Un artículo de
Susana Calero Boza, Carme Masgrau Ponsatí, Eva Serrat Graboleda y María del Carmen Malagón-Aguilera,
del Col·legi Oficial d’Infermeres i Infermers de Girona (COIGI)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la estrategia de la atención integral y centrada en la persona debe ser el eje para mejorar los servicios de salud y de cuidados de larga duración (OMS, 2015). En su Decenio del envejecimiento 2020-2030, reitera que para fomentar un envejecimiento saludable y mejorar la vida de las personas mayores además de introducir cambios en las acciones que emprendamos hay también que cambiar nuestra forma de pensar acerca de la edad y el envejecimiento.
Para ello, el Decenio propone cuatro ámbitos de actuación, uno de los cuales es ofrecer una atención integrada y centrada en las personas mayores (OMS, 2020). Este artículo pretende revisar la Atención Centrada en la Persona en Gerontología. Tenemos como objetivo resumir los orígenes y la evolución de este modelo e investigar de qué modo y hasta qué punto se ha aplicado en nuestro entorno.
Evolución del constructo hasta el cambio de paradigma
La OMS en 1948 define la salud cómo un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente cómo la ausencia de afecciones o enfermedades. Actualmente se mantiene la definición, pero el concepto ha evolucionado hacia entender la salud como un proceso más que como a un estado. Un proceso entre el bienestar y la calidad de vida y la enfermedad, un continuum donde la persona se mueve condicionada por los determinantes sociales de la salud y por los recursos personales, comunitarios y sociales a los que tenga acceso. Este nuevo paradigma tiene su base en la promoción de la salud de las personas y el modelo salutogénico (Lindström i Eriksson, 2010).
A su vez, la transformación de la sociedad, la esperanza de vida, la globalización, los avances en materia de igualdad, los derechos civiles y sociales plantean reflexionar un nuevo modelo de atención que tenga en cuenta todos estos cambios y que se adapten a la definición de salud propuesta por la OMS.
En la Asamblea Mundial de Naciones Unidas sobre el Envejecimiento celebrada en Madrid en 2002, la OMS plantea un marco político del “envejecimiento activo” basado en los tres pilares: salud, seguridad y participación (Organización de las Naciones Unidas, 2003). En el año 2006, España, con el impulso de la Leyorgánica39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia (LAPAD), convierte los servicios sociales en el cuarto pilar del sistema de bienestar social.
Este manifiesto planteó un nuevo modelo asistencial basado en la atención integral. Destaca la aportación de Pilar Rodríguez (Asesora del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad) una de las referentes del modelo de atención centrada en la persona de España, que elabora el documento “La atención integral y centrada en la persona” donde expone los principios y criterios que fundamentan un modelo de intervención en discapacidad, fragilidad y dependencia. (Rodríguez, 2013).
En Catalunya, Teresa Martínez Rodríguez, elaboró un documento poniendo atención en el modelo de ACP en el ámbito gerontológico, donde plasma la manera práctica de aplicarlo y evaluarlo. Para la autora el modelo ACP da un papel central a las personas usuarias, siendo ellas el centro de la atención y, por tanto, de la organización y de los procesos asistenciales, es cada persona, desde el reconocimiento de su dignidad como ser humano y desde el respeto a su proyecto de vida(Martínez, T, 2016).
Fundamentos del modelo de atención integral y centrada en la persona
Rodríguez (2013) propuso la definición de la atención integral centrada en la persona que se transcribe a continuación: “La atención integral y centrada en la persona es la que promueve las condiciones necesarias para la consecución de mejoras en todos los ámbitos de la calidad de vida y el bienestar de la persona, partiendo del respeto pleno a su dignidad y derechos, de sus intereses y preferencias y contando con su participación activa. (p.74)”.
La misma autora propone una serie de principios (Dignidad y derechos) y criterios (valores éticos) que deberían tenerse en cuenta ala hora de proponer intervenciones basadas en el modelo de atención integral y centrada en la persona (Modelo de AICP). A continuación, en la figura1 se representa gráficamente el modelo AICP propuesto por Rodríguez (2013).
