Un centro de día es un espacio diseñado para favorecer por medio de terapias y cuidados el envejecimiento activo, promoviendo la atención centrada en la persona, tanto en personas mayores con un proceso de envejecimiento normalizado, como en personas con un envejecimiento patológico donde ha aparecido una enfermedad degenerativa, o ha ocurrido algún proceso agudo que podría dejar secuelas.
Entre la multitud de actividades que se desarrollan y llevan a cabo en un centro de día, se podría decir que las tres principales disciplinas son la terapia ocupacional, las sesiones de neuropsicología y la fisioterapia. Todas ellas deben encontrarse coordinadas por el equipo multidisciplinar, interactuar entre ellas, y enfocar siempre su atención tanto en la individualidad de cada caso, como en el trabajo conjunto.
TERAPIA OCUPACIONAL
María Cruz Hidalgo,
Grado en Terapia Ocupacional. Master en Salud, Integración y Discapacidad. Coordinadora de Terapia Ocupacional en Stima Mayores
La Terapia Ocupacional se define como el conjunto de técnicas y actuaciones que utilizan la ocupación como medio terapéutico para mantener y potenciar las capacidades de la persona, y retrasar, en la medida de lo posible, las secuelas y el deterioro progresivo de distintas enfermedades y del proceso de envejecimiento.
El objetivo principal de la terapia ocupacional es mantener y fomentar la independencia y autonomía en las actividades que se realizan de forma cotidiana durante el mayor tiempo posible. Por su parte, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas que envejecen, y mantener su independencia teniendo un buen funcionamiento físico, cognitivo y funcional, el envejecimiento activo persigue optimizar la salud, participación y seguridad de los mayores.
Las actividades que se llevan a cabo en los centros de día hacen que los usuarios, para mantenerse activos, se involucren en una ocupación significativa dentro de su entorno. La participación y desempeño en estas actividades, preserva las distintas capacidades, y fomentan la motivación e inclusión de la persona, favoreciendo los vínculos sociales y culturales y promoviendo su bienestar y calidad de vida.
Estas actividades van dirigidas a la realización o estimulación de actividades básicas de la vida diaria, como el vestido, baño, aseo e higiene personal, uso correcto del sanitario, deambulación, alimentación, así como de actividades instrumentales, como la movilidad en la comunidad, manejo de dinero, ir a comprar, limpiar el hogar o la preparación de la comida, evitando sentimientos de inutilidad, e impulsando que su vida tenga sentido. De igual modo, la intervención abarca actividades sociales y lúdicas para evitar que la persona se aísle.
Dentro de estas actividades, entre otras, encontramos la psicomotricidad, el reentrenamiento y estimulación en actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, participación en talleres funcionales para potenciar las destrezas y habilidades manuales, la estimulación sensorial, entrenamiento en relajación, musicoterapia, talleres de prensa y actualidad, salidas programadas, arteterapia y ludoterapia.
En definitiva, el envejecimiento activo y la terapia ocupacional están íntimamente relacionados. La actividad es la clave de un buen envejecimiento, y mucho más, si las actividades están basadas en los intereses, gustos y preferencias de cada persona.
NEUROPSICOLOGIA
Elena Sánchez Sánchez,
Licenciada en Psicología. Coordinadora de Neuropsicología en Stima Mayores
La Neuropsicología es una subdisciplina de la neurociencia que estudia las relaciones cerebro-conducta, y converge entre la neurología y psicología. Por lo tanto, el neuropsicólogo evalúa el funcionamiento cognitivo para determinar posibles alteraciones cognitivas, emocionales y conductuales, como consecuencia de patologías neurológicas y disfunciones de la actividad cerebral. Se encarga de la evaluación de cada usuario, proporciona información del diagnóstico de diversas patologías neurológicas, así como de su posterior tratamiento o plan de intervención.
Los perfiles de usuarios que asisten a los centros, y que se benefician del tratamiento de neuropsicología, se caracterizan principalmente por presentar síntomas asociados al daño cerebral adquirido, y/o enfermedades neurodegenerativas. Además, también pueden acudir personas mayores que quieran prevenir el deterioro cognitivo.
Lo primero que hay que llevar a cabo sería realizar una evaluación neuropsicológica, que consiste en aplicar varios test, entrevistas, cuestionarios y escalas para determinar el estado cognitivo y afectivo-conductual de cualquier persona que evalúa la opción de asistir a un centro de día.
La estimulación cognitiva es una terapia no farmacológica que consiste en estimular y mantener las capacidades cognitivas existentes, con la intención de mejorar o mantener el funcionamiento cognitivo. Se realiza mediante programas estructurados de estimulación que promueven la mejora y potenciación por mecanismos de neuro plasticidad cerebral. El objetivo es potenciar las diferentes capacidades cognitivas: memoria, percepción, atención, concentración, lenguaje, funciones ejecutivas, praxias y funciones viso espaciales. Diferentes estudios avalan la eficacia de la estimulación cognitiva para prevenir el deterioro cognitivo y/o ralentizarlo, favoreciendo la autonomía personal.
