El Programa Gaztegune del barrio de Zorrotza inició una iniciativa durante el confinamiento para combatir la falta de relación social y no perder vínculos con el barrio. Alumnos del gaztegune de Zorrotza comenzaron a intercambiar cartas con las personas mayores de la residencia bilbaína IMQ Igurco Zorrozgoiti. Hoy en día esta actividad intergeneracional se ha vuelto alto imprescindible y un regalo para ambos, mayores y jóvenes, que ha creado lazos de amistad.
Gabriel García Márquez decía que «hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir«. Esto es, en parte, lo que ha sucedido entre las personas de la residencia foral IMQ Igurco Zorrozgoiti, de Bilbao, y los y las jóvenes del Programa Gaztegune del barrio de Zorrotza, que mantienen una interesante actividad intergeneracional puesta en marcha durante el confinamiento.
Tal y como explica Naiara López de Gereño, trabajadora social de la residencia y centro de día IMQ Igurco Zorrozgoiti, «desde finales del año pasado, varios jóvenes del Programa Gaztegune de Zorrotza, que dirige la asociación Gure Lurra Elkartea, comenzaron a escribir cartas a los residentes de nuestro centro. Fue un inicio tímido y lleno de inseguridad por su parte. No sabían si habría respuesta, ni siquiera si algunos podrían leerlas y entender lo que les decían. Por supuesto, la respuesta no se hizo esperar. Los y las residentes recibieron los escritos como el regalo que son, una fuente de información, cariño e inspiración para encontrar un camino en el que crear y mantener lazos con los y las jóvenes de nuestro barrio. Se trata de una actividad intergeneracional y comunitaria que aporta muchos beneficios a ambos grupos, a la vez que se estrechan los lazos entre los distintos habitantes del barrio«.
Según explica la trabajadora social, ambos colectivos de jóvenes y mayores «han afrontado y siguen afrontando una situación compleja desde el punto de vista personal y social. Sin embargo, la han convertido en una oportunidad para encontrar la manera de seguir estando juntos y es en ese espacio donde las cartas unen más que las palabras«.
El intercambio de cartas se ha mantenido durante el tiempo y los primeros escritos genéricos de apoyo y ánimo, se han convertido en relatos individuales y personalizados. Jóvenes y mayores comparten temas personales, vivencias reales de su día a día y cada vez las cartas son más elaboradas tanto en contenido como en diseño.
«Esto supone un reto añadido y estimulante«, destaca Leyre Fernández de Larrinoa, técnica en Animación Sociocultural de IMQ Igurco Zorrozgoiti. «Es emocionante ver a los jóvenes cuando vienen a la puerta de la residencia a entregar sus cartas y esperan nerviosos las respuestas de los residentes. Saben que para nosotros sus relatos son más apasionantes que lo que ocurre en la prensa del corazón, así que siempre esperamos ansiosos sus noticias«.
«Queremos saber si las discusiones con los hermanos han mejorado, si los problemas en el instituto se han solucionado o si el chico que le gusta ha hecho algún movimiento… La curiosidad por las noticias y por saber qué les depara el futuro a los y las jóvenes participantes está siendo un gran motor para mantener la relación con nuestra comunidad de personas mayores, así como su ilusión por el día a día y de cara al futuro«, concluye Leyre Fernández de Larrinoa.