Este modelo supone inversión, prestaciones, gestión y organización de servicios de diagnosis, tratamiento, cuidado, rehabilitación y promoción de la salud. Los aspectos claves que se han de mejorar son: la cultura de la organización (reforzando el trabajo en equipo) y la coordinación entre niveles asistenciales. La base de los elementos estructurales de trabajo ha de ser la historia clínica y el respeto por los derechos y la dignidad de la persona. La práctica profesional debe pasar por un cribaje metodológico periódico de las actuaciones, técnicas, instrumentos y protocolos para comprobar que son coherentes con los principios (Rodríguez, 2013).
Aplicación del modelo de Atención Centrada en la Persona en Gerontología
A lo largo de los años, en Gerontología, se han ido configurando diferentes enfoques para referirnos al envejecimiento de las personas, pero sin duda alguna, la bibliografía en los últimos años se centra en el modelo de ACP, de ahí que aplicado al campo de la gerontología, se denomina modelo de Atención Gerontológica Centrada en la Persona (AGCP). El incremento de la esperanza de vida y, por lo tanto, el crecimiento del número de personas mayores de este país hace que la revisión del modelo de atención en gerontología adquiera una especial relevancia.
El Modelo de Atención Gerontológica Centrada en la Persona busca armonizar los sistemas organizativos de los servicios, con las preferencias y deseos de las personas mayores que precisan atención o cuidados personales (Martínez, 2011, 2016) y desde este enfoque, la gestión de los centros o servicios se debe supeditar a objetivos relacionados con la calidad de vida de la persona (Suárez, 2020).
Junto al envejecimiento, se suele unir la cronicidad de muchas patologías, por eso los sistemas de salud deben replantearse los dos grandes objetivos de atención a este segmento de población, el diagnóstico y la curación, aceptando que, muy a menudo hay que cambiar el enfoque de los fines y pasar de la curación a los cuidados. (Rodríguez, 2013).
El papel de los Equipos de Atención Primaria (EAP) es fundamental para alcanzar estos objetivos, pues son los profesionales de estos equipos los que protagonizan la formación para el autocuidado y la formación a los familiares para que realicen los cuidados (Rodríguez, 2010). Tiene especial relevancia la gestión de casos, liderada por enfermeras. En esta línea la OMS (2019), ha elaborado un informe con las indicaciones pertinentes para hacer realidad la aplicación del ACP gerontológico en este nivel asistencial. A nivel estatal son referentes en nuestro país en la aplicación de este modelo, la Fundación Pilares y Matia Fundazioa.
Junto a Pilar Rodríguez, otra de las autoras referentes en la definición y aplicación del Modelo Atención Centrada en la Persona en los Servicios Gerontológicos es Teresa Martínez (Consejería de Servicios y Derechos Sociales. Principado de Asturias), que sugiere en su modelo de Atención Centrada en la Persona en Gerontología (ACP-gerontología) que se debe tener en cuenta el planteamiento multidimensional del constructo, para que no finalice en un conjunto de intervenciones y propuestas aisladas e inconexas sin tener en cuenta la globalidad de las organizaciones implicadas en la atención a mayores (Martínez, 2011).
En sus más recientes aportaciones en 2019 propone adaptar los centros gerontológicos que prestan servicios de larga duración teniendo en cuenta dos dimensiones. La primera dimensión se denomina Prácticas centradas en la persona, que engloba un conjunto de actuaciones basadas en la interacción entre los profesionales y las personas mayores atendidas. La segunda dimensión se denomina Entorno facilitador, que se refiere a los elementos del entorno y facilitan la aplicación efectiva de la atención centrada en la persona. A partir de estos propone 50 acciones clave que se consideran de alta relevancia (Martínez, 2019).
Instrumentos de evaluación de la AGCP
Para poder determinar si realmente las intervenciones y propuestas que se llevan a cabo actualmente se enmarcan en el modelo de ACP y estas tienen un impacto realmente en la calidad de los cuidados prestados a las personas mayores usuarias de servicios gerontológicos necesitamos disponer de herramientas de evaluación.
