Un artículo de Sonia Castro, Psicóloga
La población de edad más avanzada es la que está sufriendo en mayor medida las consecuencias de la pandemia del coronavirus, que encara desde Navidades una tercera ola que apunta a ser muy peligrosa en cuanto a número de contagios.
Por suerte, los datos de mortalidad ya no son tan altos como durante la primavera del año pasado, pero eso no es per se una buena noticia, pues en estas semanas vamos a comprobar cómo se contabilizan datos de fallecidos por valor de cientos de decesos.
De todos los colectivos afectados, el de los sanitarios es uno de los más preocupantes, por su contacto directo con el virus, pero también el de las personas mayores, que suman en muchos casos la falta de autonomía y la soledad. Si ocurre como está sucediendo en buena parte de España en estos días, el temporal Filomena, la sensación de abandono se vuelve incluso más presente.
El mindfulness como terapia de ayuda para ganar en calidad de vida
En el año 2002, la Organización Mundial de la Salud definió que la salud de las personas mayores debe medirse en términos de funcionalidad, no de déficit, para centrar el foco en las capacidades que aún conservan estas personas.
Atendiendo a esta idea, y centrándonos especialmente en la demencia como afección muy habitual en este colectivo, la atención a las personas mayores se puede planificar de un modo más efectivo, poniendo el foco en la atención centrada en la persona.
Pocos estudios, pero concluyentes
El mindfulness es una de esas terapias que puede ayudar a las personas en edad avanzada, pues aunque existen aún pocas investigaciones relevantes que demuestren este hecho, los estudios publicados hasta la fecha inciden en el efecto positivo en las capacidades cognitivas: memoria, fluidez verbal, cálculo, atención…
Otros estudios indican que tratamientos de este tipo ayudan a disminuir la segregación de cortisol, la hormona asociada al estrés, y a mantener la reserva cognitiva para impedir el avance de la demencia.
En Argentina, la psicóloga Carolina Muñoz Albiero, ha llevado a cabo recientemente una experiencia en la Fundación Favaloro con adultos mayores que ha consistido en un Programa de Rehabilitación Cognitiva-Conductual, en colaboración con otros profesionales, donde se han realizado encuentros semanales de una hora de práctica de Minfulness y Compasión durante cuatro meses.
La experiencia ha puesto de manifiesto todos los beneficios psicológicos del mindfulness, pero destaca especialmente la capacidad que han desarrollado los participantes para generar mayor amabilidad hacia sí mismos y hacia los demás, así como la mejora en el estado de ánimo, la tolerancia y la paciencia.
¿Cómo puede ayudar esta terapia el mindfulness en la población de edad más avanzada?
El mindfulness es una práctica que deriva de la meditación y ofrece beneficios a nivel mental y social a todas las personas, pero en el caso de los mayores se hace especialmente aconsejable porque brinda herramientas suficientes para elevar la autoestima, la fuerza interior y la confianza.
Esta terapia se puede practicar a través de diversas vías, pero la aproximación más efectiva es a través de los ejercicios de meditación. Con ella poco a poco se va ganando en destreza mental, relajación y lucidez. Es una fórmula muy aconsejable para enfrentar muchos procesos de soledad que viven las personas mayores y que se han visto acrecentados por la soledad que ha impuesto la pandemia.
Beneficios a nivel emocional, menor sensación de soledad
Las personas que practican ejercicios de mindfulness aprecian cambios en su cerebro, conectan más con el presente, se distraen menos, sienten mayor paz mental, duermen mejor y se muestran menos irritables.
A nivel físico y de enfermedades, estas terapias previenen la hipertensión arterial además de reducir los episodios de estrés, favorecen la conciliación del sueño y los ataques de dolor crónico.
A ciertas edades, cuando se van cumpliendo años, la somatización de sentimientos, como la tristeza o la soledad, es el camino hacia procesos degenerativos también a nivel físico. Existe una relación muy cercana entre la salud física, la tranquilidad emocional y el grado de bienestar, todo ello conjuntado conforma la calidad de vida.
Gracias al mindfulness y las técnicas de meditación, sumadas a otras actividades que provocan que la mente se mantenga despierta, las personas mayores se pueden sentir más vivas, menos solitarias y con mayor sensación de bienestar.