Pese a que las mujeres mayores constituyen una proporción muy significativa de la población mundial, la relación entre la discriminación de género y la discriminación por edad hace que sean un grupo de población muy invisibilizado y que sus opiniones y necesidades sean permanentemente ignoradas por la sociedad, denuncia HelpAge International España.
A pesar de la enorme contribución de las mujeres mayores al bienestar de toda la sociedad, siguen infrarrepresentadas en los puestos de liderazgo y en la toma de decisiones. Y es que, si bien este es un problema que afecta a las mujeres de todas las edades, esta desigualdad es aún mayor en el caso de las mujeres mayores. Por ello, desde HelpAge se recuerda que es esencial abordar el problema de la desigualdad de género desde una perspectiva interseccional, prestando especial atención a aquellas mujeres que se enfrentan a varias formas de discriminación estructural, como las mujeres mayores.
«Necesitamos favorecer la participación de las mujeres mayores, escuchar sus voces y crear medidas y herramientas específicas dirigidas a garantizar sus derechos y su dignidad», indican desde esta entidad, que advierte que las situaciones de violencia o discriminación vividas a lo largo de la vida tienen unas consecuencias en el bienestar durante la vejez. Por ello, las personas o grupos que se hayan enfrentado a situaciones de discriminación o vulnerabilidad tienen más riesgo de sufrir pobreza, discriminación, abusos o abandono durante la vejez.
Discriminación por edad y discriminación de género
La relación entre la discriminación por edad y la discriminación de género hace que las mujeres mayores se enfrenten a una gran invisibilidad en todos los ámbitos de la sociedad. Aunque la discriminación de género y la discriminación por edad afectan en todos los ámbitos de la vida, las mujeres se enfrentan en edades avanzadas dificultades como:
- Mayor dependencia económica y riesgo de pobreza. Las mujeres de todas las edades prestan más cuidados no remunerados y trabajo doméstico que los hombres. Gran parte de estas tareas no están remuneradas o están muy precarizadas. Esto hace que, al llegar la edad de jubilación, las diferencias económicas aumenten entre hombres y mujeres. En España, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, las mujeres mayores cobran de media un 34,6% menos de pensión que los hombres: casi 5.872,86 euros menos al año euros menos.
- Consecuencias en la salud de la discriminación de género y/o violencia. Haberse enfrentado a situaciones de discriminación o violencia tiene consecuencias directas en las salud y bienestar. Las mujeres mayores que han vivido o viven situaciones de violencia se enfrentan a problemas crónicos de salud. Además, la discriminación estructural de género hace que tengan menor acceso a los servicios de salud (debido en gran parte a los menores recursos económicos) y peores diagnósticos. Por otro lado, existe una gran invisibilización y desconocimiento general de la salud sexual de las mujeres mayores.
- Mayor riesgo de soledad y falta de apoyos y cuidados. En España, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, las mujeres mayores cobran de media un 34,6% menos de pensión que los hombres: casi 5.872,86 euros menos al año euros menos. El desproporcionado trabajo de cuidados no remunerado que asumen las mujeres a lo largo de su vida tiene un impacto significativo en su seguridad financiera, su estatus y su bienestar, y esto tiene serias implicaciones para los derechos de las mujeres cuando llegan a edades avanzadas.
Por todo ello, desde HelpAge recalca que reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidados no remunerado para permitir que las mujeres más jóvenes participen en la fuerza de trabajo no es suficiente si no se tiene en cuenta también la igualdad de derechos, las diferentes necesidades y las contribuciones específicas de las mujeres cuando son mayores.
- Invisibilidad e infravaloración social hacia las mujeres mayores. Los estereotipos de género afectan a las mujeres de todas las edades, pero hacen que las mujeres mayores pasen a ser totalmente invisibles. En el ideario colectivo, el valor social de las mujeres ha estado ligado a su belleza, juventud y capacidad para ser madres y esposas. Esto hace que las mujeres mayores estén infrarrepresentadas en el cine y en los productos culturales en general y, cuando aparecen, lo hacen desde un papel secundario y cargado de estereotipos: son abuelas, amas de casa, con pocos estudios, débiles y torpes para la tecnología.
Los estereotipos asociados a la vejez tienen un impacto muy fuerte en las personas mayores y, de forma especial, en las mujeres, ya que hacen que existan actitudes discriminatorias hacia ellas, prejuicios, paternalismo e infravaloración de sus necesidades, opiniones, deseos o inquietudes. Esta invisibilidad se hace evidente también en el hecho de que existan muy pocos estudios que aborden deforma profunda las desigualdades de género en la vejez, así como recursos y campañas específicos para mujeres mayores que viven situaciones de violencia. La participación social de las mujeres
A pesar de todas las desigualdades a las que se enfrentan, HelpAge International España destaca que las mujeres mayores tienen un papel muy activo en nuestra sociedad: como voluntarias de organizaciones sociales, realizando trabajos no remunerados pero esenciales para la continuidad de la vida, ayudando a sus familias y contribuyendo, en definitiva, al bienestar de toda la población.