El cierre del servicio de Podología en los centros de mayores y la caída de asistencia a las consultas por el miedo al virus, está haciendo que mucha gente, y en especial personas mayores, estén dejando sus pies en manos de personas no cualificadas, advierte el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA).
Y es que desde COPOMA se denuncia el posible aumento del intrusismo en la profesión y advierte sobre los peligros que esto conlleva. Además, desde este Colegio se ha detectado que muchas personas y centros no especializados ofrecen tratamientos en los pies: ya sea a nivel estético, de masajes o, incluso, sanitarios sin garantizar siquiera las medidas de protección y seguridad adecuadas, tanto en establecimientos como en domicilios.
Aunque la salud de nuestros pies debería estar exclusivamente en manos de profesionales de la Podología, los únicos sanitarios cualificados y con potestad absoluta para realizar cualquier diagnóstico y tratamiento de nuestros pies, son muchos los servicios fraudulentos que ejercen prácticas que no cuentan con autenticidad sanitaria.
A grandes rasgos, el intrusismo no solo supone un peligro para la propia profesión de la Podología, sino también para la población en general. Ya que, el hecho de que los pies sean tratados por personal no cualificado hace que nos enfrentemos a graves riesgos, e incluso a daños irreparables.
Algunas de las prácticas ejercidas por intrusos más frecuentes y peligrosas son, por ejemplo, tratamientos en las uñas o la utilización de ciertos materiales que son de exclusivo uso sanitario profesional. Así, por ejemplo, el uso de herramientas punzantes, a veces empleadas para fines estéticos por personas que no son profesionales de la Podología, puede derivar en graves infecciones o, incluso, en la contracción de ciertas enfermedades.
Tal y como señala Juan Carlos Montero Arroyo, Vocal de COPOMA, “el principal obstáculo con el que se encuentra la profesión podológica y que afianza el intrusismo radica en la desinformación que existe con respecto a las labores de la actividad, principalmente derivadas de su ausencia en la Seguridad Social. Por esta razón, para evitar más problemas de salud y proteger a nuestros profesionales, pedimos a la población acudir exclusivamente a profesionales colegiados en clínicas autorizadas”.
Tal y como apuntan desde COPOMA, este tipo de injerencias en el ámbito de las competencias de los profesionales colegiados se realizan desde múltiples sectores empresariales y sociales. Aunque vienen dadas principalmente desde peluquerías y centros de estética, también se observa intrusismo en la Podología en clínicas de fisioterapia, oficinas de farmacia o tiendas de deportes, entre otros centros. Además, incluso se ha detectado publicidad, exterior y on-line, sobre formación de cursos para ejercer la Podología.
Desde la Vocalía de Intrusismo del Colegio informan que desde que comenzase su legislatura a finales de 2018, han tramitado más de 70 expedientes de intrusismo y, aunque la diferencia de denuncias en 2020 respecto a 2019 no es destacable, sí se sospecha que el intrusismo está aumentando.
Ya se han solucionado 58 de los 70 expedientes abiertos gracias a las buenas relaciones institucionales y de cooperación del Colegio con las distintas instituciones oficiales implicadas, tales como por ejemplo la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid o la Policía Nacional, así como con otros Colegios Oficiales de la Comunidad, como el de Fisioterapeutas o el de Farmacéuticos, entre otros. El resto recursos aún se encuentran abiertos o en tramitación.
Para evitar que el intrusismo siga creciendo en la profesión, desde el Colegio Oficial de Podología, piden a todos los colegiados y a la población en general que denuncien a través de su web cualquier acto sospechoso de intrusismo profesional.