Se debe proporcionar una buena calidad de vida y respetar las preferencias de cada persona en la etapa de final de vida, tal y como señalaron los profesionales sanitarios y sociales de Nightingale Hammerson, Clínica Universidad de Navarra, Hospital Universitario de Navarra, Hospital San Juan de Dios o Residencia Bidealde que participaron en la jornada ‘Cuidados paliativos en geriatría’ organizada por Foro Qpea y la residencia Bidealde.
En el marco de la jornada ‘Cuidados paliativos en geriatría’ organizada por Foro Qpea y la residencia Bidealde e inaugurada por Enrique Maya, Alcalde de Pamplona, y Carmen Maeztu, Consejera de Derechos Sociales, los intervinientes han coincidido, por unanimidad, en destacar que el fin último de los cuidados paliativos en personas mayores es proporcionar calidad de vida, respetando los intereses y preferencias de cada persona.
En este sentido, se subrayó la importancia de un trato individualizado que atienda las dimensiones física, psicológica, social y espiritual para procurar una buena muerte. Así lo manifestó Nuno Lopez, responsable del equipo asistencial de la residencia Nightingale Hammerson de Londres, señalando que «lo esencial son los valores de la persona y, en el final de la vida, las preferencias de las personas son similares, independientemente de las creencias”. Por su parte, María González, jefa clínica de la Unidad de Atención Paliativa del Hospital San Juan de Dios, destacó tres valores de la atención paliativa: humanidad, acompañamiento y soporte que prevenga y alivie el sufrimiento.
Los especialistas también recalcaron la importancia de la atención multidisciplinar en los cuidados paliativos. En palabras de Ana Jiménez, Directora Asistencial del Centro sociosanitario Bidealde: “en nuestro equipo contamos con personal médico, de enfermería, de psicología, farmacia y también personal gerocultor, que participa en la gestión de cada caso de manera activa. Solo así podremos dar una atención integral a cada residente”.
Por su parte, Abel Cedeño, geriatra del Servicio Geriatría del Hospital Universitario de Navarra, recalcó que la integración asistencial juega un papel determinante en la atención de personas mayores. En palabras del propio Cedeño, “todos los dispositivos, sean hospitalarios, domiciliarios o residenciales deben atender cada necesidad de la persona mayor de manera coordinada”.
En esta línea, los ponentes destacaron que Navarra cuenta con recursos muy valiosos en atención paliativa, en los que falta integrar las residencias, como un recurso ya existente que, con la debida apuesta, podría complementar la oferta para atender todas las necesidades del mayor número de personas mayores posible.
En la jornada sobre cuidados paliativos en la geriatría, los profesionales también reivindicaron un mayor protagonismo de los cuidados paliativos en las agendas institucionales, para darle el lugar que se merece. En este sentido, Carlos Centeno, jefe del servicio de cuidados paliativos de la Clínica Universidad de Navarra se preguntó por qué se financia el cuidado paliativo en el entorno sanitario y no en las residencias si “somos de los pocos países del entorno que no tienen una estrategia nacional de cuidados paliativos en ellas».
En este encuentro organizada por Foro Qpea y la Reesidencia Bidealde también hubo tiempo para tratar otro de los puntos clave: la formación especializada. En este sentido se abogó por una formación desde la universidad, que aborde no solo el conocimiento científico-técnico, sino también otros aspectos que conforman los principios de la atención paliativa, como la comunicación, el manejo del entorno, de la intimidad y la espiritualidad.
David Ruiz, médico de atención primaria en el Centro de Salud de Noáin declaró que “en mi primera consulta de paliativos, apenas hablé, más de 40 minutos escuchando, hasta que el paciente me expresó que había sido una de las mejores consultas que había vivido, porque se había sentido escuchado y tenido en cuenta”.
En el cierre de la jornada, Rafael Sánchez-Ostiz, director general del Grupo IDEA y Presidente del Foro Qpea, abogó por la necesidad de unos cuidados al final de la vida integrales, que respeten y potencien la dignidad de la vida de cada persona.