Pese a la magnitud del problema y el interés profesional, científico y social que supone la atención y el tratamiento de la persona con dolor crónico, los especialistas advierten que en esta patología está infravalorada o inadecuadamente tratada.
Más de siete millones de españoles (un 17% de la población) está afectado por dolor crónico y, sin embargo, pese al gran impacto que tiene en la vida cotidiana de los afectados, el tiempo medio para diagnosticar el dolor crónico es de 2,2 años. Además, la demora media para recibir un tratamiento adecuado que pueda remitir o terminar con el problema es de 1,6 años, plazos que se han visto incrementados aun más debido al impacto que ha tenido la Covid-19 en el sistema sanitario.
Tal y como señalan los especialistas, un tercio de la población mayor de 14 años ha sufrido la interferencia del dolor en el desempeño de sus actividades cotidianas. De hecho, un 41% de las mujeres y el 27% de los hombres reportan que estos episodios de dolor les afectan “bastante o mucho” según datos de la ‘Encuesta Nacional de Salud en España’ del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por otra parte, el dolor también tiene un gran impacto sobre la salud mental, puesto que, según los datos de la Sociedad Española del Dolor (SED), casi ocho de cada diez personas que se enfrentan al dolor crónico en España afirman encontrarse ansiosas o deprimidas como consecuencia del mismo.
Pese a ello, el diagnóstico puede demorarse durante más de dos año, lo que provoca que casi la mitad de las personas que se enfrentan al dolor crónico (un 48%) están descontentos con el tiempo de espera para recibir un tratamiento y se muestran insatisfechos respecto al manejo de su enfermedad o dolor, según los resultados del estudio ‘El dolor en la enfermedad crónica desde la perspectiva de los pacientes’, elaborado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) junto a la SED.
En el caso español, la adherencia a los tratamientos, en los mejores casos (aquellos de dolor intenso) se encuentra en torno al 50% y solo la mitad de los pacientes se encuentra conforme con el mismo. Por otro lado, los fármacos para el dolor intenso o moderado son mayoritariamente AINES (medicamentos antiinflamatorios no esteroides), con bajos porcentajes de opioides y paracetamol.
Ocho de cada diez pacientes dispone de tratamiento prescrito
A pesar de la gravedad y complejidad de esta patología, desde la Sociedad Española del Dolor hace especial hincapié en que ya se están dando pasos para mejorar la situación de todas aquellas personas que se enfrentan a esta tipología del dolor. Uno de los más recientes es que el Premio Nobel de Medicina otorgado a David Julius y Ardem Patapoutian aborda el dolor. En su caso, ambos autores han descubierto que existen receptores comunes para el dolor, presión y temperatura. “Sin lugar a dudas, este galardón va a atraer más atención hacia la investigación del dolor”, indican desde la SED, recalcando que “ocho de cada diez pacientes que experimentan dolor intenso cuentan con tratamiento prescrito”.
Entre los contenidos y avances más positivos la Sociedad Española del Dolor destaca que, “por fin”, el dolor crónico ha sido catalogado como una enfermedad, o que se cuenta con nuevas técnicas y mejores tratamientos farmacológicos para abordarlo. Además, a la hora de atender esta problemática, se apuesta por un tratamiento multidisciplinar con la mejor formación continuada y evidencia disponible que incorpora diversas disciplinas como: la atención psicológica, farmacológica, etc. Los especialistas también tienen grandes esperanzas en la medicina traslacional.
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Es muy buena la informacion