La reciente celebración del Día Mundial de los Cuidados Paliativos ha puesto de manifiesto la importancia de que cualquier persona, que se encuentre en el final de vida, pueda tener acceso a unos cuidados paliativos de calidad, independientemente del lugar donde se encuentre.
Euskadi es una de las pocas comunidades autónomas en las que se ha garantizado el acceso a los cuidados paliativos en situaciones de final de vida, gracias a una normativa específica y a un plan de desarrollo propio. Pero, ¿ y qué son unos cuidados paliativos de calidad? Pues aquellos en los que tanto el paciente como su familia son una sola unidad de tratamiento. Es esencial conocer cuáles son los deseos de la persona aquejada por la enfermedad acerca de su propio final para garantizar que se cumpla su voluntad.
Así, tal y como señala la Dra. Naiara Fernández, médica geriatra y directora asistencial del grupo sociosanitario IMQ Igurco, «en las situaciones de final de vida es frecuente la aparición de síntomas clínicos (dolor, dificultad para respirar, desnutrición, caídas, úlceras por presión…) funcionales (fragilidad y dependencia para realizar las actividades de la vida diaria), del área neuropsicológica (deterioro cognitivo, delirium, ansiedad, depresión…) y sociales (pérdida de rol social, cambio del papel que juega en su familia, miedo a la dependencia funcional, necesidad de optimizar su recurso social…). Todo esto, conlleva un claro impacto emocional en el paciente y en su unidad familiar».
Por ello, las situaciones de final de vida, precisan de un abordaje multidisciplinar para optimizar la calidad de vida de las personas en situación de enfermedad avanzada y sus familias durante todo el proceso.
El derecho a elegir donde morir
Bien sea en su domicilio, en una residencia o en un hospital, el Plan de Cuidados Paliativos de Euskadi, está diseñado para adaptarse a los distintos ámbitos, para que el paciente y su familia puedan recibir la atención que precisan en cada momento, «Habrá personas que elijan permanecer en su domicilio, otras que experimenten miedo e inseguridad en su casa…», explica la directora Asistencial de MQ Igurco, quién además apunta a que los profesionales deben prestar una atención humana que proporcione al paciente y a su unidad familiar la garantía de pasar sus últimos días libres de sufrimiento.
Documento de últimas voluntades
Para los especialistas, otro aspecto de vital importancia en las situaciones de final de vida, es conocer cuáles son los deseos de la persona aquejada por la enfermedad acerca de su propio final, para garantizar que se cumpla su voluntad y facilitar la toma de decisiones difíciles al final de la vida por parte del equipo de atención y sus familiares.
En este sentido, la población del País Vasco tiene a su disposición la posibilidad de realizar su documento de voluntades anticipadas, un escrito dirigido al equipo sanitario, en el que una persona deja constancia de las instrucciones a seguir en el futuro. El documento puede ser modificado y revocado en cualquier momento mientras se conserve la capacidad para tomar decisiones. Hasta ese momento, prevalecerá la decisión de la persona sobre lo recogido en el documento. Cualquier persona mayor de edad, no incapacitada judicialmente y que actúe libremente puede hacerlo.
Aliviar, cuidar y acompañar
Tal y como se apunta en el Plan de Cuidados Paliativos de Euskadi, no se ha de identificar los cuidados paliativos siempre con la muerte. En este sentido, la Dra. Naiara Fernández enfatiza en que «a pesar de poner a disposición de las personas afectadas los mejores tratamientos disponibles por parte de la medicina de atención primaria y especializada, la enfermedad puede progresar, alcanzando un estadio avanzado e incurable, donde el tratamiento específico no consiga mejorar el curso de esta y se vea comprometida la supervivencia. Los profesionales trabajan con el paciente y su familia esta realidad desde el principio de la atención».