Un artículo de Marcos Villares,
miembro de la Junta de Gobierno del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (CGCOP)
El láser ha despertado gran interés entre los profesionales de la Podología, principalmente por el tratamiento de la onicomicosis (hongos en las uñas de los pies)), aunque existen otras aplicaciones en las clínicas podológicas. La onicomicosis es uno de los grandes problemas de los pies en las personas mayores. Es posible contraer está infección por un mal secado de los pies, ya que a las personas mayores les cuesta agacharse. También algunas enfermedades hacen que la persona sea más sensible a contraer la infección, como la diabetes, la insuficiencia vascular y una mala nutrición. A partir de los 70 años se hace más presente, ya que el crecimiento de la uña es más lento, existen problemas de circulación y el sistema inmunitario es más débil.
En las residencias geriátricas y centros de día se debe tener especial cuidado en observar cualquier cambio en las uñas de los pies y entre los dedos. El profesional de la Podología que habitualmente atiende en la residencia debe prestar mucha atención, pero las personas que cada día están al cuidado de estas personas tienen que estar también muy atentas. El podólogo, una figura importante en toda residencia de ancianos, ha empleado habitualmente tratamientos tópico y orales. Pero el láser se revela ahora como un tratamiento muy eficaz.
Existen en nuestro cuerpo unos elementos (cromóforos) que absorben la luz, como el agua, la melanina o la hemoglobina. Hay que usar una longitud de onda específica para provocar un efecto en los tejidos, ya sea para hongos en las uñas o verrugas plantares (una patología que también afecta a las personas mayores con el sistema inmunitario debilitado). También hace falta una potencia suficiente y un aplicador específico según la zona que haya que cubrir.
Tratar hongos con láser
La onicomicosis es una infección de las uñas causada principalmente por levaduras. Es una patología que afecta mucho a las personas mayores y puede causar onicodistrofia o alteración del aspecto normal de las uñas. Es frecuente el cambio de color y engrosamiento, y llegan a quebrarse y desprenderse. El abordaje clásico de esta patología es el uso de antifúngicos por vía oral o tópicos. Debido a la toxicidad de los primeros o la relativa efectividad de los segundos, el láser se impone entre los profesionales de la Podología.
El tratamiento de la onicomicosis se realiza por efecto térmico, elevando la temperatura de la zona donde se aloja el hongo. Los hongos son sensibles a las altas temperaturas, y al someterlos a un estrés térmico provocamos su eliminación, así como la de las esporas. El calentamiento del tejido por encima de los 40ºC causa dolor y necrosis, por lo que es imprescindible emplear una emisión pulsada para que se disipe el calor. Esta terapia láser se basa en la actuación selectiva, destruyendo el foco y con un daño insignificante en los tejidos circundantes.
La luz láser tiene la capacidad de penetrar en la uña y la piel y lleva el calor en profundidad. Para ello, tendremos que utilizar longitudes de onda con gran absorción para el agua de los tejidos dañados. En la actualidad, combinamos tratamiento oral con tópico y láser, ya que aumentamos el porcentaje de éxito del tratamiento.
Verrugas plantares
El láser es una interesante herramienta para las verrugas plantares. Actúa, como en la onicomicosis, por termólisis selectiva. Se trabaja con potencias algo más altas, con un calentamiento más intenso para quemar el tejido. La principal ventaja de la utilización de láser es que permite ser muy selectivo con el tejido que vamos a quemar, y en caso de trabajar con potencias bajas, no provocar daño en el paciente.
Para aumentar la efectividad del tratamiento es recomendable teñir de negro la zona sobre la que vayamos a realizar la aplicación del láser, para aumentar de esta forma la captación de la luz. Además será necesario nuevamente su aplicación con un cabezal que concentre la luz láser, para aumentar la densidad de energía.
Terapia física
El láser actúa mediante un proceso llamado fotobiomodulación, durante el cual los fotones de luz son absorbidos por la mitocondria de las células, acelerando el proceso de curación natural. La luz láser acelera el ciclo de Krebs, generándose un mayor número de moléculas de ATP (energía celular) así como de fibroblastos y colágeno.
Cada vez es más frecuente la utilización por parte de los podólogos de herramientas terapéuticas, sobre todo en los campos de la Podología geriátrica y la Podología deportiva, ya sean técnicas invasivas como la EPI-EPTE, ondas de choque, láser de alta potencia…
Su uso está indicado para procesos inflamatorios y tratamiento del dolor de tejidos blandos: fascitis plantar (con la edad, los tejidos corporales pierden agua y se vuelven más rígidos, por eso es importante mantenerlos lo más elásticos y móviles que sea posible, practicando alguna actividad física de forma regular para evitar esta patología); espolón calcáneo (en las personas mayores los más comunes son el inflamatorio, consecuencia de una enfermedad reumática e inflamatoria, como la gota o la artritis, y el espolón degenerativo, cuando crece el hueso por la calcificación debida a la edad); talalgias (debidas al propio envejecimiento que adelgaza la almohadilla grasa del talón o causadas por alteraciones del colágeno, trastornos nerviosos o patologías tumorales); edemas (la hinchazón de pies es habitual en personas mayores, ya que suelen reunir las principales causas: insuficiencia venosa, enfermedades renales, cardíacas o hepáticas, uso de antidepresivos o reguladores de la presión arterial…); esguinces (a menudo provocados por las caídas en personas mayores); periostitis (que afecta especialmente a personas mayores que tienen escasa flexibilidad y músculos débiles al hacer ejercicio); bursitis (patología que aumenta con la edad), etc.
Las longitudes de onda más frecuentes para la terapia física son 800 nm y 905 nm, ya que en ambos casos son longitudes de onda poco absorbidas por la melanina, hemoglobina y agua y con gran captación por la mitocondria de las células. Los equipos más modernos son capaces de emitir varias longitudes de onda de forma simultánea, combinando estas longitudes de onda terapéuticas con longitudes de onda más térmicas, principalmente 970 nm y 1.064 nm.
Para su correcta aplicación, además de la longitud de onda adecuada, es necesario emplear una pieza de mano específica que permita entregar la energía de forma menos concentrada que en el tratamiento térmico de la onicomicosis y los papilomas.
Cicatrización de heridas. Pie diabético
El pie diabético es una de las patologías con consecuencias más graves a las que se enfrenta un profesional de la Podología y el riesgo de amputación aumenta con la edad. La cicatrización de heridas es otra de las aplicaciones en las que desde hace años más se he utilizado el láser, y son frecuentes los estudios publicados que han demostrado su eficacia. La nueva generación de equipos láser, más compactos y potentes, facilita su aplicación frente a los láseres de cañón, y acorta notablemente el tiempo de tratamiento. El láser actúa en los tejidos mediante un triple efecto, de mejora de la vascularización, de regeneración tisular y de efecto antibacteriano.
La vascularización se produce por un proceso de angiogénesis y por una dilatación de los vasos ya existentes. A mayor riego de sangre, más aporte de oxígeno y mejor cicatrización. Además, se favorece el proceso por el que el cuerpo se libera de los productos de desecho. De la misma forma, en el tratamiento del dolor el láser estimula la creación de ATP y fibroblastos, y da al cuerpo una energía extra fundamental para regenerar el tejido.
Además de la cicatrización de úlceras y pie diabético, el láser se emplea en la cicatrización de procesos quirúrgicos, evitando que se cree tejido cicatrizal, fuente de dolor crónico. En resumen, muchas de las patologías en pie y tobillo que sufren las personas mayores son susceptibles de tratamiento mediante una tecnología como el láser.