Un artículo de Jorge Díaz Bes,
fundador y director del Sello de Calidad Cuídemi.com
Si cada vez somos una población destinada a vivir más y mejor, tendremos que seguir preparándonos para ello. Algo que no solo requerirá de voluntad individual sino de un contexto social favorable que proporcione recursos y fomente iniciativas para que todos los agentes implicados avancemos en la misma dirección.
El envejecimiento poblacional es hoy día una tendencia global que va más allá de conseguir vivir el mayor número de años posible: se trata de vivir más pero con más calidad. Como bien apuntamos en el reciente Informe Cuídemi: Presente y futuro de la atención a los mayores, los retos del envejecimiento traerán consigo la capacidad de toda la sociedad, los gobiernos, los profesionales, los medios de comunicación de optimizar las oportunidades que se abren en los próximos años no solo en todo lo relativo a los cuidados de los mayores, sino en todos los sectores que acoge la llamada Silver Economy, o economía plateada.
Un trabajo in progress que, desde la participación inclusiva de los mayores, la mejora de la calidad asistencial, la salud, la formación especializada, el marketing de servicios o la orientación al cliente, pretende mejorar la calidad de vida de este sector poblacional en aumento y pensar en un futuro esperanzador para todos, huyendo de las connotaciones negativas y estereotipos asociados a la vejez.
La mejor fórmula para hacerse mayor consiste en no sumar años a la vida, sino vida a los años, a través de la actividad, de acciones que nos hagan sentirnos útiles, de una mayor participación en la vida social y de mantener una actitud positiva frente a la vida. Y esto, ¿cómo se consigue?
Experiencias de envejecimiento activo y saludable
- Participación social de los mayores
El valor de la experiencia amplía oportunidades de participación social a las personas mayores, que se integran en la comunidad mediante ofertas de empleo para retrasar la edad de jubilación u otras actividades formativas, culturales o de ocio (colaboración en huertos urbanos, viajes para mayores, cursos y talleres para impulsar la formación continua y el aprendizaje, introducción a herramientas tecnológica…); incluso a través de la importancia de sus opiniones acerca de los servicios que están usando o para guiar a otros usuarios en su misma situación.
- Derecho a decidir
La capacidad para tomar nuestras propias decisiones es un factor fundamental para la independencia y dignidad humanas. Mantener la libertad de elegir dónde queremos pasar nuestros últimos años de vida, con quién queremos vivir o de qué manera debe ser un derecho, al que a menudo inevitablemente se les priva a las personas mayores, a quienes ignoran sus decisiones. Es tan importante, por tanto, el derecho a decidir como el derecho a opinar sobre los servicios que estamos recibiendo. Porque si buscamos y comparamos mucho para tomarnos una semana de vacaciones o comprar un electrodoméstico, también deberíamos hacerlo a la hora de dar un paso tan decisivo en nuestras vidas como es buscar una residencia para pasar nuestros próximos años.
- Programas de voluntariado y proyectos sociales
Cada vez nacen más programas de voluntariado intergeneracional e iniciativas sociales que ofrecen acompañamiento, amistad, comunicación o apoyo vecinal a los mayores, devolviéndoles la alegría y las ganas de vivir a muchos de ellos. A través de campañas de sensibilización y concienciación, se mejoran las actitudes que las generaciones más jóvenes tienen hacia las personas mayores, destacando su importante contribución a la sociedad y su fortaleza, mejorando su integración y autoestima.
- Sentirse (como) en casa
Diversos estudios demuestran que un hogar es un espacio muy importante en el proceso de envejecimiento. Ya sea un centro para mayores, una cooperativa o una vivienda, ahí es donde construimos nuestras historias de vida. Un caso de éxito son las cooperativas sociales o cohousing, en las que un grupo de personas se reúne y decide vivir en espacios compartidos diseñando unidades de convivencias, gestionando sus propios recursos y fomentando el sentido de comunidad, con notables beneficios medioambientales, sociales y económicos. El colectivo de las personas mayores busca cada vez más tener un futuro independiente en su propia vivienda y, al mismo tiempo, estímulos sociales activos y saludables con servicios y cuidados adaptados a las exigencias. Es más fácil que una persona tenga una vida activa en un espacio que reconoce como suyo, que a su vez sea más seguro, confortable y estimulante.
- Atención centrada en la persona (Modelo ACP)
En relación con los cuidados y la calidad asistencial, cada vez hay más diversidad de opciones de servicios asistenciales. Para fomentar un envejecimiento activo, se requieren profesionales con competencias para hacer equipo, resolver conflictos, aprender a relacionarse con personas con limitaciones cognitivas, conocer sus preferencias e historias de vida o identificar oportunidades para contribuir a una mejor calidad de vida de estos usuarios. Por tanto, repensar los modelos de atención a los mayores y el rediseño de espacios que respondan a sus actuales necesidades e intereses es otro condicionante para conseguir un envejecimiento activo.
- Relaciones sociales
Socializar, independientemente de la edad, aportamuchos beneficios tanto a nivel físico como mental, desarrolla la empatía y aumenta el deseo de compartir intereses, aficiones y conocimientos con otras personas. Es, sin duda, una parte muy importante en el proceso de envejecimiento activo, además que disminuye el riesgo de demencia y retrasa la temida soledad de los mayores, otra epidemia creciente.
- Mantenerse en forma
El deporte es una actividad física que, de forma moderada a una cierta edad y combinada con una alimentación sana y variada, promueve un hábito de vida saludable. Una actividad cuya importancia se acentúa en la vejez y que evitan el sedentarismo.
Para promover esta adaptación positiva de la que venimos hablando podemos empezar a ponerla en marcha sencillamente saliendo a pasear o haciendo tablas de ejercicios (movimientos de cuello circulares, de brazos y piernas, estiramientos…).
En resumen, envejecer implica aceptar los años; y hacerlo activa y saludablemente nos permite valorar, aceptar y disfrutar más de esta etapa de la vida, disfrutando de cada momento y aportando lo mejor de cada uno en beneficio de la sociedad.