Un artículo de Alfonso J. Callejero Guillén,
Fisioterapeuta en Atención Primaria en Aragón (CS Fraga)
y Vocal del Área de Geriatría del Colegio de Fisioterapeutas de Aragón

Según la proyección de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2033 el 25,2% de la población será mayor de 65 años y la esperanza de vida sería de 82,9 años en los hombres y 87,7 en las mujeres (2,5 y de 1,9 años más que ahora, respectivamente).

Por otra parte, las patologías músculo esqueléticas representan la segunda causa de discapacidad mundial, con un 17.1% de años con discapacidad. Así mismo, a nivel estatal suponen la primera causa de discapacidad, siendo la patología cervical y lumbar la más prevalente. A nivel mundial supone el 5.44% de las causas de dolor o discapacidad, mientras que en España se sitúa en el 16.84%. Por tanto, es fácil vaticinar el posible aumento de patologías crónicas en la población anciana en las próximas décadas.

geriatricarea envejecimiento ejercicio
El ejercicio terapéutico es una herramienta segura, eficaz y adaptable a cualquier paciente

En este sentido es importante remarcar que las consecuencias más relevantes de estas patologías son la aparición de limitaciones tanto en la movilidad, así como dolor, con la consecuente limitación en la capacidad funcional.

Al hablar de dolor debemos considerar que en España, el dolor crónico afecta al 18% de la población adulta (+20 años), suponiendo un gasto de 15,000 millones de euros anuales y un promedio de días perdidos por dolor en España es de 16,8 al año. El dolor lumbar supone el 14.8% de los casos, el neuropático está presente en el 32.8% de los pacientes y el músculo esquelético en el 21%.

Por otro lado, tenemos que reseñar que, actualmente, dada la evidencia científica publicada, la base del tratamiento de fisioterapia sería el Ejercicio Terapéutico que Taylor (2007) lo define como: “la prescripción de un programa de Actividad Física que involucra al paciente en la tarea voluntaria de realizar una contracción muscular y/o movimiento corporal con el objetivo de aliviar los síntomas, mejorar la función o mejorar, mantener o frenar el deterioro de la salud”.

¿De qué hablamos cuando hablamos de dolor?

La evolución de la propia definición ha ido cambiando, pero una de las más actuales que incorpora los aspectos más importantes para el tratamiento de la patología crónica, para la fisioterapia sería: “Experiencia angustiosa asociada con daño tisular actual o potencial con componentes sensoriales, emocionales, cognitivos y sociales.” (Williams y Craig, 2016).

Se habla de daño potencial, porque podemos explicar que si el cerebro interpreta que los tejidos están en peligro, este hará una acción protectora. Ya que dado que el dolor persiste, el sistema de transmisión del peligro -vías nociceptivas- y los mecanismos que preservan el propio dolor se vuelven más sensibles. Por otra parte, no debemos desdeñar nunca los procesos de aprendizaje psicológicos, neurobiológicos y sociales que influyen en el dolor, dado que son factores que nos podrán perpetuar el dolor crónico.

De esta manera, estudios en dolor lumbar nos revelan que un mantenimiento de dicho dolor durante más de 14 días es un factor que predispone a su cronificación, independientemente de su intensidad, incapacidad asociada.

En consecuencia, podemos afirmar que el dolor produce cambios en el paciente a nivel central, conductual y en consecuencia en el movimiento (o gesto), así como en los diferentes componentes del mismo, calidad, cantidad, fuerza, coordinación, etc.

Dolor crónico

Hablamos de dolor crónico cuando está presente más de tres meses (en patología músculo esquelética). Así este dolor crónico tiene diversas consecuencias a nivel motor, tales como:

  • Disminución de la velocidad de ejecución psicomotora y del procesamiento
  • Ansiedad, sensibilización central, dolor persistente
  • Miedo al movimiento y/o alteración del propio gesto para buscar un patrón de movimiento que identifique el cerebro como no doloroso y pueda ejecutarlo, aunque este nuevo movimiento sea patológico y pueda perpetuar la lesión y/o el dolor
  • Además se ha comprobado que la edad es un factor que acrecienta estos fenómenos


Evidencia del ejercicio terapéutico en el paciente geriátrico

Smidt et al (2005) concluyó que el ejercicio terapéutico es beneficioso para las personas con enfermedades crónicas, en una revisión sistemática que hizo de artículos publicados en los últimos 40 años (1960/2002). Por otra parte, Taylor et al (2007) se reafirma en esa sentencia de Smidt et al, en una publicación realizada años después, situando el ejercicio terapéutico como herramienta de primera elección para el tratamiento de determinadas patologías.

Entre los beneficios más destacados del ejercicio terapéutico podemos señalar:

  • Se produce una mejoría individual
  • Revisiones sistemáticas demuestran que el ejercicio aeróbico y con resistencia es más efectivo en fibromialgia, artritis en rodilla, dolor lumbar crónico
  • Beneficios psicológicos (reducción del miedo, ansiedad, catastrofización)
  • Se obtiene un mayor resultado cuando se combina con educación para la salud

En resumen, para el dolor crónico de origen musculoesquelético el ejercicio terapéutico tiene efectos clínicamente relevantes sobre el dolor y la función en comparación con ninguna intervención, cuidados mínimos u otras terapias conservadoras.

A su vez, resulta muy útil en una intervención sobre un paciente con sarcopenia, que se podría definir como: ”pérdida de fuerza relacionada con la edad”. En consecuencia, este descenso de la fuerza, dificulta la realización de las AVD´s, una menor potencia, lo que aumenta el riesgo de caídas, y por ende de fracturas, además de una menor resistencia, lo que supone una mayor fatiga y una mayor dificultad para realizar ejercicios. Todo ello supone un descenso de la actividad física y una mayor discapacidad.

Por ello el ejercicio terapéutico será esencial para prevenirla, dado que favorece la activación neuromuscular, la síntesis proteica y la respuesta hormonal. En este sentido, se manifestaba Burgos (2006): “De todas las alternativas terapéuticas, sólo el ejercicio físico de resistencia ha demostrado su eficacia en incrementar la masa muscular esquelética, asociado o no a suplementación nutricional”.

Conclusiones

  • Ante el evidente envejecimiento de la población, debemos desde la fisioterapia utilizar las mejores herramientas para dar la mejor calidad de vida a la creciente población anciana.
  • En esta tesitura, ante la evidencia de la alteración del movimiento que produce el dolor crónico, debemos usar el ejercicio terapéutico para reeducar ese movimiento, así como para disminuir el dolor, recuperar la función alterada y tratar la lesión estructural
  • El ejercicio terapéutico es una herramienta segura, eficaz y adaptable a cualquier paciente, que nos permite obtener buenos resultados en nuestros tratamientos de fisioterapia en la población adulta
  • Con el ejercicio terapéutico, además, evitamos el sedentarismo de la población anciana, obteniendo otros resultados que mejoran su bienestar físico, mental y social.

Alfonso J. Callejero Guillén
@a_callejero (Twitter) @alfonso_callejero (Instagram)