4 de cada 5 personas en edad de jubilación afirman que se sienten más acompañadas gracias a las videoconferencias, según un estudio elaborado por Adamo sobre el cambio de hábitos digitales a raíz de la pandemia. Así, las videollamadas con familiares y amigos se disparan más de un 20% entre los mayores de 65 años. Además, cerca del 60% de los mayores reconoce que compra más ‘on line’ para evitar salir de casa.
La soledad que sufren muchas personas mayores es una de las consecuencias más evidentes de los confinamientos, las restricciones de movimiento y las limitaciones de socialización que ha traído el coronavirus. Y una consecuencias de ello es que las videollamadas con familiares y amigos se han incrementado más de un 20% entre los mayores de 65 años desde la irrupción del Covid-19, según se desprende del Estudio de Adamo sobre Internet, mayores y coronavirus, realizado junto con la consultora Análisis e Investigación, en el que se añalizan los los cambios en los hábitos digitales antes y después de la pandemia en ciudadanos que superan esa edad.
Aunque menos digitalizadas que otros sectores de la población, ello no impide que los hábitos digitales en tre la población de edad avanzada hayan cambiado, y recurran cada vez más a la tecnología para paliar esa falta de contacto.
Casi el 40% recurre a videollamadas para estar en contacto con familiares y amigos
En concreto, el 38,8% de los encuestados manifiesta que usa ahora las llamadas que unen voz e imagen para estar en contacto con la familia y los amigos. Esa cifra supone un incremento de más de 21 puntos en relación al 17,5% que videollamaba antes de la pandemia. De los encuestados, el 48,2% de las mujeres recurre a las videoconferencias, mientras que, en el caso de los hombres, el porcentaje es del 31,9%.
En ese sentido, 4 de cada 5 personas en ese rango de edad aseguran sentirse más acompañadas gracias a las videoconferencias: ‘algo más’, el 28%; ‘bastante más’, el 40,5%; ‘mucho más’, el 10,8%. Esa capacidad para proporcionar cercanía hace que, de las actividades habituales que este grupo de población lleva a cabo en Internet, ésta sea la que más crezca.
Aumentan las citas médicas online y las compras por Internet
Otra de las consecuencias de este escenario sin precedentes tiene que ver con las citas médicas en remoto: antes de la crisis pandémica sólo optaba por esta vía el 6,3%; después, el 14,8%. Es decir, que su número se duplica ampliamente.
Por lo que respecta al comercio electrónico, las compra por Internet se incrementan también entre las personas en edad de jubilación (del 19,3 al 24,8% de los encuestados). Aunque, en este campo, el aspecto más llamativo es que el 57,8% esgrime como razón para adquirir productos por Internet el poder evitar salir de casa. Además, la proporción de mayores de 65 años que adquieren on line artículos de alimentación se dobla desde la aparición del coronavirus (del 8,3 al 16%).
Otro ofectao d ela pandemia es que las redes sociales van convenciendo progresivamente al colectivo de las personas mayores, dado que el 47,5% las utiliza ahora, frente al 40,5% que lo hacía antes de que se desatara la crisis sanitaria. Destacan por su actividad, en este ámbito, las mujeres entre 70 y 75 años.
En la línea del resto de usos tecnológicos, sube el porcentaje de los individuos consultados que ejecuta sus gestiones bancarias de manera telemática (del 48,3 al 52,8%) y que consume contenidos de plataformas en streaming, tales como Netflix o HBO (del 25,3 al 35,8%). En ambos casos, son los hombres de entre 65 y 70 años los más implicados. Finalmente, las webs para buscar pareja apenas gozan de popularidad en este segmento demográfico, aunque registren un incremento de acogida del 0,5 al 1%.
El estudio realizado por Adamo en colaboración con la consultora Análisis e Investigación sobre hábitos digitales antes y después de la pandemia se basa en 400 entrevistas hechas a personas con más de 65 años de edad y que presenta un error muestral de ±3,9%, así como un grado de confianza del 95,5% en condiciones habituales de muestreo (p=q=0,5).
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En medio de tanta aflicción por sus perjuicios contra las personas mayores, la pandemia parece haber tenido algún efecto positivo; por ejemplo, el descenso de la brecha digital.