Un artículo de Fernando Obispo Simón, Fisioterapeuta,
y Sara Encabo Gutiérrez, Terapeuta Ocupacional de Valdeluz Ferial
Según la OMS, el envejecimiento de la población española está incrementando con el paso de los años, y este, se presenta en mayor proporción en las zonas rurales del país. El envejecimiento activo se fundamenta en la optimización de las oportunidades que tiene las personas a medida que envejecen. En la actualidad, no es nada novedoso hablar del envejecimiento como uno de los retos a los que nos enfrentamos como sociedad. s un hecho que la esperanza de vida ha aumentado, y que en nuestro país el 19,77% de la población es mayor de 65 años
En este marco, aparecen acciones como el plan para el Década del Envejecimiento Saludable 2020-2030. Se trata del segundo plan de acción de la Estrategia mundial de la OMS sobre el envejecimiento y la salud, que desarrolla el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento de las Naciones Unidas y se ajusta al calendario de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Consiste en una acción coordinada que pretende mejorar la calidad de vida de las personas mayores en un plazo de 10 años.
Uno de los principales objetivos de este plan es el envejecimiento saludable. El envejecimiento saludable significa que las personas mayores contribuyen a la sociedad durante más tiempo, con oportunidades para gozar de buena salud en todas las etapas de la vida. El envejecimiento no es sinónimo de enfermedad o discapacidad, pero en esta etapa de la vida aumentan los riesgos de presentar patologías y enfermedades crónicas. Estas pueden disminuir la calidad de vida de las personas mayores.
En muchas ocasiones los tratamientos de dichas patologías son ineficaces, por lo que surgió una nueva línea de actuación, el envejecimiento activo y saludable, con el que se pretende evitar la aparición de las enfermedades en lugar de esperar a tratarlas.
La principal diferencia entre el envejecimiento saludable y el envejecimiento activo es que, este último, se centra en el reconocimiento de los derechos humanos de las personas mayores de independencia, participación, dignidad, atención y autodesarrollo. Para ello es clave mantener las capacidades funcionales y cognitivas del individuo. Así garantizamos que las personas pueden ser lo que quieren ser.
En este punto son claves tanto la fisioterapia como la terapia ocupacional. Tanto la terapia ocupacional como la fisioterapia tienen un papel fundamental en el envejecimiento activo, previniendo la aparición de deterioro cognitivo/demencias y deterioro del estado funcional que desencadene en dependencia de las actividades de la vida diaria (básicas, instrumentales y avanzadas).
Popularmente, la terapia ocupacional no es conocida por lo que es, si no por una herramienta de “entretenimiento” para las personas mayores. Los terapeutas ocupacionales, como especialistas en la ocupación y en los factores que actúan como facilitadores y limitadoras de la misma, centran su atención en utilizar la ocupación en su totalidad.
Esto da sentido a la vida de especialmente la población mayor que se encuentran en una etapa donde esta se puede ver amenazada. Esto lo conseguimos aumentando la participación en actividades de estimulación cognitiva, participación en ocupaciones de ocio e interacción social como medio para prevenir o disminuir las situaciones de soledad y desequilibrio ocupacional, aumentando así la calidad de vida en la población envejecida.
Es una herramienta que empodera a la persona para mantener su independencia en su día a día, nadie mejor para el mantenimiento de capacidades cognitivas y la recuperación o mantenimiento de la independencia en las actividades básicas de la vida diaria. Además, en casos de deterioro funcional o cognitivo más avanzados con medidas de adaptación ambiental (carteles que ayuden a localizar lugares y objetos, alzador para W.C, asideros, etc.), ayudas técnicas (cubiertos, velcro para ropa en lugar de cordones, andadores, bastones) o adaptación de la propia actividad (tanto cognitivo como funcionalmente).
Es la disciplina que capacita también en las actividades instrumentales y avanzadas de la vida diaria (desde, por ejemplo, coger un autobús, utilizar un smartphone, cajeros automáticos, a planificar un viaje con sus familiares), permitiendo a las personas mayores no ser tuteladas en la realización de actividades tan habituales para nosotros.
Tradicionalmente hemos entendido la fisioterapia como una disciplina que trabaja con un “paciente”. Una disciplina que relacionamos de forma automática con la camilla. La fisioterapia en 2021 debe dar el protagonismo al usuario, que ya no será paciente sino motor activo del tratamiento. La fisioterapia debe servir para guiar y acompañar a las personas en el cuidado activo de sus capacidades físicas, en la prevención de caídas, y en todos aquellos factores que sirvan para minimizar en deterioro funcional de los mayores de 65 años.
Una persona mayor tiene que acudir a su fisioterapeuta como medio para preservar y mejorar su fuerza muscular y su equilibrio; para mantener a raya el dolor que le impide realizar aquellas actividades que le gustan.
La fisioterapia tiene gran relevancia en el adulto mayor, no solo en aspectos relacionados con la asistencia sanitaria sino también a nivel preventivo mediante la educación para la salud, ofreciendo información y conocimientos sobre cómo llevar una vida saludable y la introducción, a través de la fisioterapia, del ejercicio físico e higiene postural en su día a día.
Algunos de las áreas en las que trabajan tanto la terapia como la fisioterapia de manera conjunta son:
- Área físico-funcional, cuyo objetivo es mantener y/o mejorar la independencia en la ejecución de las actividades de la vida diaria (AVD´s).
- Área perceptivo-sensorial, cuyo objetivo es estimular de manera regulada, sistemática y secuencial el área sensorial del individuo como medio para potenciar las capacidades físicas, psicomotoras y cognitivas del mismo
- Área cognitivo-psicológica, cuyo objetivo es conseguir que las funciones superiores (atención, razonamiento, memoria, etc.) de la persona sean útiles buscando su carácter práctico y funcional
- Área social, potenciando la integración en la sociedad y previniendo así el aislamiento social
- Salud integral, controlar en la medida de lo posible las patologías para evitar que influyan negativamente en su nivel de autonomía.
Además, la terapia ocupacional y la fisioterapia no son dos disciplinas independientes, si no complementarias. Es decir, para que una persona pueda hacer una actividad de la vida diaria, se necesitan las suficientes capacidades para realizar las tareas de forma adecuada. Es nuestra obligación cambiar el punto de vista. No podemos seguir tratando a los mayores como sujetos pasivos, dependientes y sin tener en cuenta sus intereses. Tienen derecho a seguir siendo protagonistas, a decidir, a ser ellos mismos. Es nuestra obligación permitirles ser libres. No necesitan tutores. Necesitan capacidades. Para ello es imprescindible la educación de toda la sociedad, se lo debemos.
Bibliografia
1. Estudio fenomenológico sobre la relación entre el envejecimiento activo y la terapia ocupacional en centros de día y residencias de la ciudad de A Coruña 2017 Marta Carracedo-Vázquez, Laura Nieto-Riveiro, María Del Carmen Miranda-Duro, Betania Groba González, Thais Pousada García, Javier Pereira Loureiro. 10.5354/0719-5346.2017.46376. Revista Chilena de Terapia Ocupacional.
2, One Decade of Healthy Ageing. (2020, 14 diciembre). www.who.Int.
Recuperado 30 de noviembre de 2021, de https://www.who.int/initiatives/decade-of-healthy-ageing