Un artículo de Sanitas Mayores
La población mundial está envejeciendo de manera acelerada. De hecho, se calcula que en 2050 el 22% de la población será gente mayor de 60 años, pasando de 605 a 2.000 millones en apenas 50 años. Junto a la alta proporción de mayores que tendremos en el futuro, el aumento de la esperanza de vida obliga a los profesionales de la geriatría a buscar fórmulas que permitan garantizar un envejecimiento no solamente sano, sino activo y feliz.
En este sentido, es clave adoptar una visión holística del cuidado de personas mayores que combine los beneficios de la trarapia física, enfocada en la preservación del estado físico de los mayores y la estimulación cognitiva, a través de la terapia ocupacional, esencial para proporcionarles una mejor calidad de vida, y terapias psicológicas, que proporcionan bienestar emocional e integración social.
En las residencias de Sanitas Mayores llevamos años apostando por este modelo con grandes resultados. De la mano de los profesionales buscamos ofrecer a los mayores una amplia oferta de servicios que atiendan a todas sus necesidades de la manera más personalizada posible. Para ello, nos valemos de actividades de mantenimiento cognitivo, terapia ocupacional, ejercicio físico y actividades lúdicas con un claro foco en la prevención.
La estimulación de la memoria, el cálculo, el lenguaje y la capacidad de atención y concentración se vuelven imprescindibles a medida que las personas envejecen. Por ello, es importante ejercitar las habilidades cognitivas a través de actividades que les proporcionen beneficios tanto a nivel de salud física como emocional. La musicoterapia, los debates de actualidad, la lectura diaria de noticias, los talleres sobre viajes o de escritura son solo algunas de las múltiples opciones que existen para ello.
Pero tan importante es mantener las capacidades cognitivas como las sociales. A medida que las personas se hacen mayores, corren el riesgo de caer en la soledad, en el aburrimiento o incluso en el aislamiento social. Evitar que estos pensamientos calen en la mente de los mayores es una prioridad si queremos ofrecerles una buena calidad de vida también durante la vejez.
La terapia ocupacional es una de las mejores vías para lograr que los residentes sigan sintiéndose parte activa de la sociedad mediante actividades significativas para ellos a través de las cuales se consigue estimular su autonomía en las actividades cotidianas, se trabaja la empatía y la motivación, la expresión o la creatividad. La horticultura, los talleres de fotografía, la reminiscencia o el uso de nuevas tecnologías contribuyen a mantener una vida más activa y enriquecedora aportándoles un aprendizaje constante.
Pero para obtener un beneficio completo, tanto las actividades cognitivas como la terapia ocupacional deben combinarse con el ejercicio físico y la fisioterapia. Estas prácticas, adaptadas a las necesidades particulares de cada persona y enfocados en el tratamiento de dolencias o, simplemente, en la prevención y en el mantenimiento de las articulaciones y masa muscular, inciden directamente en la salud física y en la mental.
Y, por supuesto, siempre tiene que haber espacio para el disfrute. Las actividades lúdicas deben ocupar un lugar importante en las residencias como parte del día a día de los mayores que les permita compartir momentos de diversión con el resto de residentes, crear vínculos, estimular la interacción social y fomentar un contacto positivo en distintos entornos. Con ellas se estimulan los sentidos, la emoción y la diversión. El cine, el teatro, los juegos de mesa e incluso la celebración de bailes y las salidas sociales son un aliciente para los mayores a la hora de afrontar la vejez de una manera positiva. Y es que cuidar de los mayores significa garantizar su autonomía, su bienestar físico y emocional y su integración social.