El estado anímico y psicológico tiene una relevancia fundamental en la adherencia a los tratamientos médicos, porque afecta a la actitud que adquiere un paciente ante su enfermedad y cómo decide afrontarla a lo largo de los años. En este sentido, el entorno familiar y social juega un papel crucial.
Según la Organización Mundial de la Salud, la adherencia a los tratamientos es un fenómeno determinado por la acción de factores relacionados con aspectos socioeconómicos y otros relacionados con el tratamiento, el paciente, la enfermedad y con el sistema o con el equipo de asistencia sanitaria. Por ello, cualquier elemento que afecte, altere o apoye a alguno de estos factores, tendrá impacto en el resultado final de salud, y uno de estos elementos es el cuidado informal, entendido como la actividad de asistencia no retribuida a personas enfermas y dependientes de la red social, es decir, aquel llevado a cabo por familiares y una de las piezas clave en la atención del paciente.
Tal y como señala Amaia Casteig, directora Corporativa & Proyectos del Grupo OAT, “el entorno familiar y social cobran importancia ya que supone estar al lado de estos pacientes cuando más lo demandan, dándoles apoyo y ayuda constante y animándolos a seguir adelante a pesar de las dificultades”.
“Analizando las creencias y emociones, seguramente la mayor parte de las personas y pacientes son conscientes de la importancia que tiene el entorno en su vida, en su adherencia y en su salud, porque nos referimos al amor en todas sus versiones, al apoyo que todo el mundo necesita, a esa atención y cuidado que requieren. Pero también debemos ser conscientes de la importancia que tiene la propia actitud del paciente, porque la patología no se elige, pero sí la manera de afrontarla, idealmente centrándose en las cosas que dependen de uno mismo y siendo protagonista, decidiendo qué actitud tomar frente a tu autocuidado, enfermedad, cumplimiento del tratamiento, seguimiento de hábitos saludables, etc.”, explica Casteig.
En esta línea, Ismael Ortuño, vocal del Comité Científico del Grupo OAT, destaca que la relevancia del recurso familiar o el apoyo social en el cuidado de los pacientes es “evidente”. “Existe el concepto del ‘cuidado basado en la familia’, asentado en la teoría de sistemas familiares, donde las intervenciones basadas en la familia tienen como objetivo influir en los comportamientos y/o facilitar la suficiencia asistencial en caso de necesidad”, apunta.
Tanto es así que, según el Estudio Nacional de Patologías Crónicas realizado por el Grupo OAT, los pacientes con patologías crónicas que viven con familiares tienen una mejor adherencia por la implicación que conlleva. Sin embargo, cuando se hace referencia a cuidadores externos (no familiares), la adherencia es más baja.
Además del Estudio del Grupo OAT, la evidencia ha demostrado la importancia del cuidador informal en la adherencia a los tratamientos en numerosas ocasiones, por ejemplo, en el apoyo al tratamiento de pacientes con fibrosis quística, individuos con patología psiquiátrica, demencias, o en algo tan prevalente como la obtención y mantenimiento del control metabólico de las personas con diabetes, sobre todo en edad pediátrica.
Ismael Ortuño inica, por ejemplo, que “en el campo de la Enfermedad Obstructiva Crónica, que puede llegar a tener un impacto muy importante en las familias de las personas que la padecen, diferentes estudios señalan los efectos positivos de ser cuidado y atendido por un familiar (cuidador informal), entre ellos, los de fumar con menor frecuencia, hacer más ejercicio, mejorar la adherencia terapéutica o usar menos los servicios de urgencias hospitalarias, que en casos de estar atendidos por servicios formales”.
El cuidador informal cuidar al paciente en todas sus facetas
Sobre la figura del cuidador recae una gran responsabilidad, ya que como su propio nombre indica, asume el rol de cuidar al paciente en todas sus facetas. De ello deriva la importancia que tiene la formación e información del mismo sobre la enfermedad y todos los aspectos relacionados con la misma, sobre todo teniendo en cuenta que, a menudo, existe una sobrecarga de trabajo y niveles intensos de estrés para la persona que ostenta este rol en la familia.
“Los pacientes tienen que ser consciente de su propio rol y autocuidado, pero también deben sentirse arropados, y para todo ello, es necesario colaborar tanto con ellos como con su entorno familiar, ofreciéndoles recursos, información y herramientas para que, entre todos, puedan estar más empoderados, ayudando a mejorar la adherencia de dicho paciente, su salud y su calidad de vida”, advierte la directora Corporativa & Proyectos del Grupo OAT.
Por su parte, el vocal del Comité Científico de este Grupo aboga por la realización de campañas divulgativas sobre las bondades del cuidado ofertado por proveedores informales “para poder incrementar, aún más, esa consciencia del impacto positivo que tiene las vidas de los pacientes”. “En cuanto al cuidador, es imprescindible que tenga la formación necesaria para que esto pueda ser una realidad, y aunque es algo obvio, no siempre es así. Muchas personas que, con carácter informal tienen que asumir el cuidado y manejo de tratamientos o asistencias para las que no están previamente formados o que no se les ha informado adecuadamente, necesitan de forma imperativa que esto se subsane, por la seguridad de la persona cuidada y por la calidad y efectividad que puedan ofrecer en el cuidado”, añade Ortuño.
La adherencia al tratamiento, un grave problema de salud pública
Desde Grupo OAT se advierte bque la adherencia al tratamiento continúa siendo un grave problema de salud pública, tanto que solo el 51,56% de los pacientes crónicos son adherentes, según el Estudio Nacional de Adherencia en Patologías Crónicas del Grupo OAT. Esto supone un coste en España de 11.250 millones de euros en costes directos e indirectos.
Se trata de un aspecto de la asistencia que requiere de un trabajo multidisciplinar en el que se incluya a todos los profesionales sanitarios de Medicina, Enfermería y Farmacia. En este sentido, alrededor del 87% de estos considera que tiene claro el concepto de adherencia; no obstante, solo el 60% realiza seguimiento de la misma con los pacientes.
Hay que tener en cuenta que la adherencia no supone únicamente que el paciente tome su medicación, sino que, además, lo haga de forma correcta (como en los casos que es necesario utilizar un dispositivo inhalador), persista a largo plazo, siga hábitos de vida saludable, cuide su estado emocional y psicológico o esté formado y concienciado sobre su patología, entre otros.