La Covid- 19 está provocando que muchas de los nuevos ingresos en residencias estén relacionados con personas que viven una soledad no deseada. Los expertos destacan que la soledad es un síntoma neuropsiquiátrico relevante de la enfermedad de Alzheimer preclínica que produce un deterioro cognitivo y funcional.
Una de las principales consecuencias que está teniendo la pandemia por la Covid-19 es el aumento de ingresos en las residencias de personas mayores por soledad. Un estado de aislamiento muy vinculado a padecer la enfermedad de Alzheimer, que actualmente padecen cerca de 30 millones de personas en todo el mundo y que pasará a 53 millones en sólo tres décadas.
En este sentido, Andrea Hernández Hervás, psicóloga sanitaria especializada en Cuidados Paliativos y Psicología de la vejez, alerta que “la soledad produce un deterioro cognitivo y funcional y este hecho hace que aumenten las probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer”. Esta experta destaca también una tendencia en el perfil de los nuevos ingresos en las 50 residencias de Ballesol desde principios de este año, señalando que “muchas de las nuevas estancias están relacionadas con la soledad no deseada motivada por la insatisfacción sobre la calidad o la cantidad de relaciones sociales”.
Esta percepción está apoyada por el estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de una Universidad de Finlandia sobre los retos cognitivos derivados de vivir en el seno de una relación con pareja y el efecto protector frente al deterioro cognitivo posterior en la vida y la hipótesis de la reserva cerebral.
“Es posible explicar el espectacular incremento del riesgo de enfermedad de Alzheimer en los sujetos enviudados que eran portadores del APOE-ε4” y como confirma Hernández Hervás, “muestran una asociación entre la soledad y la carga amiloide cortical” en adultos con una función cognitiva normal, concluyendo que la soledad, por tanto, es un síntoma neuropsiquiátrico relevante de la enfermedad de Alzheimer preclínica. “Existe un riesgo incrementado específico para las personas enviudadas o divorciadas en comparación con la gente soltera”, concluye.
Para Hernández Hervás entre las causas que están motivando muchos de los ingresos posteriores a la pandemia por la Covid-19 en las residencias se encuentran “los problemas de habilidades sociales, ya que, si alguien no sabe cómo relacionarse le costará generar un círculo social en el que sentirse arropado. Los cambios en su entorno, como ir a una residencia, pérdida de visitas de la familia, genera que la persona cada vez vea su arraigo social más debilitado”, alteraciones que se han asociado con la aparición de la demencia y con una mayor velocidad en el acortamiento de los telómeros, estructuras con un papel fundamental en el envejecimiento y la esperanza de vida.
Para tratar de evitar estas situaciones, desde Ballesol ofrecen estas 10 recomendaciones para paliar la sensación de soledad:
1. Tener presente la necesidad de mantener el contacto con los seres queridos varias veces por semana, para no dejar pasar el tiempo sin hablar e incrementar la sensación de aislamiento.
2. Mantener el contacto con el entorno social laboral tras la jubilación, posibles lazos de amistad que se han forjado con los años.
3. Realizar llamadas o videoconferencias con regularidad con la familia para “compartir” los pequeños momentos, el día a día.
4. En épocas especialmente sensibles como la Navidad, no dejar de compartir los momentos especiales, con más llamadas y encuentros reducidos con los seres queridos, teniendo en cuenta todas las recomendaciones sanitarias.
5. Promover las relaciones sociales en grupos reducidos, con pequeños paseos al aire libre, la práctica de deporte adaptada a cada edad, etc.
6. Mostrar empatía y comprensión con los sentimientos que pueden experimentar otras personas.
7. Potenciar el optimismo y el interés por una vida activa, adaptada a la realidad de cada persona.
8. Organízarse de otra forma: es buena idea organizarse la vida en función del estado actual (soltero, viudo, jubilado, sin hijos, etc.). No organizarse en función de la rutina estresante que se ha llevado como ama de casa o como trabajador de una empresa. Es hora de incorporar en la agenda actividades que nos permitan intercambiar intereses con otras personas.
9. Establece horarios: intentar mantener un horario para acostarse y levantarse. Intentar no caer en la anarquía, esto aportará una gran sensación de seguridad. Los días que no sea necesario madrugar, no te quedarse en la cama. No ajustar el cuerpo a un horario incrementará la sensación de melancolía.
10. Realizar actividades gratificantes.