De Silva (2014) señala que las estrategias más utilizadas en la evaluación de servicios de salud desde el enfoque de ACP son la observación sistemática de la atención dispensada, las encuestas dirigidas a las personas usuarias de los servicios y las encuestas a profesionales. El mismo autor destaca que usar un solo instrumento podría dar lugar a errores pues la ACP es un constructo complejo y multidimensional, de modo que no es prudente recomendar usar un solo instrumento. Es importante, además, tener en cuenta la triangulación de opiniones entre usuarios, familiares y profesionales, para reducir los sesgos que podrían suceder al usar sólo medidas de autoevaluación. (De Silva, 2014)
En cuanto a instrumentos de evaluación de la atención geriátrica centrada en la persona, encontramos varias a nivel internacional (Martínez, Suárez-Alvarez Yanguas, 2016; Suárez, 2020). Existen, a su vez, varios instrumentos cualitativos con el objetivo de guiar a los servicios gerontológicos que están en proceso de cambio de modelo. La mayoría de las herramientas de metodología cualitativa tienen limitaciones, pues no se ha reportado datos de fiabilidad o validez, pero son interesantes para generar ideas de autoevaluación y facilitar propuestas de mejora en los equipos (Martínez et al.,2016).
En España el número de instrumentos disponibles, creados en nuestro país, o bien traducciones validadas al español se reduce considerablemente, encontrando en nuestra búsqueda bibliográfica sólo 8, de las cuales 5 se dirigen a profesionales, 1 a personas con demencia, 1 a usuarios de servicios de gerontología y otra a los familiares de los usuarios. A continuación, en la tabla 1 se muestra un resumen de las características más destacadas de los instrumentos disponibles y validados en lengua española.
Tabla 1. Instrumentos de Evaluación en AGCP en España ordenadas por fecha de publicación
Conclusiones
En España el Modelo de ACP empezó a tener relevancia a la hora de planificar estrategias y recursos a partir de la mitad de la primera década de este siglo XXI. Progresivamente, este modelo ha ido tomándose en distintos ámbitos de los servicios sanitarios. Este nuevo enfoque en la atención sanitaria ha mostrado claros beneficios tanto en la calidad de la atención dispensada a los usuarios como en los niveles de bienestar de éstos.
Actualmente, existen varios instrumentos de evaluación, pero la mayoría se dirigen a los profesionales, algo curioso teniendo en cuenta que precisamente el modelo de ACP tiene como base el respeto a su dignidad y derechos, sus intereses y preferencias y contando con su participación activa. Viendo esta necesidad, Martínez, et al. (2021) presentaron dos nuevos instrumentos de evaluación de gran importancia desde nuestro punto de vista.
En la actualidad, con el modelo de ACP ya desplegado en el sistema sanitario español, las investigaciones futuras deberían centrarse en seguir evaluando el impacto de las intervenciones que se llevan a cabo para poder detectar necesidades de mejora y poder modificarlas, y para eso es primordial disponer de herramientas de evaluación con una sólida validez en nuestro idioma y adaptadas a nuestro contexto y que tengan en cuenta la visión no sólo de los profesionales sino también de los propios usuarios y sus familiares.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
De Silva, D. (2014). Helping measure person-centred care: a review of evidence about commonly used approaches and tools used to help measure person-centred care. London: The Health Foundation.
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Lindström, B. i Eriksson, M.(2010). The hitchhiker’s guide to salutogenesis. Salutogenic pathways to Health promotion.(2nd ed). Helsinki: Folkhalsan Research Center, Health Promotion Research and the IUHPE Global Working Group on Salutogenesis.
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Martínez, T. (2019). El modelo ACP-gerontología. Aplicar y evaluar atención centrada en la persona en servicios gerontológicos. Serie Documentos Acp-gerontología, 7.Disponible en:http://www.acpgerontologia.com/documentacion/docACPGERONTOLOGIA7.pdf
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Martínez T., Postigo Á., Cuesta M., Muñiz J. (2021). Person Centered Care for older people: Convergence and assessment of users’ relatives’ and staff perspectives. Journal of advanced nursing.00:1-12. https://doi.or/10.1111/jam.14821
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Rodríguez, P. (2010). “La atención integral centrada en la persona”. Informes Portal Mayores, 106. Disponible en: http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/pilar-atencion-01.pdf>
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Suárez Pérez de Eulate, N. (2020). Elaboración y validación de una escala para la evaluación del grado de implantación del Modelo de Atención Centrado en la Persona en Centros Gerontológicos. [Tesis de Doctorado, Universidad del País Vasco]. Repositorio Institucional de la Universidad del PaísVasco.