Cuidopía ha finalizando la formación de la primera promoción de cuidadores profesionales gracias a su programa de becas dirigido a 71 personas en situación de vulnerabilidad para obtener el Certificado de Profesionalidad en Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay tres millones de hogares con alguien dependiente que necesita cuidados, y tres de cada diez personas de más de 65 años tienen algún grado de deterioro cognitivo, de los cuales casi la mitad experimenta problemas de movilidad.
Los cuidados han tomado especial relevancia durante la pandemia y la crisis sanitaria ha venido a agravar la demanda creciente de servicios sociosanitarios, para la que se necesita personal cualificado. El IMSERSO calcula que en España hay más de dos millones de cuidadores familiares y unos 140.000 profesionales (gerocultores y auxiliares de SAD).
En este contexto, el grupo de compañías de Johnson & Johnson en España, creó el programa de Responsabilidad Social Cuidopía, enmarcado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS), para contribuir a la promoción de la Sociedad de los Cuidados desde la formación, el asesoramiento y la visibilidad. Así, a través de las becas Cuidopía se pretende apoyar la profesionalización de los cuidados y con ello contribuir a mejorar la salud de las personas que sufren una enfermedad, tienen alguna discapacidad o son dependientes.
Las 71 personas becadas hasta la fecha seleccionadas por la Fundación Tomillo se encontraban en situación de vulnerabilidad y no contaban con los recursos necesarios para acceder a al certificado de profesionalidad exigido para trabajar en residencias y centros de día. Así, han realizado esta formación en un contexto complejo, agravado por la pandemia, lo que demuestra su interés, esfuerzo y vocación.
Tal y como afirma Ramón Frexes, director de Relaciones Institucionales de Janssen y RSC de Johnson and Johnson, “queremos hacer accesible la formación a cuidadores que provienen de contextos vulnerables para profesionalizar su figura, fomentar su inserción laboral en un sector con altas tasas de crecimiento y con ello, mejorar la vida de las personas que necesitan cuidados y están a su cargo”.
“Muchas mujeres han ejercido de cuidadoras informales durante toda su vida y necesitan adquirir los conocimientos técnicos necesarios para llevar a cabo su trabajo de manera profesional. La titulación oficial, les permitirá mejorar sus expectativas laborales y por tanto mejorará la calidad de vida tanto de las personas dependientes como de los profesionales del ámbito socio sanitario”, destaca Marta Martínez Sánchez, directora del Área de Formación y Empleo de la Fundación Tomillo.
Completar la formación que permite convertirse en profesional del sector de los cuidados no ha sido fácil para las personas que han obtenido una beca Cuidopía. Una vez superada la barrera del coste económico que tiene la formación, y que sufraga la beca, en muchos casos se enfrentan a otras dificultades añadidas como compaginar las clases con otros trabajos, recuperar el hábito de estudio o disponer de los medios tecnológicos necesarios para una formación online.
Así, por ejemplo, Ana María, una de las alumnas becadas, vive en una casa que comparte con otra familia. En su habitación ha creado su espacio de estudio y dispone de un ordenador que le permite seguir la formación. “Era complicado porque era todo nuevo. Era estudiar, pero también aprender sobre técnicas específicas. Pero me incentivaba aprender qué se necesita para cuidar bien a una persona”, relata esta alumna.
Ana María y Gloria son dos de las alumnas de la primera promoción de las becas Cuidopía. Ambas estaban a punto de empezar su periodo de prácticas cuando comenzó la pandemia y ninguna dudó en responder al llamamiento que se hizo de personas con formación sociosanitaria durante la crisis. “Cuando comenzó la pandemia, el Gobierno hizo un llamamiento para que los que estaban estudiando profesionalmente en el sector sanitario se incorporasen a trabajar en centros, en hospitales, en centros de residencias residenciales. Me llamaron para ver si estaba interesada en comenzar a trabajar o a realizar las prácticas que me faltaban. Y no me lo pensé dos veces. La verdad es que no he tenido en ningún momento miedo a la COVID. He estado con los EPIs entrando en zona COVID”, asegura Gloria.
En este complicado contexto, María José Perrote, responsable del proyecto Cuidopía en la Fundación Tomillo, destaca el esfuerzo de las personas becadas durante el comienzo de la pandemia. “Lo más bonito que he vivido con las alumnas ha sido ver la fortaleza que tienen y cómo han sido capaces de sacar adelante una formación en época de pandemia, en condiciones de aislamiento en sus casas, con dos personas que incluso han estado ingresadas en IFEMA y no han perdido ni un solo día la motivación por terminar su curso”, relata María José Perrote.