A raíz del confinamiento y el miedo al Covid-19 desde el Hospital San Rafael constatan un deterioro de la salud de la población, especialmente de las personas mayor y las personas con discapacidad física. Y es que debido al parón en la práctica de ejercicio físico se ha dado un aumento de los problemas osteoarticulares degenerativos.
Con motivo de la pandemia, el Hospital San Rafael de las Hermanas Hospitalarias ha constatado un aumento de las fracturas y un empeoramiento de los problemas osteoarticulares degenerativos, como por ejemplo el dolor de hombro, de espalda o de rodilla.
El confinamiento primero, y el miedo a contraer la Covid- 19 después, ha limitado la práctica de ejercicio físico y ha provocado un deterioro importante en la salud de la población, especialmente de la gente mayor o con discapacidad física. Por eso, desde el Servicio de Rehabilitación del Hospital se anima a estas personas, ahora que la cobertura vacunal entre estos colectivos es elevada, a salir de casa, volver a practicar ejercicio físico y recuperar la actividad social, siempre bajo un estricto cumplimiento de las medidas preventivas y siguiendo las recomendaciones sanitarias.
“Durante el confinamiento, la gente mayor ha dejado de ir al gimnasio y al centro de mayores, no se ha desplazado para ir a buscar los nietos a la escuela e, incluso, ha evitado salir a comprar o a pasear”, señala Álex Pasarín, responsable de Rehabilitación del Hospital San Rafael. “Y, cuando lo han podido volver a hacer, muchos no se han atrevido por miedo a contraer la Covid-19”, advierte.
Según el experto, esta bajada tan repentina y significativa de los niveles de ejercicio y actividad física explica el aumento de problemas osteoarticulares degenerativos, como por ejemplo el dolor de espalda, de hombro o de rodilla. “Este tipo de afectaciones representan un 70% de las visitas al especialista y, en el momento que los pacientes empezaron a volver a las consultas, constatamos que, en un 90% de los casos, su condición física había empeorado durante la pandemia”.
Por otro lado, cuando una persona mayor deja de hacer ejercicio físico, como puede ser simplemente andar, esto afecta su equilibrio y aumenta el riesgo de caídas. Hay que tener en cuenta, además, que, en los mayores de 65 años, la mayoría de las caídas conllevan lesiones y alrededor de un 5% provoca una fractura. “En edades avanzadas, las fracturas aceleran el deterioro funcional y la pérdida de autonomía de la persona”, advierte Pasarín.
Pero, según explican desde el Servicio de Rehabilitación del Hospital San Rafael, los problemas derivados de la falta de ejercicio físico no solo afectan a la gente mayor. “También hemos observado un deterioro de la condición física de personas con algún tipo de discapacidad, como por ejemplo pacientes que han sufrido poliomielitis o con hemiplejias. En estos casos, la situación es igual o todavía más preocupante, porque son personas jóvenes que están perdiendo en movilidad y, por lo tanto, en grado de autonomía”, recalca el responsable de Rehabilitación del Hospital San Rafael.
Ante esta situación, se anima a volver a salir, a retomar el ejercicio físico –la marcha nórdica, por ejemplo, es una excelente opción- y a recuperar la actividad social, siempre bajo un estricto cumplimiento de las medidas preventivas y respetando las restricciones sanitarias. “Ahora que contamos con una alta cobertura vacunal en ciertas franjas de edad y colectivos de riesgo, debemos ayudar a la gente a perder el miedo para vuelva a cuidar de su salud”, apunta Pasarín, quien recuerda que, según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”.