La soledad y los problemas mentales son cuestiones directamente relacionadas y que centraron el debate durante las XXV Jornadas de Actualización en Psicogeriatría. Según se registró en las Urgencias del Hospital Sagrat Cor, tras el confinamiento domiciliario se registraron el tiple de casos de ansiedad y el doble de depresión.
La relación directa entre la prevalencia de la soledad y los problemas de salud mental fue una de las cuestiones destacadas abordadas en el marco de las XXV Jornadas de Actualización en Psicogeriatría, organizadas por el Hospital Sagrat Cor de Hermanas Hospitalarias y que reunieron a más de 600 profesionales de todo el mundo.
Y es que, tal y como afirma el doctor Manuel Martín Carrasco, director médico de la Clínica Padre Menni de Pamplona y vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, “la soledad está estrechamente vinculada con la salud mental, es decir, las personas que experimentan con frecuencia sentimientos de soledad están más predispuestas a sufrir depresión, ansiedad y paranoia, mientras que la relación en el caso de la salud física está más atenuada”.
“El distanciamiento físico durante la pandemia ha provocado un aumento de personas en situación de aislamiento y que se han sentido solas”. De hecho, según un estudio del Hospital Sagrat Cor, el Servicio de Urgencias del centro registró, después del confinamiento domiciliario, el tiple de casos de ansiedad y el doble de depresión que durante la primera mitad del estado de alarma.
La afectación de la soledad a la salud se atribuye a factores como, por ejemplo, el estilo de vida, la exposición y percepción del estrés, o la capacidad de descanso y recuperación. “Las personas que sienten soledad tienen peor estilo de vida, una mayor vulnerabilidad y percepción del estrés, que conlleva un daño al sistema inmunológico y cardiovascular, y una menor capacidad de descanso y recuperación”, explica el Dr. Martín Carrasco.
Según explicó el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, la soledad aumenta con la edad y la pandemia ha conllevado un incremento de este sentimiento en este segmento de la población. Sin embargo, durante la crisis sanitaria, la gente joven ha sido el colectivo que mayor soledad no deseada ha experimentado.
Además de las consecuencias del incremento de la prevalencia de la soledad desde que se inició la pandemia, hay que tener en cuenta que las circunstancias sociales actuales propician la soledad y que esta situación empeorará con el paso de los años. “Los cambios en las estructuras y modelos familiares, menos extensos y más frágiles; el impacto de las nuevas tecnologías en las formas de relación y de ocio, o las nuevas formas de trabajo y de producción, que implican mayor movilidad, son un agravante de la vivencia de soledad, que se prevé que aumente significativamente los próximos años”, señaló el especialista.
Notable aumento de personas mayores que han muerto solas durante la pandemia
Durante las jornadas también se ha hecho referencia al aumento muy notable, durante la pandemia, de personas mayores que han muerto solas, tanto en residencias como en hospitales. El doctor Manuel Martín Carrasco ha explicado que los familiares estaban presentes en el momento de la muerte solo en el 13% de los casos, en las residencias, y en el 24%, en los hospitales.
En la misma línea, el doctor Joan Bertrán, coordinador del Servicio de Medicina Interna del Hospital San Rafael, destacó que, a pesar de la dureza de la propia enfermedad, la soledad, la incapacidad de tener cerca a la familia, ha sido la situación más temida para profesionales y pacientes que han sufrido la Covid-19. En este sentido, el Dr. Bertrán afirmó que, si el acompañamiento fue la necesidad más evidente en las diferentes olas de la pandemia, la información fue la carencia más importante y ha concluido que “la calidad de la comunicación fue crucial”.