Un estudio confirma que los altos niveles de triglicéridos y el colesterol remanente incrementan el riesgo cardiovascular a pesar de seguir el tratamiento habitual para controlar los niveles de colesterol en sangre.
Un trabajo publicado recientemente por el Journal of the American College of Cardiology relaciona los altos niveles de triglicéridos (el tipo de grasa más habitual en el cuerpo) y los niveles de colesterol remanente (en lipoproteínas ricas en triglicéridos) incrementan el riesgo de tener una enfermedad cardiovascular en pacientes de alto riesgo, a pesar de seguir el tratamiento habitual para controlar los niveles de colesterol en sangre.
Este estudio lo firman investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar), del Hospital Clínic de Barcelona-IDIBAPS y del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERObn).
El trabajo ha realizado un seguimiento durante cinco años de 6.900 pacientes incluidos en el estudio PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea). Se trata de personas con una edad media de 67 años, con sobrepeso u obesidad y, en casi la mitad de los casos, diabetes, es decir, con un alto riesgo cardiovascular y que siguen tratamientos para el control del colesterol (mayoritariamente con estatinas).
Está demostrado que, a pesar de tomar esta medicación, este colectivo todavía sufre muchos episodios cardiovasculares (como infartos de miocardio o ictus). Este riesgo se debe a un incremento de los triglicéridos y de las lipoproteínas que los transportan por la sangre.
Además, en casos de obesidad y diabetes este fenómeno se ve amplificado, ya que estas patologías retrasan el metabolismo de los triglicéridos, lo que condiciona un incremento de partículas que transportan triglicéridos y que, además, se enriquecen con colesterol (colesterol remanente).
Más riesgo con niveles más altos
Los investigadores han podido comprobar, a partir de muestras de sangre de los participantes, que ambos elementos, colesterol remanente y triglicéridos, tienen una relación directa con el incremento del riesgo cardiovascular en personas con una alta predisposición, a pesar de mantener bajo control los niveles de LDL colesterol (lipoproteínas de baja densidad o colesterol malo), y de forma independiente con el estilo de vida y otros factores de riesgo cardiovascular.
Así, el incremento de 10 mg/dl de las concentraciones de triglicéridos en sangre hace crecer un 4% el riesgo de tener un infarto u otra patología cardiovascular. En el caso del colesterol remanente, el mismo incremento de las concentraciones eleva el riesgo hasta el 21%.
Además, “los individuos con una concentración de colesterol remanente por encima de los 30 mg/dl (el 75% de la cohorte), mostraban un incremento notable del riesgo cardiovascular, a pesar de mantener unas concentraciones óptimas de colesterol LDL”, según la Dra. Olga Castañer, primera firmante del estudio e investigadora del Grupo de investigación en Riesgo cardiovascular y nutrición del IMIM-Hospital del Mar e investigadora del CIBERObn.
“Los resultados del estudio sugieren que, a individuos de alto riesgo cardiovascular y con un colesterol LDL bien controlado, las siguientes dianas terapéuticas podrían ser los triglicéridos y, sobre todo, el colesterol remanente”, indica la Dra. Montse Fitó, última firmante del trabajo y coordinadora del Grupo de investigación en Riesgo cardiovascular y nutrición del IMIM-Hospital del Mar y del CIBERObn.
En el caso de este último elemento, el incremento más elevado del riesgo se puede atribuir a mecanismos relacionados con la formación de placas a las arterias y a la inflamación local, procesos que pueden llevar a la rotura de las placas y, en consecuencia, a un evento cardiovascular.
Por este motivo el Dr. Emilio Ortega, autor del estudio, médico del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic e investigador del grupo Investigación traslacional en diabetes, lípidos y obesidad del IDIBAPS y del CIBERObn, explica que “nuestro trabajo abre la puerta a plantear ensayos clínicos que respondan a la pregunta de si el colesterol remanente y/o los triglicéridos tienen que ser la diana terapéutica preferente en pacientes con alto riesgo cardiovascular y niveles de colesterol LDL adecuados o, alternativamente, se tiene que perseverar en la reducción de éste para reducir el riesgo de un primer evento cardiovascular”.
El estudio puede tener una repercusión directa sobre todo en el manejo clínico de dislipemias (trastorno cualitativo o cuantitativo de los lípidos y lipoproteínas en la sangre) de los pacientes con un alto riesgo cardiovascular. “Estos resultados llevan a considerar que, en el manejo clínico de las dislipemias, es importante lograr un mayor control del conjunto del perfil lipídico, incluyendo también los triglicéridos y el colesterol remanente”, explica el Dr. Emili Ros, firmante del trabajo, médico del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic e investigador del IDIBAPS y del CIBERObn.
Artículo de referencia
Olga Castañer, Xavier Pintó, Isaac Subirana, Antonio J. Amor, Emilio Ros, Álvaro Hernáez, Miguel Ángel Martínez-González, Dolores Corella, Jordi Salas-Salvadó, Ramón Estruch, José Lapetra, Enrique Gómez-Gracia, Angel M. Alonso-Gomez, Miquel Fiol, Lluís Serra-Majem, Emili Corbella, David Benaiges, Jose V. Sorli, Miguel Ruiz-Canela, Nancy Babió, Lucas Tojal Sierra, Emilio Ortega, Montserrat Fitó, Remnant Cholesterol, Not LDL Cholesterol, Is Associated With Incident Cardiovascular Disease, Journal of the American College of Cardiology, https://doi.org/10.1016/j.jacc.2020.10.008.
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