El futuro de la atención sanitaria al paciente pasa por adoptar un modelo híbrido entre atención virtual, presencial e individualizada, tal y como se expuso en una de las mesas plenaria del Congreso de SECA, la Sociedad Española de Calidad Asistencial.
Como destaca Rafael Rotaeche del Campo, especialista en medicina familiar y comunitaria del Centro de Salud de Alza (Donostia) y moderador de la mesa, «nos encontramos en el dilema de aprovechar las enseñanzas y las experiencias positivas de la pandemia en el tema de la atención virtual con el interés de recuperar las consultas presenciales, y siempre con la seguridad del paciente como hoja de ruta«.
Los tres ponentes de esta mesa coincidieron al afirmar que la atención sanitaria virtual probablemente sea segura y eficiente, aunque no hay evidencias consistentes ni en un sentido ni en otro, y sin esas evidencias el debate plantea muchas preguntas como ¿cúal es el mejor formato? ¿Para todos lo pacientes? ¿Sirve para todo tipo de patologías? ¿Está el paciente satisfecho con la atención virtual?… Todavía no hay resultados de la experiencia en la atención virtual durante la pandemia, y por lo tanto es necesario seguir investigando y trabajando en este campo.
Lo que si parece evidente es que el formato principal de atención sanitaria debe ser el que mejor se adapte a las necesidades y expectativas del paciente. En este sentido Mª Ángeles Tebar, coordinadora regional de Gestión de la Calidad y Mejora del Servicio de Salud de Castilla La Mancha, afirma que «aunque tengamos que tener en cuenta otros factores como la sostenibilidad, la decisión siempre tiene que venir determinada por el paciente».
«Creo que a la hora de implantar la asistencia virtual, las organizaciones sanitarias se han centrado más en sus propias necesidades que en las de los pacientes», añade esta experta, que asegura también que es necesario revisar los riesgos que hay en los procesos y analizar cómo se van a cubrir las brechas de seguridad del paciente, algo «que hasta ahora ha estado cubriendo el propio paciente».
Los participantes en esta mesa plenaria del Congreso de SECA coincidieron en señalar que la atención virtual trae consigo importantes beneficios. Así, evita desplazamientos y ayuda a una medicina más humana al permitir que los pacientes crónicos vayan lo menos posible al hospital, entre otros, pero también plantea importantes desafíos al sistema sanitario y a la ciudadanía. El principal, garantizar la equidad y no dejar fuera a determinados grupos de población, por ejemplo, a las personas que no tienen conocimientos digitales.
A este respecto, Antonio A. Regueiro, jefe de Unidad de Atención Primaria del Centro de Salud Vilanova de Arousa, defiende la necesidad de «estratificar por competencias digitales«, ya que «así podríamos saber a quién dirigir la telemedicina con más efectividad». Opinión que comparte Marina Varela, del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor del Consejo Universitario de Pontevedra, quien recalca que «esta estratificación es fundamental; tendría que ser una variable más que incluyamos en el historial del paciente».
La telemedicina plantea otros retos igualmente importantes, como la aceptabilidad y satisfacción del paciente con este tipo de atención; las competencias digitales y de comunicación de los propios profesionales sanitarios o el acceso a la tecnología de los pacientes, teniendo en cuenta la brecha regional, algo especialmente importante en la España vaciada.
Otro desafío de la telemedicina es garantizar una comunicación médico-paciente eficiente. En la asistencial virtual hay una ausencia de pistas visuales y de posturas corporales que le pueden restar contexto a la entrevista y que puede hacer que el médico malinterprete lo que el paciente quiere transmitirle o que se pierda información, advierte Marina Varela. Por ello, «para casos más graves o para pacientes más complicados, la consulta presencial puede ser más adecuada», afirma.
Para Mª Ángeles Tebar, «es obvio que la atención virtual hace que tengamos una gestión más eficiente de nuestro tiempo, lo que no tengo tan claro es de qué manera estamos gestionando la reutilización de ese tiempo para usarlo en otras actividades que generen valor«. La cuestión es: ¿la consulta virtual es eficiente y segura solo en aquellos temas que se pueden resolver fácilmente o también cuando hablamos de exploraciones físicas?
En este sentido, Mª Ángeles Tebar señala que «si de verdad queremos meter el sistema sanitario en este mundo, se requiere una planificación de la macrogestión (qué procesos serían los más apropiados, qué riesgos conllevan…) que debe ser mucho más amplia y con mayor rigor metodológico que la realizada hasta la fecha. Fallamos a la hora de implantar proyectos de mejora, y los hacemos a lo grande, sin hacer pilotajes y sin evaluar sus resultados».