Un artículo de Atenzia, empresa especializada en el ámbito social y de la salud
Los tiempos son otros, han cambiado. La revolución digital ha llegado para transformar nuestro día a día irrumpiendo con fuerza en todos los ámbitos y sectores, también en el sociosanitario. Ante nosotros se abre una oportunidad única pero también un reto importante: emplear las nuevas herramientas para cuidar(nos) mejor.
En 2050, 1 de cada 3 españoles tendrá más de 65 años. Los datos, recogidos en el informe España 2050 elaborado por el Gobierno de España, ponen de manifiesto una vez más el constante aumento de la esperanza de vida y envejecimiento de la población. Un nuevo dibujo de la pirámide poblacional que trae consigo nuevos e importantes retos.
En este sentido, parece obvio afirmar que el actual Estado de Bienestar ya no se ajusta a una realidad que poco o nada tiene que ver con la que existía hace unos años. Somos más longevos, más digitales, buscamos servicios cada vez más personales y, previsiblemente, esta tendencia seguirá asentándose en los próximos años. Las necesidades que teníamos antaño ahora ya no las tenemos, han cambiado el enfoque o existen nuevas herramientas o, por el contrario, carencias, ligadas a ellas.
Un nuevo escenario en el que las nuevas tecnologías han llegado a nuestras vidas para quedarse. Los continuos avances confirman la importancia de estas herramientas en la cotidianidad, abriendo ante nosotros un amplio abanico de posibilidades para su aplicación. Tanto es así, que la innovación y las nuevas tecnologías parecen ir siempre de la mano y la transformación ya no es tal sino es digital.
El factor humano marca la diferencia
Sin embargo, y a pesar de la ayuda indudable de la tecnología en la mejora de la calidad de vida, no debemos perder el foco y recordar que lo importante siguen siendo las personas. Innovar también forma parte de ese todo en el que debemos cambiar el relato del envejecimiento, dar oportunidades reales de participación a las personas mayores, ponerlas en valor y ofrecerles las herramientas para que sigan trabajando en su presente y en su futuro y participen activamente en la sociedad.
Sí, sin duda es positivo tener los recursos necesarios que nos permitan conocer cuándo una persona puede tener alguna emergencia o haber sufrido algún accidente y que se puedan monitorizar diferentes constantes o marcadores que ayuden a detectar cualquier anomalía, pero sin duda, el factor diferencial seguirá siendo la atención humana.
El uso de la Inteligencia Artificial y de los datos en la anticipación, prevención y atención de acontecimientos de diversa índole (sanitarios, sociales, ambientales…) es vital y ya se está demostrando su eficacia. Pero no debemos olvidar que existen variables dentro de esa ecuación que no pueden ser automatizadas.
En resumen, que la tecnología nos permita identificar patrones de riesgo como la soledad o el aislamiento social o automatizar procesos antaño mucho más complejos, no serviría de nada si ante esa situación no se ofrece un plan personalizado dedicado a integrar a esa persona dentro de la sociedad. Tampoco sería válido un sistema por el cual un dispositivo da la señal de alarma si al otro lado no existe una persona que atienda esa necesidad y ofrezca apoyo y atención en todo momento.
En Atenzia somos conscientes de que este binomio es la solución más eficaz para atender y adaptarse a las diferentes necesidades y lograr aumentar al máximo el tiempo de permanencia en el hogar de las personas. En esta línea trabajamos desde hace años para combinar las últimas novedades en teleasistencia domiciliaria y móvil sin dejar de lado una atención profesional y totalmente personalizada que sin duda es la que marcará siempre la diferencia.
En esta línea se pronunciaba Sacramento Pinazo, presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología y profesora del Máster en Atención Sociosanitaria a la Dependencia en la Universidad de Valencia, el pasado 25 de febrero durante la celebración de la jornada online organizada por Atenzia bajo el título TAD Avanzada como Estrategia para el Cuidado en el Ámbito Domiciliario. “Somos seres sentipensantes, la inteligencia es más que una combinación de algoritmos”, reflexionaba la catedrática que ponía así sobre la mesa la importancia de conjugar tecnología y humanización para lograr unos cuidados más efectivos y adaptados (vídeo completo de la jornada sobre Teleasistencia a Domicilio Avanzada como Estrategia para el Cuidado en el Ámbito Domiciliario disponible aquí).
La brecha digital: El principal obstáculo a salvar
Las oportunidades que la tecnología ofrece en las mejoras de los cuidados a personas mayores son claras. Cada vez existen más servicios y productos que permiten una atención más eficaz e inmediata y los avances son continuos. Sin embargo, y a pesar de todas estas soluciones, también nos presentan serios retos que debemos abordar para lograr su completa utilidad. Y es que, el primer paso para que las tecnologías y los servicios que en ellas se basen sean útiles es hacerlas accesibles para todo el mundo. La conocida como brecha digital es uno de los mayores obstáculos en cuanto a la universalización de estas herramientas.
Las personas mayores forman parte de los conocidos como inmigrantes digitales, aquellos que nacieron antes de la era digital y que por tanto han tenido que adaptarse al uso de los diferentes sistemas y dispositivos digitales en la edad adulta. Esto los ha llevado a descubrir y tener que entender un nuevo lenguaje que para ellos no es natural.
Parece lógico que, si queremos que estas nuevas tecnologías ayuden a mejorar los cuidados y la calidad de vida de las personas, no debemos solo centrar nuestros esfuerzos en desarrollar sistemas más potentes y completos que se ajusten a las necesidades. En este sentido, debemos, además, desarrollarlos de forma que estos sean accesibles para todos, independientemente de la destreza digital, de la edad, de la localización o de cualquier otro tipo de característica o variable de las personas usuarias.
En definitiva, y a modo de resumen, podemos determinar que cualquier sector ya se ha visto alcanzado de pleno por los constantes avances tecnológicos. Esos que nos servirán para automatizar procesos y resolver de forma más sencilla y eficaz problemas que hasta ahora no tenían solución o eran más complejos de solventar. En este sentido, la tecnología es necesaria y nos puede ayudar a ofrecer unos cuidados más universales y personalizados, pero, sobre todo, no debemos caer en la trampa de obviar la cercanía y el potencial del factor humano porque este pilar es, sobre todo en nuestro sector, algo que ninguna máquina puede reemplazar.