Los profesionales de Fundación Maria Wolff y de Fundación Juan XXIII han logrado, por primera vez, aplicar con éxito la «Terapia de Estimulación Emocional T2E», creada por la propia Fundación Maria Wolff, en personas mayores con discapacidad intelectual.
Aunque en un principio se diseñó para personas mayores con Alzheimer, depresiones y otras patologías, esta es la primera vez que se ha trabajado de manera sistemática y se ha podido demostrar que es aplicable también a personas con discapacidad intelectual leve-moderada. Esta terapia ha cumplido su objetivo de mejorar el balance de emociones positivas en personas con dificultades cognitivas.
El mundo emocional de las personas con discapacidad intelectual está limitado por su edad cronológica y sus experiencias vitales, y depende tanto de algunos síndromes que causan la discapacidad como de las características individuales, condiciones sociales y ambientales de la persona. Desde hace años las emociones se tienen muy en cuenta en la búsqueda del bienestar de las personas con discapacidad intelectual.
En este caso, se ha apostado por introducir una técnica novedosa, no basada en el uso de fármacos, para trabajar las emociones de personas mayores con discapacidad intelectual. Las mejoras percibidas en la calidad de vida emocional de los participantes tras la adaptación y aplicación de la terapia por parte de los psicólogos de Fundación Juan XXIII y de Ruben Muñiz, Director de Investigación de Fundación Maria Wolff, suponen un gran éxito para la misma.
Por un lado, los propios usuarios han expuesto por primera vez la gran variedad de emociones agradables que han experimentado durante el tratamiento. Por otro lado, los profesionales han detectado grandes beneficios. María Nava, Psicóloga Clínica del Centro Ocupacional de Fundación Juan XXIII, destaca que «durante la realización de la terapia se ha observado ausencia de compulsiones, disminución de síntomas obsesivos, aumento de sensación de bienestar manifestado con nuevas relaciones interpersonales e, incluso, momentos de diversión en usuarios con dificultades de relación».
Esta especialista también destaca «la revelación de cuestiones importantes antes no contadas o adecuación de las conversaciones a las mantenidas en el grupo de terapia, entre otros muchos resultados más puntuales que con la consecución de la terapia esperamos que se estabilicen».
Para Fundación Juan XXIII, esta intervención también supone un gran triunfo en la innovación y búsqueda constante de terapias que mejoren la calidad de las personas. «Pese a lo complicado de este año con la crisis de la Covid-19, hemos podido seguir trabajando con la Terapia de Estimulación Emocional T2E y conseguir mayores resultados. De hecho, ha servido para que los participantes se pudieran abrir a sentir emociones ‘nuevas’ y agradables, distintas de la ansiedad y el estrés tan común para todos en estos momentos», señala María Nava.
Además, la psicóloga de Fundación Juan XXIII apunta que «teniendo en cuenta los beneficios observados, consideramos importante poder investigar en varios grupos de participantes con el objetivo de que más profesionales del ámbito de la discapacidad se formen en esta terapia y la puedan incluir dentro de las metodologías de trabajo con personas mayores con discapacidad intelectual o en proceso de envejecimiento».