Rosario Correa,
vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (CGCOP)
Los trastornos músculo-esqueléticos, tan frecuentes en las personas mayores, están considerados dentro de las enfermedades crónicas. Su principal consecuencia en el área geriátrica es la limitación de la movilidad que provocan. La mejora de la movilidad y la disminución de los niveles de dolor son aspectos fundamentales que influyen positivamente en las actividades de la vida diaria del paciente geriátrico.
Un pie que no presente molestias, tenga o no deformidades, es la clave para una correcta movilidad y esta promueve la interacción y contacto entre los mayores. Por tanto, unos pies sanos tienen una gran repercusión con los niveles de relación interpersonal.
Los pies de las personas mayores se han visto sometidos durante muchos años a cambios y deformidades en su fisiología. En la mayor parte de los casos, el paso del tiempo ha provocado lesiones en las estructuras óseas y en los tejidos blandos.
En la mayor parte de los casos, el paciente geriátrico presenta diversas alteraciones al mismo tiempo y en la misma zona. Algunas de las más frecuentes son problemas metabólicos, patologías vasculares y trastornos osteoarticulares.
A esto hay que sumarle una pérdida de elasticidad de los tejidos blandos, la disminución de la fuerza muscular y la limitación de la movilidad asociada al envejecimiento, entre otras afecciones. Todos estos aspectos reflejan lo importante que es la supervisión del pie geriátrico por parte de los profesionales de la Podología.
Tratamientos ortopodológicos en el pie geriátrico
En primer lugar, es importante destacar que no existen tratamientos ortopodológicos exclusivos del pie geriátrico. Estos se deben prescribir y realizar teniendo en cuenta las diferentes alteraciones presentes en cada paciente.
Los más utilizados son los siguientes:
- Prótesis: utilizadas para las diversas amputaciones del pie. Son frecuentes entre los pacientes diabéticos de edad avanzada cuando la enfermedad está muy desarrollada.
- Férulas dinámicas: necesarias para asistir movimientos deficitarios que son causados por la debilidad o la atrofia muscular.
- Ortesis plantares (plantillas): tienen un fin terapéutico, en la mayoría de los casos, como amortiguadores.
- Ortesis digitales: destacan por su función paliativa.
La ortopodología plantar y digital son los tratamientos prescritos con mayor frecuencia, ya que pueden combatir un buen número de afecciones frecuentes en el paciente mayor.
Las ortesis plantares están orientadas a disminuir la sintomatología de las zonas dolorosas, así como a proporcionar una base de apoyo y optimizar la capacidad de marcha del paciente. Es imprescindible captar la morfología del pie, normalmente deformada y con poca capacidad de modificación debido a la suma de cargas del peso corporal. La toma del molde se realiza teniendo en cuenta las características funcionales del pie del paciente.
Las ortesis digitales actúan, principalmente, como elementos de protección de la piel evitando las lesiones que se producen por el roce o la presión del calzado. Con fines paliativos o de protección, las ortesis digitales se realizan con silicona en pasta.
A la hora de utilizar un tratamiento ortopodológico es necesario un ajuste óptimo entre el pie, la ortesis y el calzado.
Y en todos los casos, el calzado debe reunir una serie de características que proporcionen al paciente estabilidad y confortabilidad.
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