El daño cerebral adquirido es una afectación producida por una lesión cerebral que irrumpe de manera brusca e inesperada en la trayectoria vital de la persona (traumatismos craneoencefálicos, ictus, tumores, etc.). La rehabilitación neuropsicológica implica una serie de estrategias y herramientas terapéuticas que tienen como objetivo favorecer tanto la recuperación de las capacidades cognitivas, como la adaptación del individuo en su entorno:
- Restitución o restauración: entrenamiento de las capacidades alteradas.
- Compensación: entrenamiento de las habilidades alternativas preservadas.
- Sustitución: empleo de ayudas externas
Las intervenciones están dirigidas a mejorar la calidad de vida del usuario y su entorno familiar.
Las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por la pérdida progresiva de las células nerviosas que originan signos y síntomas neurológicos y neuropsicológicos (demencias, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiples, etc.)
Tan pronto tenemos conocimiento de la aparición de este tipo de enfermedades, el objetivo es conseguir mantener el máximo nivel de autonomía personal durante el mayor tiempo posible. La intervención neuropsicológica adecuada en estos casos es la estimulación cognitiva, ya que, aunque el avance de este tipo de enfermedades es inevitable, lo que sí se puede conseguir es ralentizar el deterioro cognitivo y funcional.
La intervención neuropsicológica en los trastornos de conducta está orientada a la evaluación, diagnóstico y tratamiento de los trastornos psicológicos (ansiedad, depresión, síntomas psicóticos, etc.), además de educar al cuidador principal en el aprendizaje y manejo de las herramientas necesarias para hacer frente a los trastornos de conducta que pueden aparecer en el hogar, previniendo la tan frecuente “sobrecarga del cuidador”.
FISIOTERAPIA
Rebeca Fernández Guijarro,
Grado en Fisioterapia, Master en Fisioterapia Deportiva y en Salud Mental. Coordinadora de Fisioterapia en Stima Mayores
La fisioterapia se define como el método de tratamiento de enfermedades o lesiones físicas, mediante el uso de agentes físicos náurales o artificiales, como la luz, el calor, el frio, la actividad física y diferentes radiaciones.
Dentro de los centros de día, el departamento de fisioterapia se encarga de trabajar las capacidades físicas del adulto mayor de una manera individual o grupal. Los objetivos principales son: mejorar la autonomía e independencia, enlentecer la aparición o progresión de las enfermedades degenerativas y promover un envejecimiento activo.
Actualmente, y según la sociedad avanza, son numerosos los nuevos tratamientos que emergen en la fisioterapia, especialmente en la electro-termo terapia, terapia manual y el ejercicio físico. Por ello, si hablamos de fisioterapia en personas mayores, igualmente debemos de aplicar todos estos tratamientos actualizados y novedosas terapias en este sector de la población que avanza, y aumenta a partes iguales.
Hay dos principios básicos que debemos conocer en la fisioterapia en las personas mayores: el tratamiento y la promoción. Debido a que trabajamos con personas de edad avanzada, estas suelen presentar patologías de carácter crónico y/o degenerativo que han deteriorado al mayor tanto física como cognitivamente. Por ello, el tratamiento de las mismas se hace imprescindible mediante la fisioterapia diaria que se realiza por profesionales especializados en los centros de día. A su vez, la promoción de la salud física es de especial importancia, ya que se ha demostrado en numerosos estudios y de manera global, que el ejercicio físico previene la aparición de enfermedades y es una potente herramienta para salvaguardar la salud.
Como decíamos antes, en los casos en los que la persona mayor ya presenta una enfermedad crónica o neurodegenerativa establecida, el papel del tratamiento rehabilitador es de especial importancia. Suele ser un trabajo más individualizado, e igualmente activo, en el que el fisioterapeuta mediante terapia manual, electro termoterapia o ejercicio activo o asistido, rehabilitará los sistemas afectados en la persona mayor, que suelen ser: músculo-esquelético, respiratorio, nervioso, o uro ginecológico.
A la hora de promocionar un envejecimiento activo, el ejercicio físico juega un papel primordial en la salud física de nuestros mayores. Diariamente, la fisioterapia se encarga de trabajar aspectos como la fuerza, el equilibrio, la marcha, la coordinación, la resistencia, y muchas otras áreas físicas que deben ser estimuladas de manera constante para promover su correcto funcionamiento.
Por último, pero no menos importante, el papel de la fisioterapia a su vez juega un rol motivacional muy grande en nuestros mayores. Las capacidades físicas que se trabajan de manera eficaz mejoran día tras día, y suponen un feedback muy visual que motiva mucho a las personas mayores. Además de estimular tanto las áreas afectivas con un trabajo físico grupal, como la esfera cognitiva mediante trabajos psicomotrices.