Un artículo del Colegio de Fisioterapeutas de la Región de Murcia (COFIRM)
El envejecimiento es un proceso natural presente a lo largo de toda la vida, es un fenómeno universal, individual, irreversible y multicausal en el que junto a los factores genéticos juega un papel determinante el estilo de vida (hábitos y conductas saludables). Existen diversas teorías para explicar el envejecimiento que clásicamente se dividen en estocásticas, que consideran que el envejecimiento implica variables externas que afectan aleatoriamente, y las teorías no estocásticas o deterministas, que consideran que está programado genéticamente.
A nivel corporal, a medida que se envejece se produce un deterioro fisiológico en órganos y sistemas como por ejemplo la disminución de la masa ósea, que aumenta el riesgo de sufrir fracturas; aumento de la masa grasa y disminución de la muscular, que puede provocar pérdida de la fuerza y dificultad para realizar tareas cotidianas; la disminución de neuronas y fibras nerviosas, que pueden producir enlentecimiento de los reflejos y alteraciones del equilibrio aumentando el riesgo de caídas y de sus consecuencias.
Sobre muchos de estos cambios con repercusiones funcionales puede actuar la Fisioterapia para mantener la independencia, retrasar la aparición de patologías, promoviendo un envejecimiento saludable y alcanzando la mayor calidad de vida de las personas mayores.
Durante muchos años, el concepto “envejecimiento” se asoció a enfermedad y discapacidad, hasta que autores como Rowe y Khan incluyeron una categoría denominada “envejecimiento con éxito” que iba más allá del que hasta entonces era considerado envejecimiento normal. A finales de los años 90 la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó el termino envejecimiento activo, definiéndolo como “el proceso a través del cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”.
Por tanto, el término “activo” no se refiere exclusivamente a la capacidad física para mantenerse activo si no a la participación continua en cuestiones de diferentes ámbitos, pero sin duda calidad de vida y salud en la vejez se encuentran estrechamente relacionados. Para evitar conductas sedentarias que son el factor de riesgo de muchas patologías y mantener un estado funcional que permita autonomía en las actividades de la vida diaria la Fisioterapia cuenta con una poderosa herramienta: el Ejercicio Terapéutico.
Antes de centrarnos en él conviene aclarar otros términos similares que pueden generar confusión como pueden ser:
- Actividad física: es cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que resulta en un gasto de energía superior al gasto en reposo.
- Ejercicio físico: es el subconjunto de la actividad física planificado, estructurado y repetitivo, y que tiene como objetivo final o intermedio la mejora o el mantenimiento de la condición física.
- Ejercicio terapéutico: es la prescripción de un programa de ejercicio que involucra al paciente en la tarea voluntaria de realizar una contracción muscular y/o movimiento corporal con el objetivo de aliviar los síntomas, mejorar la función, o mejorar, mantener o frenar el deterioro de la salud. Siendo el Fisioterapeuta un profesional sanitario legalmente capacitado y académicamente formado para realizar tratamientos mediante esta técnica.
Los beneficios y efectos positivos sobre la salud del ejercicio terapéutico han sido ampliamente demostrados mediante estudios científicos tanto en la prevención de diversas patologías como las enfermedades cardiovasculares (hipertensión, la diabetes y la obesidad) como en su tratamiento al igual que de enfermedades psiquiátricas (depresión, ansiedad, estrés), enfermedades pulmonares (EPOC, asma) y trastornos musculo esqueléticos (artrosis).
Especial atención merecen dos patologías neurodegenerativas, el Alzheimer y la enfermedad de Parkinson por su incidencia y elevado grado de dependencia que generan en las personas mayores en los que el ejercicio terapéutico ha demostrado ser esencial dentro del tratamiento interdisciplinar.
Para cada una de estas patologías tras una valoración previa que garantice realizar el ejercicio dentro de parámetros clínicos de seguridad existe una determinada prescripción (frecuencia, intensidad, tiempo y tipo de actividad).
A finales del año 2020, la OMS publicó sus directrices y recomendaciones de forma general sobre actividad física y comportamiento sedentario. En relación a las personas mayores, uno de los aspectos más destacables en el que inciden es que cualquier cantidad de actividad física es mejor que nada. Además, aconseja que realicen semanalmente entre 150 y 300 minutos de actividad aeróbica (andar, nadar, bicicleta) de intensidad moderada, o entre 75 y 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa. Para mejorar su salud recomienda al menos 2 días a la semana realizar ejercicios de fuerza de grandes grupos musculares (sentadillas, empleo de mancuernas…) y 3 días a la semana actividad multicomponente que incluya ejercicios de equilibrio.
Las nuevas directrices reflejan la creciente evidencia de los beneficios de reemplazar el tiempo sentado con una actividad de cualquier intensidad. Con el fin de promover la vida activa y evitar el sedentarismo en las personas mayores, se ha elaborado una campaña específica desde el Ilustre Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Región de Murcia, accesible desde el siguiente enlace: https://cfisiomurcia.com/mayoresactivos/