría de personas sigue creyendo que tras ella siempre se esconde una reacción emocional negativa ante situaciones vitales adversas. Y es que, aunque “es cierto que un porcentaje elevado de depresiones están causadas por factores externos, no siempre son los desencadenantes. La depresión, como cualquier otra enfermedad física, puede aparecer de un día para otro”, apunta Cecília Borràs, psicóloga y presidenta de Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes (DSAS).
Por otro lado, se tiene la visión general de que las personas con depresión son débiles y tienen una actitud negativa frente a la vida, según el mismo estudio, cuando no es así. “Estas ideas provocan que las personas con depresión se sientan culpables por no ser capaces de superar esta situación y eviten contar a su entorno qué les ocurre. Y es precisamente este miedo a hablar de la enfermedad lo que hace que los enfermos no vayan al médico”, advierte el psiquiatra Víctor Pérez-Solá. “Hay que actuar mucho antes. La mejora del manejo emocional en edades tempranas o los programas de detección de personas vulnerables pueden ayudar a prevenir muchos casos de depresión o a tratarlos precozmente”, añade el especialista.
Susana Gómez-Lus, Directora Médico de Lundbeck, señala que “uno de nuestros objetivos es contribuir a mejorar el conocimiento social sobre estas enfermedades, para evitar estereotipos, prejuicios y la discriminación que muchas veces provocan, favoreciendo el aislamiento de estas personas, y provocando de esta manera que no acudan a un especialista y retrasen su tratamiento”.
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[…] impacto y el elevado grado de incertidumbre de la pandemia afectan muy especialmente a los pacientes depresivos sobre todo a medida que permanece la situación […]
Si a todos nos pasa que estamos más bajitos de ánimos es inevitable que también les ocurra a nuestros mayores. La opción del acompañamiento personas mayores para pasear, hacer gestiones es una buena manera de ayudar y que no estén acompañados.
Estoy plenamente convencido por mi experiencia personal y profesional como Psicólogo que el único y fundamental tratamiento para evitar y curar la depresión y el suicidio es :» UNA FORMACIÓN MENTAL DE LA PERSONA EN EL SISTEMA EDUCATIVO DESDE LA GUARDERÍA». Sólo la persona que tiene recursos mentales es capaz de controlar sus emociones y evitar la depresión y el suicidio.