Debido a los cambios demográficos de la población, el número anual de fracturas por fragilidad pasarán de 3,5 millones en 2010 a 4,5 millones en 2025, lo que supondrá un aumento del 28%, tal y como se expuso en la jornada ‘Ampliando horizontes en fracturas por fragilidad’, organizada por Grünenthal con el aval de SEIOMM, SER y SEFRAOS.
Las fracturas por fragilidad son la consecuencia clínica más grave de la osteoporosis y requieren de una atención multidisciplinar en la que la colaboración entre los servicios de Geriatría, Medicina Interna, Reumatología y Rehabilitación, aformaron los expertos que tomaron parte en esta jornada, José Ramón Caeiro, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Xerencia de Xestión Integrada de Santiago y presidente de la Sociedad Española de Fractura Osteoporótica (SEFRAOS); Hilda Godoy, especialista en Reumatología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid; Jesús Mora, del Servicio de Geriatría, Hospital Clínico San Carlos, Manuel Sosa, responsable de la Unidad Metabólica Ósea del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria; y Jenaro Graña, especialista en Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC).
Esta jornada ha ofrecido una actualización del presente y futuro en el tratamiento de las fracturas por fragilidad y ha permitido reflexionar sobre cómo ha impactado su abordaje durante el último año por la pandemia de la Covid-19. Organizada por Grünenthal, ha contado con el aval de sociedades científicas de referencia en este ámbito, la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM), la Sociedad Española de Reumatología (SER) y la Sociedad Española de Fracturas Osteoporóticas (SEFRAOS).
En este sentido, la progresiva adopción del concepto de abordaje multidisciplinar sería la principal característica de la atención a estas fracturas en la actualidad, según detalló en la primera mesa la Dra. Hilda Godoy, especialista en Reumatología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. “La colaboración en los hospitales entre Geriatría, Medicina Interna, Reumatología y Rehabilitación es ya un eslabón fundamental en el tratamiento óptimo de estos pacientes”, aseguró la especialista.
“Desde mi punto de vista, uno de los avances fundamentales que se han visto en los últimos años ha sido la creación de unidades FLS; es decir, las unidades de coordinación de fracturas, donde, de forma protocolizada, puede realizarse un estudio exhaustivo y un abordaje integral del paciente”, explicó la Dra. Godoy, quien destacó que uno de los mayores logros terapéuticos que se pueden llevar a cabo gracias a este enfoque es la posibilidad de realizar terapia precoz en pacientes de riesgo.
Medidas no farmacológicas para reducir el riesgo de fracturas
Por su parte, el Dr. Manuel Sosa, responsable de la Unidad Metabólica Ósea del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, quien moderó la segunda mesa centrada en el futuro de la atención a estos pacientes, recalcó la importancia de las medidas no farmacológicas. “El objetivo principal en el tratamiento de la osteoporosis es la reducción del riesgo de fracturas. Todas las medidas deben ir dirigidas hacia ello. Pero no solo la prescripción de fármacos; también es importante prescribir una serie de hábitos como caminar, evitar las caídas, dieta equilibrada, no fumar, etc”, recomendó este especialista, quien considera que el futuro de la atención a estas patologías pasa por estas medidas no farmacológicas en combinación con un mejor acceso a los fármacos.
En la jornada también se abordó cómo ha impactado la pandemia de Covid-19 en la atención sanitaria de los pacientes con fracturas por fragilidad y que ha supuesto “un cambio drástico” en palabras del Dr. Sosa. “El cambio más importante, desde mi punto de vista, ha sido la limitación de la relación personal médico-paciente, que es la base de todo. Las consultas telemáticas o telefónicas, en mi opinión, tienen una utilidad limitada y las dificultades que tienen estos pacientes para acceder a los hospitales ha supuesto en ocasiones el abandono del tratamiento”, advirtió el doctor, que pide la vuelta a la normalidad en este ámbito.
Un panorama similar describe la Dra. Godoy, que reiteró que durante los meses de confinamiento “se han pospuesto terapias intravenosas que eran administradas en hospital y se han pasado tratamientos a terapias orales o subcutáneas de administración domiciliaria”. Esta especialista añade, no obstante, que la situación ha mejorado de forma progresiva, señalando que “se ha combinado la teleconsulta con las consultas presenciales para poder diagnosticar y tratar sin demora a los pacientes”.