La Fisioterapia Acuática puede mejora la sintomatología de las enfermedades reumáticas inmunomediadas (artritis reumatoide, psoriásica e idiopática juvenil, espondilitis anquilosante y espondiloartritis), patologías que sufren más de un millón de personas en España según cifras de la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis).
La práctica de Fisioterapia Acuática permite a personas afectadas por las enfermedades reumáticas inmunomediadas «mejorar la función física, mitigar el dolor, mejorar la composición ósea y corporal y la calidad de vida», destaca Javier Güeita, fisioterapeuta del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).
Y es que las enfermedades reumáticas tienen efectos severos sobre estos pacientes, como el dolor crónico, la fatiga extrema, la inflamación articular o la rigidez matutina, y llegan a incapacitarles para desarrollar una vida normal. En contra de la idea extendida de que las enfermedades reumáticas solo afectan a las personas de edad, patologías como la artritis crónica aparece en muchas ocasiones durante la niñez y la adolescencia.
Tal y como indican desde el CPFCM, la Fisioterapia Acuática es una gran aliada de los pacientes reumáticos por sus efectos sensoriales, motores, cognitivos y emocionales. Algunas de las principales ventajas que puede aportar son:
- Es eficaz para reducir el impacto de la osteoartritis en miembros inferiores
- Genera cambios sobre la composición bioquímica del cartílago, en la función física, el dolor, la composición ósea y corporal y la calidad de vida de las personas que sufren enfermedades reumáticas
- Permite que los pacientes practiquen de manera factible ejercicios de fuerza, aeróbicos y estiramientos activos y neuromusculares, a las dosis recomendadas por un fisioterapeuta
- Está indicada en todos los ámbitos de la rehabilitación debido a sus efectos sobre el sistema cardiovascular, neuromuscular, musculoesquelético o renal entre otro
Además de la Fisioterapia Acuática, la recuperación de las personas con enfermedades reumáticas también debe ser tratada con ejercicios preventivos o de curación. Según afirmó Aurora Araujo, decana del CPFCM, en el I Congreso de Personas con Artritis y Espondiloartritis, «la investigación indica que los programas fisioterápicos que combinan ejercicios aeróbicos, de fortalecimiento y de estiramiento alivian los síntomas de las personas afectadas por enfermedades reumáticas, mejoran su movilidad y su función articular, aumentan su coordinación y equilibrio, y ayudan a controlar el peso corporal. De hecho, la evidencia científica indica que la inactividad provoca más dolor y, a su vez, problemas para retomar la actividad física», advirtió la decana del CPFCM.
«Un fisioterapeuta con experiencia en ejercicios para la artritis puede determinar qué tipo de ejercicios serán de ayuda para mejorar el funcionamiento general y reducir el riesgo de sufrir lesiones«, añadió Aurora Araujo, quien también insistió en la necesidad de trabajar la flexibilidad, el fortalecimiento, el acondicionamiento cardiorrespiratorio y la conciencia corporal, para mejorar la postura y el equilibrio.
Diferenciar la hidroterapia y terapia acuática
Desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid tambien se hace incapié en la importancia de diferenciar la hidroterapia y terapia acuática. La hidroterapia es el tratamiento del cuerpo mediante la aplicación de agua a diferentes temperaturas o presión. Se utilizan sus propiedades mecánicas y térmicas sobre la piel y las mucosas, con independencia de los medios empleados para ello. Los baños de remolino, las duchas bitérmicas y los chorros de presión son algunos de los dispositivos utilizados.
En cambio, la terapia acuática es un procedimiento terapéutico que utiliza de forma combinada las propiedades mecánicas del agua junto con técnicas e intervenciones específicas para mejorar la funcionalidad. Este procedimiento lo realizan fisioterapeutas especializados que conocen el medio, saben qué posibilidades ofrece y cómo motivar la recuperación o mejora del paciente a través del movimiento. «Usamos el agua para explorar, entrenar y sacar la mayor capacidad de cada persona», señala Javier Güeita.
La Fisioterapia Acuática también se aplica en otras dolencias, como problemas musculoesqueléticos, y como terapia tras una lesión (traumatismo, cirugía o proceso inflamatorio), en alteraciones sensitivomotoras (problemas de movilidad derivados del sistema nervioso), afecciones cardiorespiratorias, embarazo o problemas en la tercera edad.
Pueden beneficiarse de ella personas de todas las edades, partiendo de un buen diseño del programa terapéutico, tras la adecuada selección de objetivos y estableciendo una correcta progresión por parte del usuario y del profesional sanitario.
No obstante, está contraindicada ante situaciones clínicas donde exista riesgo de propagación de infecciones por contaminación del agua o por el peligro evidente de un empeoramiento de la salud del paciente (procesos infecciosos, principalmente).
Así, no se podría tratar en el agua a un paciente Covid en fase aguda, pero sí a un paciente postcovid cuando ya ha desaparecido la infección. La pandemia de Covid-19 no supone un riesgo añadido en este sentido y las sesiones de Fisioterapia Acuática se están realizando siguiendo todas las medidas de seguridad necesarias para evitar contagios.