Un artículo de Sanitas Mayores
La crisis sanitaria que hemos vivido nos ha obligado, como sociedad, a integrar la tecnología avanzada en cualquier aspecto de nuestro día a día a una velocidad sin precedentes y de manera casi obligada. Y en el caso concreto de las personas mayores, esto ha contribuido a reducir la conocida brecha digital. Es decir, cada vez son más los mayores que incorporan a su vida diaria el manejo tanto de Internet como diferentes dispositivos electrónicos y móviles.
Según datos recientes del INE, en 2020, siete de cada diez personas mayores ha utilizado Internet cuando en 2009 tan sólo lo hacia una. En este sentido, cabe destacar que la diferencia entre el grupo de edad que más usa navega por la red (de 16 a 24 años) y el grupo de mayores se ha reducido en 50 puntos porcentuales, pasando de 80 en 2009 a los 30 del pasado año. Por lo tanto, es evidente que la digitalización está cada vez más integrada en la vida de las personas mayores.
Aunque se ha visto impulsada por el confinamiento, esta alfabetización digital se venía ya gestando debido a la llegada progresiva a edades ancianas de personas que utilizaban Internet previamente, y también a la mejora de la adaptación y el acceso de los dispositivos y redes. Asimismo, hoy en día, saber desenvolverse en este campo se ha convertido en un imperativo para poder realizar actividades cotidianas de necesidad como sacar dinero de un cajero automático o viajar en transporte público.
En Sanitas Mayores somos muy conscientes de los beneficios que proporciona el uso de la tecnología avanzada, no sólo en relación con la adaptación al contexto actual, sino también como una herramienta para retrasar la aparición de enfermedades relacionadas con la demencia senil, o incluso mejorar la calidad de vida de estas personas en todos los aspectos. Realizar tareas del día a día, por ejemplo, en un ordenador, permite que los mayores trabajen procesos cognitivos variados como la velocidad de reacción o la inhibición de respuestas.
Asimismo, el uso de dispositivos más manejables, como los smartphones y las tabletas, ofrecen ventajas similares que ayudan al desarrollo de áreas como la memoria y la atención. Esto se puede combinar con aplicaciones creadas específicamente para la estimulación cognitiva a través de juegos mentales que permiten trabajar habilidades como el razonamiento, la inteligencia espacial la decisión o la capacidad de hacer varias cosas a la vez.
Otro aspecto a destacar de la estimulación cognitiva con la tecnología es que proporciona una retroalimentación y una respuesta inmediata en el usuario. Así, por ejemplo, los especialistas de Sanitas Mayores pueden monitorizar esos resultados a través de dispositivos que detectan el patrón de actividad del cerebro. De esta manera, es más fácil hacer un seguimiento de la actividad cerebral del paciente y aplicar las medidas o tratamientos pertinentes.
En cuanto a la teleasistencia, ofrece un servicio de acompañamiento para personas de avanzada edad que necesitan de cierta supervisión por parte de los profesionales. Así, el usuario puede llamar para realizar peticiones de ayuda desde un dispositivo, o desde elementos de control remoto como pulseras y colgantes. A este respecto, también existen aplicaciones móviles como Sanitas Mayores o Famileo con las que los familiares pueden mantener comunicación directa con sus mayores, y con los responsables de los centros, a través de videollamadas.
En Sanitas hemos incrementado también la atención médica prestada a nuestros residentes a través de la videoconsulta. Es decir, sin coste adicional, los usuarios de nuestros centros tienen acceso a un médico para urgencia, disponible 24 horas los 365 días del año. Asimismo, van a poder contar con un experto para consulta o segunda opinión con 15 especialidades médicas.
La implantación de esta medida trae consigo innumerables ventajas, entre las que destaca la reducción del desplazamiento a los centros hospitalarios -excepto en los casos que sea imprescindible-, así como recibir una consulta de especialistas que complementen el trabajo asistencial, que los equipos propios de las residencias ya realizan. Así, se genera una mayor cooperación entre expertos, ya que los médicos de las residencias, a través de visitas programadas por videoconsulta, podrán consultar y compartir los diagnósticos y pautas de los residentes con todas y cada una de estas especialidades.
Todo ello es ejemplo de cómo la digitalización es capaz de humanizar, además de agilizar, la asistencia y la propia vida de las personas mayores. En este sentido, esta alfabetización digital va a permitir además que los mayores desarrollen su independencia y sean capaces de afrontar desafíos del día a día por sí mismos. Por lo tanto, las nuevas tecnologías no sólo ofrecen servicios asistenciales de calidad y con múltiples facilidades, sino que aumentan y empoderan la calidad de vida de las personas mayores y deben formar parte del ADN del sector residencial del futuro.