Un artículo de Sara Recio Gracia, Neuropsicóloga
y Esther Prieto, Trabajadora social, de Cognitiva Unidad de Memoria Chamartín
La situación de pandemia que estamos viviendo en este año ha supuesto un gran reto en todos los ámbitos. En nuestro trabajo con personas mayores, hemos tenido que adaptarnos, innovar y crear nuevas formas de impartir las sesiones de estimulación cognitiva, dirigidas en su mayoría a personas de avanzada edad, un grupo de alto riesgo ante el Covid.
Ante el estado de alarma, tuvimos que buscar nuevas maneras de proporcionar atención cognitiva a las personas en la distancia. Por ello, incorporamos sesión telefónica y sesión online, muy bien acogidas y con grandes beneficios para ellos, lo que nos demuestra una vez más la enorme capacidad de adaptación y superación de nuestros mayores ante los cambios y desafíos que surgen.
La cuarentena, los aislamientos, la reducción de las interacciones sociales y el abandono de las actividades habituales están teniendo un impacto social y cognitivo importante. Bajo esta situación, las personas mayores es la población más vulnerable para desarrollar alteraciones en el estado de ánimo y en las capacidades cognitivas. Hay una relación directa y multidireccional entre el estrés, el estado de ánimo, problemas como la depresión y la ansiedad y el rendimiento. Por lo tanto, emoción, comportamiento y ambiente interactúan entre sí de tal forma que los déficits cognitivos pueden verse incrementados si las condiciones son negativas.
A raíz de la pandemia del Covid-19, los estudios e investigaciones muestran un aumento de la incidencia de deterioro cognitivo y un empeoramiento global del estado de personas con diagnóstico de deterioro cognitivo o demencia. Igualmente, en esta población se ha observado durante el confinamiento un mayor porcentaje de delirios, caídas, alteraciones del sueño y alteraciones comportamentales y emocionales como la agitación y la depresión, como ya hemos comentado.
Ante esta situación, no hay que olvidar a los cuidadores y familiares que han estado al cuidado de las personas con deterioro cognitivo o demencia, en muchas ocasiones sin ninguna ayuda profesional con la que contaban anteriormente, por lo que también ha supuesto una mayor sobrecarga, al haber abandonado sus rutinas de desahogo, y teniendo que afrontar, en algunos casos, una mayor alteración comportamental, emocional y cognitiva de su familiar dependiente. Por lo que, los cuidadores suponen también un grupo de riesgo para el desarrollo de un trastorno emocional o cognitivo debido a la alta exposición a la situación de estrés.
Por todo ello, es fundamental continuar activos y retomar las actividades anteriores o empezar unas nuevas que ayuden a estimular nuestras capacidades cognitivas y mejorar el estado anímico, siempre y cuando teniendo en cuenta todas las medidas de prevención posibles. Los centros de estimulación cognitiva retomamos la actividad presencial con los cambios necesarios para primar la seguridad de las personas que asisten.
Igualmente, para las personas que no pueden asistir a los centros a realizar las terapias y actividades, se ha desarrollado la modalidad online, utilizando nuevas tecnologías, con el ordenador o un teléfono, donde encontramos grandes beneficios en la interacción con el profesional, en establecer una rutina diaria que permite orientación temporal, desahogo emocional y trabajo cognitivo, entre otros.
Igualmente reflejar que, los diferentes estudios apuntan que el SARS-CoV-2 es una patología que afecta a varios sistemas, es decir, es multiorgánica, afectando entre otros, al Sistema Nervioso Central, con mialgias, cefaleas, anosmias, etc. Dada esta afectación, algunos pacientes con Covid-19 refieren quejas a nivel cognitivo (como la “niebla mental”) y emocionales (como ansiedad y depresión).
Por tanto, conociendo la alta incidencia en deterioro cognitivo a raíz de la situación de confinamiento y el desarrollo de unas secuelas o síntomas persistentes tras el contagio por coronavirus, es importante iniciar un plan de tratamiento con profesionales especializados en las capacidades cognitivas para mejorar el rendimiento mental y emocional o prevenir una mayor alteración de los mismos.