Un artículo de Salomé Martín (Directora Desarrollo Técnico EULEN Sociosanitarios,
Manuel González (Director centro de día de Posadas EULEN Sociosanitarios),
Silvia Burdallo (gestora centros de día Madrid EULEN Sociosanitarios)
y Patricia Fraga (Gestora centros de día Galicia EULEN Sociosanitarios)
Durante los meses que llevamos con la vida trastocada, hay trabajos que se han visibilizado poco. Muchas personas han seguido cuidando de los más vulnerables, sin que se hiciese mención a su labor y a su dedicación, hablo por ejemplo de los profesionales que cuidan a las personas mayores en los centros de día.
Al inicio de la pandemia, se “cerraron” aparentemente muchos recursos de servicios sociales, pero solo era un cierre del edificio, ya que los profesionales han seguido cuidando de las familias y de las personas mayores durante todos estos meses.
La situación de emergencia no ha impedido que los profesionales de los centros de día de EULEN Servicios Sociosanitarios realicen su labor de mantener la actividad de las personas mayores en sus domicilios y evitar que la falta de alguno de los pilares fundamentales del envejecimiento activo faltase durante estos momentos, estaban y están impidiendo que la falta de asistencia al centro durante unos meses tenga efectos en sus capacidades o en su estado de ánimo.
En el primer periodo de la pandemia, de marzo hasta mayo, por mail, WhatsApp, videoconferencia, teléfono, etc. se ha proporcionado información, apoyo y materiales para seguir con las actividades y evitar que el aislamiento empeore el estado funcional y mental de las personas mayores, en esos primeros momentos las posibilidades que dejaba la normativa vigente eran esas.
Se han encargado de proponer actividades estimulantes que favorecen la independencia, la autoestima, la participación activa y la mejora de la calidad de vida, respetando las necesidades y preferencias individuales, así como los medios y recursos con los que se cuenta en el domicilio.
Se trataba de dar continuidad a los objetivos de su historia vital, proporcionando atención personalizada acorde a las preferencias y ofreciendo varias alternativas para facilitar que la persona elija las actividades en estos momento tan complicados. Con el apoyo de las nuevas tecnologías se han realizado programas de estimulación mental y funcional, con seguimiento diario vía telefónica y videollamadas para supervisión de actividades
Además, conocedores de la posibilidad de sobrecarga del cuidador con este cambio brusco en el que la persona tenía que trabajar o teletrabajar, además de cuidar de otra persona las 24 horas los 7 días de la semana, han ofrecido apoyo psicológico diario mediante escucha, facilitando herramientas de apoyo emocional y de autocuidado, además de pautas individualizadas para conductas complicadas debidas a los cambios bruscos y al entorno. En algunas zonas ha sido posible coordinarse con otros recursos sociales para proporcionar unas horas del servicio de ayuda a domicilio (SAD) y con ello facilitar unas horas diarias de tiempo libre de forma semanal a los familiares.
A partir de mayo, los profesionales han tenido mayores medios y posibilidades, pudiendo mantener la estimulación en el propio entorno o incluso en parques o zonas al aire libre donde, adoptando todas las medidas de precaución que conocemos, seguir desarrollando los programas de envejecimiento activo.
En los casos en que es preciso un equipamiento especial, se ha trasladado a las personas que lo necesitan al centro de día, siempre de forma individual y de uno en uno, con el fin de usar las instalaciones, especialmente de fisioterapia para actividades que no se pueden realizar en un parque o en un domicilio.
De forma global, se han formado buenos equipos de trabajo entre las personas mayores, los diferentes profesionales y las familias, colaborando estrechamente para evitar el aislamiento y la pérdida de capacidades de personas muy vulnerables ante la situación que nos ha tocado vivir. Por eso a todos estos profesionales, la enhorabuena y nuestro más sincero agradecimiento.