Un artículo de Montse Parés,
Delegada Social de Accent Social
En el último año, desde Accent Social hemos estado presentes en más de 40 ciudades y municipios de Cataluña proporcionando servicios aproximadamente a 14.000 personas en sus domicilios. Adaptando nuestro modelo de atención a una realidad cambiante debido a la irrupción de la Covid-19.
En este nuevo contexto de emergencia, hemos visto cómo se le ha otorgado al Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) la denominación de prestación esencial. Se ha visibilizado al colectivo de profesionales y reconocido una labor que hasta el momento actual había pasado socialmente inadvertida. Hemos sido testigos de primera línea de los efectos de la pandemia y del confinamiento en las personas más vulnerables así como en su entorno más cercano. Nuestros equipos han trabajado con intensidad para garantizar el bienestar de las personas, al mismo tiempo que gestionaban sentimientos de incertidumbre, preocupación, temor y otras emociones surgidas de este escenario imprevisible.
Entre las consecuencias más destacadas en las personas mayores y con dependencia detectamos la prevalencia de situaciones de aislamiento, de soledad y de mayor fragilidad general. Cuestiones abordadas a través de metodologías que han permitido a las personas recuperar la seguridad perdida, dejando atrás su percepción de vulnerabilidad.
Para ello, hemos aprendido a construir proximidad en la distancia, gracias a la flexibilidad y el compromiso de las personas profesionales que han adaptado sus funciones para posibilitar el seguimiento de aquellas personas usuarias con especial necesidad. Hemos establecido contactos periódicos e incrementado el uso de herramientas digitales para proteger las interacciones humanas del deterioro causado por la necesaria separación física.
Nuestros esfuerzos se han centrado en seguir siendo un elemento de apoyo para la autonomía de las personas y de su entorno, así como un factor preventivo y facilitador de su bienestar físico y emocional.
La integración social y sanitaria en un modelo eficiente de atención domiciliaria para el futuro.
La experiencia de este año ha evidenciado la necesidad de mayor integración de la atención social y sanitaria para que las personas que lo deseen puedan seguir su proyecto de vida en casa con ambas dimensiones cubiertas.
Asimismo hemos visto la necesidad de potenciar un sistema coordinado, eficiente y de calidad que finalmente será el que beneficiará a las personas destinatarias de la atención domiciliaria. Desde este punto de vista debemos poner en valor y seguir avanzando en la colaboración público-privada, que durante la gestión de la pandemia ha resultado fundamental. Conjuntamente, hemos podido abordar inconvenientes como la disponibilidad de recursos humanos y materiales o el apoyo para la elaboración, implementación y difusión de medidas preventivas para proteger la salud pública y comunitaria de las personas y a la vez su bienestar integral.
Sobre la autora
Montse Parés es Delegada Social y Secretaria del Comité de Ética Asistencial de Accent Social. Trabajadora Social con 12 años de experiencia en la coordinación y dirección de servicios de atención a las personas mayores. En la actualidad desarrollando aspectos relacionados con la RSC y la sostenibilidad.
Accent Social es una entidad con más de 10 años de experiencia en el sector de atención a las personas, orientada a la mejora de su calidad de vida y a la garantía de su bienestar bajo criterios de proximidad, ética, respeto, excelencia e innovación.
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